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Un domingo K

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KIRCHNER ADULADO, PERDÓN... ENTREVISTADO POR LOS MEDIOS
KIRCHNER ADULADO, PERDÓN... ENTREVISTADO POR LOS MEDIOS

Como no podía ser de otra manera, el domingo 23 de mayo la diva periodística fue el presidente Kirchner, con motivo de cumplir dos días después un año de gestión. La edición del gran diario argentino, salía con fritas al ostentar en página central una entrevista motorizada por Eduardo van der Kooy, Julio Blanck, Eduardo Aulicino y Alberto Amato. Y, para la noche, se anunciaba con bombos y platillos un reportaje al Pingüino K efectuado por el inefable Luis Majul.

 

Como se puede apreciar, dos platos fuertes muy aptos para una jornada dominical plagada de lluvia y frío.

“Cuando entré aquí, este despacho no tenía ni llave. Me acerqué a la ventana, miré el horizonte y confirmé la dimensión de la crisis argentina: un país muy fracturado, con las esperanzas dormidas, con una dirigencia política, todos, me incluyo, más preocupados por el enfrentamiento coyuntural que por un proyecto estratégico. La verdad es que el desafío sigue siendo una inmensidad. Pero hace un año era segundo a segundo, y hoy es minuto a minuto. La gobernabilidad en la Argentina es una tarea ímproba. Por eso siempre digo que estamos en el infierno. Pero hemos alcanzado a subir dos escalones. Soy optimista, pero cada paso cuesta”, comenzó el fuego Kirchner al cuarteto de Clarín que lo escuchaba con atención. Es fácil de adivinar la escena, aún haciendo abstracción de las fotos que ilustran la edición matutina. K con su habitual estilo que destila cuando se siente entre amigos, y los hombres de prensa preguntando y asintiendo mientras paladean un café. Un cordial reportaje, pero con algunas aristas interesantes que se desgranarán a continuación.

Un infaltable del mismo, fue la continua referencia al romance entre la siempre veleidosa opinión pública y K. “Están casi ahí (los índices de popularidad). No es que haya romance. Muchos nos acompañan de acuerdo en muchas cosas, en desacuerdo en otras. Pero los argentinos no quieren perder más tiempo, quieren que las cosas se hagan lo mejor posible para que podamos avanzar”. ¿No era que las encuestas sólo servían para mostrar una realidad de cartón pintado, esos famosos fuegos de artificio?. Pero sigamos yendo por partes. Por momentos K se muestra como un conciliador, una suerte de emisario destinado a la titánica tarea de la “inclusión social, que se reconstruya la clase trabajadora, pero también la clase media, que considero fundamental para el proceso de recuperación. No se puede reconstruir la Nación sin la movilidad social de la clase media. Fue el motor y el hecho distintivo de la Argentina nuestra clase media. Y hay que trabajar para que salga de la pauperización a la que la llevaron. Confío en ellos, en alianza con los trabajadores y los empresarios nacionales”. Algo así como una reedición de aquella famosa comunidad organizada, parida por Juan Perón en la década del 40, y liquidada por su auto erigido mejor alumno Carlos Menem en los nefastos 90. Justamente este último, que recientemente lo tildó de ultraizquierdista. En el interesante convite verbal no faltaron ingredientes de peso, debidamente sazonados. Uno de ellos fue, de cajón, su endilgado mote de personalista cuasi autoritario. Pingüino K respondió rápido que “yo soy como me ven, como me conocen. Ni depresivo, para nada, ni eufórico. Tengo siempre un optimismo racional, Tengo ilusiones, tengo sueños. Pongo mucha fe en lo que hago. Y tengo una profunda capacidad de autocrítica. Lo que pasa es que ustedes han encontrado una nueva forma de gobernar. Yo estoy todo el día aquí adentro. Me reúno con todos mis funcionarios. Hubo otros que preferían gastar el tiempo en otras cosas. Yo consulto a todo el mundo, después sintetizo y tomo la decisión que corresponde”. Ergo, es humano y no un titán que está por arriba de los mortales porque las encuestas dibujadas así lo decretan. Y si es “uno de nosotros”, se tiene que bancar las críticas constructivas sin saltar como leche hervida.

Un punto interesante de la charla, fue la relación entre K y el periodismo, justo en un momento donde arrecian las acusaciones de aprietes, control y censura. “Si alguien escribe algo que no me gusta, con lo que no estoy de acuerdo, si la confianza me lo permite le digo: "Mirá, yo pienso diferente". Y él tendrá su postura y yo la mía. Creo que hay una clase política argentina que les dice a los periodistas lo que quiere escuchar. Van a hablar a sectores liberales y les dicen lo que quieren escuchar. Y van a hablar a un sector progresista y les dicen a los progresistas lo que quieren escuchar. Tenemos que terminar con esa hipocresía. Yo creo que fortalezco la libertad de prensa discutiendo este tipo de cosas”. En vista de esto, sería más que interesante que los responsables de este sitio comprueben esto en carne propia, bajo la forma de una entrevista que está demorada desde agosto del año pasado.

