Del affaire de las escuchas telefónicas que acarreara el procesamiento del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el cándido Mauricio Macri, por parte del juez estrella Norberto Oyarbide, pueden extraerse algunas interesantes conclusiones relacionadas con un singular comportamiento de los Magistrados Fiskales.

Ante todo cabe señalar que, total no se respeta, existe una Ley de Ética en la Función Pública, cuyos lineamientos parecen desconocer los funcionarios públicos KK.

En los comienzos de la presidencia de NK, el Fiscal Norberto Kuantin, ocupó la Secretaría de Seguridad Interior de la Nación, llevándose consigo a su mano derecha (obviamente muy “de derecha”) el Fiscal de Instrucción José María Kampagnoli, recordado por ser el primer Fiscal que pidió en su favor un hábeas corpus frente al temor de ser detenido por una investigación judicial en su contra, en un rapto de creatividad tan original como absurda, máxime cuando debería dar el ejemplo del respeto por los jueces. Ahora resulta más que evidente por qué desembocamos en que, tanto el Jefe de Gabinete Kaníbal Fernández como la Presidente de la Nación, se alzan contra los pronunciamiento judiciales que les son adversos o inconvenientes.

Pero lo más interesante de esta situación es que, tanto Kuantin como Kampagnoli, inauguran una modalidad que se puso de moda. Sin renunciar a sus kargos de fiskales, pidieron licencia especial y fueron a ocupar kargos en el Poder Ejecutivo KK, manteniendo el reaseguro de su quintita para cuando fuesen eyectados de sus kargos. Tan buena estrategia les sirvió para retornar a sus cómodos silloncitos como si no hubiese pasado nada.

Vale recordar que Kuantin y Kampagnoli están procesados por su ilícita intervención cuando fuera tomada la Comisaría 24ª del Barrio de la Boca, de la Policía Federal Argentina por parte de piqueteros K al mando del inescrupuloso “Luis D´Elira”, pagando los platos rotos el titular de la dependencia tomada –y saqueada, pues desaparecieron distintos elementos de seguridad, armas, municiones y hasta un cuadro del Maestro Quinquela Martín (quien no merece ser mencionado como Kinkela por respeto a su memoria)- el Comisario Cayetano Greco. La juez de turno interviniente, titular del Juzgado de Instrucción nº 1 Dra. Crotto, dio orden de desalojar la Comisaría tomada, pero desde la Sekretaría de Seguridad Interior, Kuantin dio contraorden enviando a su ahijado Kampagnoli, y utilizando los servicios del juez federal Norberto Oyarbide (el que luego sobreseería en tiempo record al matrimonio presidencial en la causa por enriquecimiento patrimonial) desautorizaron a la magistrado quitándole la causa.

A imagen y semejanza de estos Fiskales, uno que regresó a su cargo de Fiscal ante la Cámara en lo Criminal y Correccional, y el otro a la Fiscalía de Saavedra, Nuñez y Belgrano (donde recrudeció el delito exponencialmente, especialmente violaciones y homicidios, además de tiroteos y robos) otro Fiscal, esta vez Federal, Karlos Stornelli, pidió un tratamiento similar, invocando la igualdad ante la ley (es decir, igualdad de privilegios) y obtuvo licencia mientras ocupaba el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, donde hizo un papelón y ahora volvió, lo más campante como si nada hubiese sucedido, a su despacho en Komodoro Py. Obviamente la kausa Skanska  estuvo kajoneada esperándolo en su despacho.

Por eso cuando salió a luz que el ex juez federal Guillermo Montenegro, renunciado después de algunos “servicios especiales”, hoy Ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, también involucrado en las supuestas pinchaduras realizadas por Ciro James, se despegó del Ing. Macri y puso como abogados defensores a los integrantes del Estudio de la esposa e hija del Prokurador General Fiskal Esteban Righi (bufette donde también trabaja la señora de Montenegro la Dra. Labat), logrando (¡vaya sorpresa!) el inmediato sobreseimiento por parte del juez Oyarbide (que ahora también tiene a su cargo la causa Skanska) resulta evidente el tráfiko de influencias del Fiskal General Righi, aunque para beneplácito de todos los clientes del estudio jurídico de su familia –la mayoría funcionarios o ex funcionarios kirchneristas imputados en kausas por corrupción- esto sería laudatorio y para nada reprochable.

¡Cuántas cosas nuevas trajeron los K desde su terruño sureño! Además de hacer conocer, y progresar, Kalafate, también nos deslumbran con el eficiente manejo de su economía, no privándose siquiera de artes de magia, por aquellos fondos de Santa Cruz desaparecidos.

Es verdad que han traído una “nueva” política: ni siquiera ocultan su desfachatez.

Enrique Piragini