Era de esperar que como consecuencia del dislate económico a que nos tiene acostumbrados el “modelo K”, se hiciera imposible cumplir con el programa monetario. También era previsible que la solución viniera de la mano de la contabilidad creativa.

En esa inteligencia entonces, el pasado mes de julio, frente a la excesiva emisión monetaria que viene realizando el BCRA y que como se sabe, genera cada vez mas inflación; se simuló la reducción del excesivo circulante mediante una maniobra por la cual cifras expuestas en las cuentas de organismos públicos fueron remitidos en apariencia desde sus cajas de ahorro o cuentas corriente a los plazos fijos para aparentar la reducción del efectivo, en este caso el llamado M2 que se compone de efectivo y otras cuentas a la vista.

Si bien la maniobra no tiene apariencia de ilícita, lo que resulta interesante es la forma y momento en que se hace, lo inesperado y desesperado del movimiento como si se trata siempre de manotazos de ahogado, que lo único que logran es prolongar más la agonía.

La acción en sí, solo deja en evidencia un claro alejamiento de lo que significa contar con una verdadera política monetaria, estrategias capaces de resolver situaciones en lugar de improvisarlas.

Un dato revelador es que el volumen de transposición entre los diferentes rubros del activo hace tiempo no se observaban, exponiendo mas la desesperación oficial por ocultar las cifras reales que otra cosa.

La pregunta entonces parecería ser muy obvia, ¿por qué?

Se ha conocido en estos días la intención del Gobierno de financiar su déficit tomando nueva deuda externa, de hecho, esa siempre fue la idea subyacente a partir del nuevo canje que tanta polémica produjo en los últimos meses.

Aparentemente, esta intencionalidad comenzaría a materializarse el próximo mes de septiembre.

Al respecto, cabe señalar que nuestro país, además de tener un presupuesto anual, desde 1997 elabora uno plurianual a tres años para cumplir con las exigencias del FMI de aceptar sus recomendaciones, y asimismo llevar a cabo el Plan Nacional de Inversiones contemplado en la Ley de Solvencia Fiscal.

Entre los datos relevantes del mencionado presupuesto plurianual encontramos fundamentalmente los referidos al PBI, inflación, balanza de pagos y el esquema detallado de la cuenta Ahorro-Inversión-Financiamiento para proyectar el futuro económico nacional, realizar proyecciones económicas y fiscales a mediano plazo.

La siguiente pregunta sería entonces, ¿tendrán alguna relación la inesperada contabilidad creativa, los fundamentos del presupuesto plurianual y los planes del gobierno de volver a tomar deuda externa para financiar el déficit?

Recordemos que el adelantamiento de las elecciones es altamente probable, dato para nada menor si se analizan las variables expuestas en párrafos anteriores.

Nidia G. Osimani