El tsunami inflacionario arrasa contra todo vestigio de estabilidad, en medio del fervor popular mundialista y de una psicosis de falso chauvinismo que pretende eclipsar la dura realidad económica.
Con su descontrol habitual, la administración Kirchner busca afanosamente dejar un campo minado al próximo gobierno, acumulando, en un país fracturado y empobrecido, multimillonarias deudas y una gran crisis de infraestructura.
El modelo está dando muestras de un agotamiento insalvable y apunta a un callejón sin salida.
La alta tasa de inflación en dólares que registra el país no encuentra precedentes y el perfil productivo está mostrando claros síntomas de envejecimiento, debido a la falta de inversión.
La especulación financiera florece al amparo de las garantías brindadas por el propio gobierno, a partir de sus desmanes fiscales y financieros.
El proceso de transformación del gobierno matrimonial o "la construcción destructiva" se produce en medio de una profunda división de la sociedad y va llevando a la Argentina a una grave fractura.
La devastación inflacionaria está creando un enorme desplazamiento de miles de argentinos hacia la pobreza, va dejando a una minoría de privilegiados vinculados al poder con fortunas incalculables y el crecimiento de bandas vinculadas al negocio del juego y el tráfico de narcóticos.
El ilusorio boom de consumo de bienes durables no es otra cosa que el revés de la moneda inflacionaria: una liquidación de ahorros y una huida desesperada del peso. ¿Hacia dónde se dirige una sociedad sin ahorro? ¿Quién va a invertir en un país que no tiene ahorros? ¿Cómo se van a superar las graves fallas de infraestructura que tiene el país? Los cortes de gas y luz, los trágicos accidentes de tránsito en las rutas y las diarias interrupciones en los servicios ferroviarios son un paradigma de la crisis. El "affaire" Metrogas se constituye en la muestra más acabada de un gobierno que lleva al país a un estado de ruinas.
Pero la inflación se está cobrando más víctimas: los jubilados.
Lejos de tomar con seriedad el grave problema que afronta el sistema provisional, el gobierno echa mano a los recursos de la ANSES y deja a millones de pasivos sin posibilidades de una vida mejor.
El concepto de caja única con el que se maneja la administración Kirchner esconde la realidad del régimen provisional: el sistema jubilatorio está quebrado y a futuro presenta un gravísimo problema social que deberá enfrentar el próximo gobierno.
El 50 por ciento de los recursos que maneja la ANSES proviene de fondos del Tesoro y no de la recaudación provisional. La continuidad de imponer cargas sobre el empleo demostró que es inviable para financiar el sistema, al tiempo que deja a millones de trabajadores activos en la informalidad, debido a que muchas empresas no pueden afrontar la carga fiscal. ¿Quién se hará cargo de esos futuros jubilados que no han realizado aportes?
4/5 de los jubilados cobran menos de 1.000 pesos y se ven empobrecidos por la devastadora inflación, con una atención médica deficiente. Al cabo, el gobierno va alcanzando su cometido y va convirtiendo a su ancianidad en un osario.
La crisis europea lleva a los gobiernos del viejo continente a revisar su sistema jubilatorio porque no hay forma de financiar la ancianidad y estudia implantar el sistema de capitalización. La administración Kirchner destruyó el sistema de capitalización privada para financiar su gasto ineficiente y el clientelismo político. Se repite el esquema que llevó a la quiebra en los `90: mala liquidación de haberes, juicios contra el Estado, millones de dólares de deuda. De acuerdo con cálculos extraoficiales, se estima que el Estado acumula más de 200.000 demandas por mala liquidación de haberes jubilatorios. El fuero previsional está colapsado y la Justicia no encuentra salida a esta avalancha de procesos. ¿Quién pagará esa cuenta?
Es el núcleo del modelo. El pogromo inflacionario. Desplazamientos, pobreza, marginalidad, exclusión social. Una sociedad fracturada en partículas, asolada por una ola criminal que cada día cobra más víctimas. Es el modelo fascista en toda su magnitud.
Miguel Angel Rouco
DyN