El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández defendió a la trader Palmat, que cobró 15% de comisión para las ventas de maquinaria agrícola a Venezuela. Y argumentó: "A veces los trámites no son sencillos. Nadie entra por derecha".
Para el funcionario, la intermediación de traders son habituales en operaciones comerciales bilaterales: aseguró que Brasil utiliza la misma compañía para venderle bienes también a Venezuela. Y agregó que cobra las mismas comisiones.
"Sólo algunas compañías como La Serenísima pueden evitar ese tipo de gestiones", concluyó.
La empresa Palmat International, sería según el diario Clarín, "la misteriosa empresa bendecida por los gobiernos de los Kirchner y de Hugo Chávez para cobrar el 15 por ciento de comisión de las ventas de maquinaria agrícola que fueron intercambiadas por fuel oil caribeño gracias a un convenio de Cooperación Económica firmado por ambas administraciones".
Indudablemente el deskaro y la desfachatez no tienen límites en este kirchnerato, y su vocero estrella, el Kaníbal Fernández, actual Jefe de Gabinete, ex Ministro del Interior y ex Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, que tanto sirve para un fregado como para un lavado, ha llegado al extremo de admitir sin vueltas que conoce los vericuetos de corrupción y nada hizo al respecto, siendo su obligación legal denunciarlo ante la Justicia- pero en su lógica kirchnerista no ha hecho nada pues lo considera una “normalidad”.
La enormidad y desproporción de las “komisiones-koimas” en el tráfico comercial entre Caracas y Buenos Aires que llegaban al 15% son toleradas entre la Argentina y Venezuela, pues para ambos países resulta normal confiscar una porción de las supuestas ganancias que obtendrían los empresarios bendecidos por la posibilidad de colocar allí sus productos. Obviamente sólo pueden pagarse esas tremendas y exorbitantes cantidades por una intermediación improductiva si en forma simultánea se obtuvieran generosas dádivas o exenciones fiscales, pues ningún industrial puede tener un margen de ganancia que pueda tolerar tan desmedidas “mordidas”.
Va de suyo que, acostumbrado a esos negociados, el inefable Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, en una especie de sincericidio admitió sin ambages (¿acto fallido?) que “Nadie entra por derecha” a ese círculo áulico de komercio internacional.
Muy livianamente Kaníbal Fernández, sostiene que Brasil paga esos mismos porcentajes, pretendiendo con ese argumento justificar lo injustificable. En primer lugar, eso es falso, y en segundo término, si así fuera, nadie podría comparar la calidad y cantidad de exportaciones que Brasilia hiciera hacia Karakas. El país más grande y poderoso de América del Sud, difícilmente traicionaría a su pueblo importando combustibles con sobreprecios, mucho menos si encima lo produjese a menor costo y les sobrase, pues ello implicaría una verdadera administración fraudulenta que merecería el repudio de ese pueblo con sentido de nacionalidad y pertenencia.- Me atrevo a decir que ni siquiera en Bolivia se le admitiría a Evo Morales realizar tan perjudicial comercio.
Sólo la Argentina importa gas de Bolivia pagando un precio superior al que cobra al exportárselo a Chile. Este absurdo cuesta millones de dólares al Estado Argentino.
La habitualidad de convivir con la corrupción, y ser parte de ella, ha llevado al Jefe de Gabinete a esta pública admisión, confiando seguramente en que (como sostiene mi gran amigo el Ingeniero Tomás Persichini) “No hay nada más respetable que una larga impunidad”.
Qué pasará cuando los jueces “Delivery”, que vienen entregándole al Gobierno lo que éste les pide (como en el caso del sobreseimiento del matrimonio presidencial en las causas por enriquecimiento ilícito, o en el reciente sobreseimiento del ex Secretario de Medios Enrique “Pepe” Albistur, o en los pronunciamientos que anularan las medidas cautelares protectoras de las reservas del Banco Central) se cansen de cajonear expedientes vinculados a tantas desprolijas muestras de corrupción, ¿será la cárcel el camino que recorrerán los KK?
Hoy, lo mínimo que correspondería es que el H. Congreso de la Nación interpelase al Jefe de Gabinete de Ministros sobre sus dichos que implican una clara connivencia, enkubrimiento y omisión de sus deberes de funcionario público.
¿Acaso no recuerda las supuestas lecciones que debió haber recibido al cursar su carrera de Abogado?
Enrique A. Piragini