Pero el auténtico plato fuerte, lo constituyó una pregunta maldita. Ahí va: ¿Usted qué siente cuando ve que los piqueteros queman Repsol? La respuesta contundente, encierra bastante de desconcertante: “No fueron los piqueteros... Fueron grupos que no sé por qué hicieron eso, pero da para todo tipo de análisis. Es una expresión de la Argentina que no queremos. Es algo muy malo y que no sirve. Porque conociendo a muchos que se han manifestado por la lucha social, por la búsqueda de trabajo, yo no puedo creer que tengan una agresividad de ese tipo. Son cosas mucho más armadas por algunos grupos que creen que así se pueden solucionar las cosas. Y por otros que saben que así no se solucionan, pero los mandan a hacer ese tipo de cosas. Una cosa es la protesta social y otra los actos de vandalismo. La protesta social jamás debe ser criminalizada. Y uno tiene que comprenderla aunque a veces piense que quienes la ejecutan no tienen razón en lo que hacen. Los actos de vandalismo deben ser juzgados porque atentan contra la convivencia democrática. Ante quienes tratan de victimizarse para recobrar la inserción perdida y no tienen nada que ver con quienes de verdad buscan trabajo, yo opté por el mal menor. Pero no voy a dejar de aplicar la ley”. Entonces, ¿quiénes en cámara resolvieron “quemar Repsol”? ¿Los mismos que metieron las bombas en la Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2003?. Por algo este suceso lamentable, aún permanece en las sombras. Francamente, no se puede entender que pretenden estos cuatro periodistas, insistiendo siempre de manera encubierta, que el mal mayor de la Nación argentina son los piqueteros y por eso es necesario reprimirlos con todo el peso de la ley. ¿No tuvieron bastante con la matanza del Puente Pueyrredón, que pretendieron minimizarla al aceptar como válida la mentirosa versión oficial?

Auténticamente, de terror.


K por K, ante Luisito

Luis Majul anunciaba fervorosamente a las 21 del citado domingo, que el reportaje al presidente era el único que este le concedió a la televisión vernácula. Si el lo dice, por algo será. Estos son los tramos más salientes, que seguramente serán del deleite de muchos:

-Hemos subido dos escalones del infierno, pero no salimos.

-Uno no es Mandrake, pero hay que tratar de equivocarse lo menos posible, estando a la altura de este período histórico actual.

-El quiebre del 2001 fue muy grande. Siempre está en juego la gobernabilidad en la Argentina, porque hay intereses muy grandes. Las presiones y las extorsiones de las empresas ganadoras de los 90. Los intereses vienen y quieren más.

-Las reuniones con los empresarios no son reuniones de caballeritos, son los mismos de la década pasada. Ignorar el poder que tienen, es ignorar la realidad.

-No pude dormir la noche que vi a Blumberg. Esta violencia organizada y corporativa, nace con la corrupción del Estado nacional.

-Lo de la ESMA no fue un error, nunca quise descalificar a quienes trabajaron con los derechos humanos.

-Las empresas aprovecharon el momento de mi enfermedad, para golpear. Es cierto que taparon los pozos de gas. Pero vamos a superar la crisis energética.

-Estos analistas que siguen hablando hoy, pero nunca pagan los costos de lo que analizan.

-Me encanta la prensa crítica, el debate de ideas. No hay ni censura ni apriete, Radio Nacional está abierta para el que quiera.

-La plata de Santa Cruz está en Suiza.

-No me duelen las críticas de Elisa Carrió, pero cada uno tiene que hacerse cargo de las cosas que dice.

-Yo converso con todos los ministros.

-No quiero quedar preso de grupos corporativos, pues creo más en la movilidad social.

-Con Duhalde tenemos acuerdos y diferencias.

-No hubo luna de miel con la sociedad, pues ninguna dura tanto tiempo.

-Los empresarios no tienen porqué influir en la conformación de la política argentina. En esta mesa, he sufrido todo tipo de presiones pero tengo que estar al lado de la sociedad y del orden.

En suma, un pequeño compilado de verdades K básicas, para que a un año del inicio de su gestión, no queden dudas acerca del pensamiento de este para muchos atípico primer mandatario. Por lo menos, el que muestra ante flashes y cámaras.

 

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