"Yo voy a hablar todo el tiempo que sea necesario hasta que los accionistas del sector privado reconozcan la necesidad de que el órgano no se modifique. No hay ninguna posibilidad de modificar el único órgano donde el Estado tiene mayoría. Que discutamos hasta ponernos de acuerdo, (pero) acá no se va a votar bajo ningún aspecto. Y vamos a seguir hablando hasta que esto se salde, por la razón o como reza la bandera de nuestro hermano país chileno... No hay ninguna posibilidad de que acá se vote. ¡Soy claro y contundente! Nosotros, empezando por el secretario de Estado Moreno más toda su gente, se banca lo que se tenga que bancar, pero acá no se vota. Clarito y contundente. No la voy a entregar (la palabra)… Todos mis funcionarios varones, a partir de este momento, se bancan lo que tengan que bancarse. Acá no se vota. ¿Está clarito…? Acá no se vota".
Muchos son los calificativos que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno ha sabido sumar a su extensa currícula de amores y odios, desde aún antes de su imperativa alocución del jueves pasado en
Pese a la actitud de prevención para evitar que se observen sus dotes histriónicas, los muchachos que acompañan habitualmente al secretario no tuvieron en cuenta que, igualmente, quedaron grabadas sus palabras y, sobre todo, sus tonos, muy parecidos a aquellos de triste memoria que, remarcando las frases, utilizó el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri cuando proclamó, dando órdenes de milico y con una voz aguardentosa muy similar, que "las urnas están bien guardadas".
Para el kirchnerismo, el buen Moreno siempre resultó la encarnación de la lealtad y la valentía, casi un cruzado y así se lo han reconocido públicamente un par de ministros, tras este último episodio.
En cambio, para los socios privados del emprendimiento que provee papel para diarios, el secretario ya hacía rato que se había recibido de demonio, algo así como un maleducado que no guarda ninguna forma y que se lleva todo por delante. Dicho en su propio modo de concebir la vida desde la esquina, Moreno podría asimilarse a un apretador profesional, lo que el diario "
Quizás tampoco el juez que tiene el pesado expediente de Papel Prensa bajo su órbita, Eduardo Malde, se haya sentido demasiado cómodo con los dichos burlones de Moreno hacia su investidura, ya que el funcionario ordenó apagar las luces y repartió guantes de boxeo y cascos para hacer más "civilizada" la pelea que él imaginaba se podía dar en la reunión, para así "cumplir con la manda judicial" que le pedía moderación, tal una advertencia anterior del juzgado hacia sus modos.
Sus defensores dicen que el invitar a pelear con protección fue una "ironía" de Moreno, mientras que los detractores entienden que el show que armó con esos elementos lo muestran en plenitud como un verdadero cachafaz.
La voz cantante de Moreno exigía mantener dos miembros del Estado y uno sólo de Clarín y
Además, la referencia inconclusa que hizo a Chile es en realidad al escudo nacional que, como lema patriótico, señala "por la razón o por la fuerza", lo que parece ser, sin dudas, el colofón de lo que pretendía Moreno, quien sabía que perdía, una variante de aquello que en los años del "fraude patriótico" se llamaba "volcar las urnas".
Otro dirigente de peso muy afín al kirchnerismo, quien dio que hablar durante la semana y empequeñeció bastante las barbaridades de Moreno, fue Hugo Moyano. El camionero habló de la inflación y se pareció más un representante de las empresas, los cuentapropistas o los comerciantes, quienes tienen mecanismos de defensa contra el flagelo, que de los propios asalariados. Sin ninguna vergüenza y seguramente anteponiendo sus intereses políticos a los sindicales, el titular de
Si de historia se trata, "inflación cero" fue un eufemismo que impuso Juan Perón en 1974, para tratar de mejorar el poder de los salarios a partir de controles de precios, justamente la especialidad de Moreno, lo que luego derivó en el "rodrigazo".
Impuesto más regresivo que la inflación no existe y la "movilidad", en todo caso, es descendente. Hoy, pese a que el camionero los relativice, los factores de creación de tensiones inflaciones están presentes a partir del aumento del gasto público, la falta de inversión que no permite que la oferta alcance a la demanda, las expectativas de ajuste que hacen que la gente se cubra "por las dudas" y más dinero en la calle por aumento de la emisión.
También en la semana hubo referencias muy directas a la inseguridad, aunque como es su costumbre, el gobierno nacional volvió a cargar contra los procedimientos de
Este "échale la culpa al otro" ha llegado después de múltiples episodios muy graves, en los cuáles las autoridades nacionales prefirieron barrer una vez más debajo de la alfombra o bien no referirse a los hechos que conmocionan a diario a la opinión pública.
La posición del Gobierno fue defendida al unísono con argumentos calcados por Cristina Fernández y por Néstor Kirchner, a quienes salieron a amplificar los ministros Aníbal Fernández y Florencio Randazzo, con argumentos que bien hubiesen sonado articulados si el kirchnerismo hubiese llegado al poder en 2009. Pero después de siete años de administración, los argumentos sonaron más como excusas de compromiso que como firme vocación de cambio.
Por lo diferente y jugado, en relación a lo que es la mecánica kirchnerista que a veces invita a pensar que se desliza hacia el pensamiento único, sólo se notó algo distinto en el armado de Daniel Scioli a favor de encontrar soluciones en común con otros sectores políticos, aún a riesgo de que los K de paladar más negro le pasen facturas o le sigan inventando candidatos para que compitan contra él en una interna.
Para buscar soluciones en común, el gobernador bonaerense lideró a mitad de semana un encuentro plural con casi todos los sectores con representación legislativa de ambas cámaras, junto a los senadores nacionales de la provincia José Pampuro e Hilda González de Duhalde, distanciados desde el salto de Pampuro al kirchnerismo, e intendentes de distintos partidos políticos.
Del encuentro únicamente no participó
En tanto, en
La postura de la dirigente chaqueña quedó plasmada en una Carta donde expresó sus valores, defendió sus principios y acusó dentro del Acuerdo a los "que manejan los hilos desde atrás" para que nada cambie. Si hay algo que Carrió detesta es que se compare al ACS con
Algunas voces de
Más allá de que
Si bien esta deserción no consumada fue celebrada en el Gobierno con socarronas sonrisas, los contrapesos de resistencias sociales pueden encontrarse en los discursos erráticos, como el de la inseguridad y en las actitudes dirigenciales de malos tratos, que incluyen la subestimación y el autoritarismo, tal como lo expresaron las posturas iluminadas de Moyano y Moreno.
Para colmo de males, en su pasión por ser leales, ambos kirchneristas dejaron flotando dudas sobre el matrimonio presidencial, sobre todo cuando éstos se refieren, desde los atriles, al "modelo" como algo intocable que ya se ha hecho carne en
Si se trazara una línea entre estos conceptos de tribuna dichos el jueves por
Hugo E Grimaldi
DyN