No es ninguna novedad, a esta altura de las circunstancias, que Néstor Kirchner provoca en la población una suerte de “sentimiento encontrado”.
Como ocurre generalmente con hombres y mujeres de fuertes personalidades, Kirchner es de aquellos que se odian o se aman. Es muy raro encontrar a quienes les resulte indiferente.
Tampoco es ninguna novedad que aquel caudal de imagen positiva que tenía en sus primeros meses de gobierno, allá por mediados de 2003, que alcanzaba casi un 80% —que en honor a la verdad era más una expresión de deseo que una convicción— hoy se revirtió de manera exactamente inversa.
Hay muchas cuestiones que, por razones éticas, la inmensa mayoría de los medios no publican. En ese marco, no se ha hablado de los gritos e insultos que se oían por parte de las personas que pasaban en la madrugada del domingo por la puerta de la clínica donde estaba internado el ex mandatario, deseándole lo peor.
La inmensa mayoría de las personas comunes y corrientes, el ciudadano de a pie, en realidad, le desea a Néstor lo peor.
Sin embargo, y si lo analizamos fríamente, lo mejor que puede ocurrir, para todos aquellos que le desean a Néstor lo peor, es que se recupere. No sólo que se recupere, sino también que se presente en las elecciones presidenciales de 2011. ¿Por que?
Es simple. Será una gran satisfacción ver derrotado a Kirchner, por quien sea, en las elecciones. Será un enorme placer verlo a él, y a sus secuaces, salir con la cabeza gacha, y será un enorme placer, por último, ver a toda la banda del Frente para la Victoria, una vez que no manejen a su antojo la Justicia, desfilar por infinidad de juzgados rindiendo cuentas de la gran cantidad de delitos que cometieron.
Sólo a título de recordatorio podríamos citar desde los ya emblemáticos fondos de Santa Cruz hasta la justificación de su fortuna, pasando por el falso título de abogada de Cristina. Sólo, como dijimos, por citar algunos casos.
Por eso, necesitamos que Néstor se recupere pronto, que aguante hasta fines del 2011 y no nos prive a los argentinos de ese enorme placer que será ver a semejante personaje humillado, derrotado y tras las rejas, junto a sus cómplices, por supuesto.
Ese es el motivo por el que desde este humilde sitio, le deseamos al ex presidente una pronta recuperación y que por favor siga con su proyecto del “vamos por más”.
Así, por lo menos, al final tendremos algo que celebrar.
Pablo Dócimo