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La inexistencia de lo sobrenatural

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AYER MILAGROS, HOY FENÓMENOS
AYER MILAGROS, HOY FENÓMENOS

Mucho se ha especulado a lo largo de los milenios, acerca del mundo y el hombre, llenando las bibliotecas de libros desde la invención de la escritura hasta el presente.

 

 Hoy día, vemos cómo la moderna electrónica ha venido en ayuda para la difusión de la palabra inundando el Globo Terráqueo con escritos de todos los tiempos, al punto que la web se ha convertido en una gigantesca biblioteca virtual.

 La palabra escrita, a pesar de su lentitud al principio, en el pasado remoto, obrada por nuestra mano y la pluma, ha sido indudablemente el método más eficiente para la comunicación de los pueblos del orbe, desde la más remota antigüedad; y para la difusión del conocimiento constituyó y constituye una auténtica piedra angular.

Luego, ciencia, tecnología y palabra escrita, han cambiado el mundo desde una visión miope de la realidad, hasta los grandes logros de nuestros días en materias tales como astronomía, física, química, biología y psicología, por ejemplo.

 Si despertaran hoy nuestros remotos ancestros, verdaderamente creerían hallarse en otro mundo, y los creyentes en la resurrección se harían la inquietante pregunta acerca de si este, nuestro mundo presente, no sería tal vez el soñado “paraíso”; aunque, no transcurrido mucho tiempo, se percataran de que se hallan en realidad en el dantesco infierno si aparecieran en países en guerra con sus mortíferos artefactos bélicos.

 Mucho de lo que en sus tiempos, se consideraba como milagros, ahora lo apreciarían como fenómenos naturales, y en otros múltiples casos como meras fantasías.

 Si acudimos a la historia, hallamos una relación directa: cuanto más remotos son los tiempos, mayor número de prodigios y viceversa, cuanto más avanzamos en conocimientos, menor cantidad de milagros detectamos. ¿Quién cree hoy en vampiros chupasangre representantes del mismísimo demonio de los pasajes bíblicos y otros textos antiguos de distintos pueblos; machos cabríos presidiendo aquelarres; brujas volando montadas sobre escobas y hombres lobos acechando a sus víctimas en los bosques?

 En ciertas capas sociales de poca cultura, podemos hallar aún resabios del pasado en materia de creencias milenarias, pero el ciudadano medio, absorbido por la vida moderna, no se acuerda siquiera de concurrir todos los domingos a misa, siendo católico a congregaciones o asambleas de fieles siendo protestante en los países de influencia cristiana.

 Hoy, cualquier niño de corta edad, nos habla de evolución de las especies vivientes; de primitivos habitantes del Planeta como los dinosaurios y otros “fabulosos” especímenes.

 En cualquier enciclopedia podemos hallar a nuestros lejanos ancestros como el australopiteco, el pitecántropo, el hombre de Neandertal y el Homo sapiens primigenio, amén de una ilustración sobre la evolución del resto de todos los seres vivientes, vegetales y animales, desde el microscópico protozoario hasta la descomunal ballena azul. De la Tierra fija del pasado, como centro del universo con los astros girando a su alrededor, a un globo terráqueo orbitando al Sol que es una estrella más de una galaxia denominada “lechosamente” Vía Láctea, acompañada de miríadas de otras galaxias que se pierden en la lejanía cósmica.

 El hombre, según los antiguos, surgido de las manos de un cierto dios creador a quien al parecer le gustaba moldear figuras de barro, tal como lo imaginaron los antiguos ignaros, pasó a ser en la actualidad solo una etapa de una larga tortuosa evolución desde un unicelular, pasando luego por una especie de mono inteligente, hasta un sabio en algunos casos.

 Todo es cuestión de épocas, amigos lectores, épocas vividas; y hoy, gracias al conocimiento científico y a la alta tecnología, nos podemos felicitar de haber arribado a un periodo de superluces (parangonando un poco al famoso y ya lejano Siglo de las luces, cuando despertó Europa de un largo letargo de oscurantismo, superstición e ignorancia plena inflamada de religión).

 Y hoy, gracias a la ciencia vivimos más cómodamente, más libres de epidemias y pandemias y de un sinnúmero de achaques como en el pasado, sin tanta mortandad infantil, sin tantas hambrunas por doquier, plagas o perseguidos por estar endemoniados según el clero; sin brujas montadas sobre escobas voladoras, ni quemas de endemoniadas detectadas por ciertas señales y otras sandeces y atrocidades.

Sólo nos resta gritar para que oiga el mundo entero: ¡viva la sana ciencia! ¡Desaparezcan todas las pseudociencias que aún se arrastran del pasado y las que se inventan en el presente para embaucar a la gente!

 

Ladislao Vadas

 
 

21 comentarios Dejá tu comentario

  1. Estimado Aldo: Respeto tus creencias. Vos señalás que creés en que el Universo es eterno. Y decís que es indemostrable. La existencia de Dios también. Al menos por la razón pura. Lo que por la razón sí podemos hacer es acercarnos a la verdad. Y si hay un universo que existe (demostrado), hay necesariamente un principio activo. O al menos así nos lo enseñó la Ciencia. Entiendo que vos tal vez no lo ves así. Pero al menos podremos convenir que desde la lógica, el planteo de una CAUSA PRIMERA es atendible. Algunos le llamarán Dios, otros no. Estoy de acuerdo también que las leyes de la naturaleza no se formularon por capricho. De hecho, la Ley de la Entropía (por sólo citar como ejemplo a una de las leyes de la Termodinámica) de alguna manera demuestra que el Universo se va destruyendo, y no construyendo. Una jarra que cae al piso se hace mil pedazos. Pero los pedazos rotos tirados al aire jamás van a armar una jarra. Y hasta la demostración que las galaxias se alejan unas de otras también nos está señalando que hubo un momento en donde todo se inició. Lo que a los militantes ateos (que no es tu caso, sino el de Vadas, a mi entender) no les cabe es pensar en la posibilidad de un Creador. Respeto que no creas en ello. Menos aún en un Dios Padre, que nos hizo a su imagen, con alma inmortal. Y semejanza, o sea libres. Hasta para negarlo ...o incluso combatirlo. Como creer es una cuestión de Fé, Aldo, no puedo culparte de nada. Las leyes de las naturaleza están dadas, como vos dijiste. Se nos imponen. Para los creyentes la Naturaleza y sus leyes responden a un orden que no es CASUAL. Está dado, como vos lo dijiste. Pero por Dios. Y nos puede o no gustar a los creyentes, también, como vos decís. La afirmación de algo a partir de la nada lo plantean los militantes ateos. Justamente señalan un Big Bang con un poroto de materia que estalló vaya a saber porqué. Y menos aún plantean de dónde salió el poroto (materia). Los creyentes (que también aceptamos la ciencia como una herramienta para descubrir y usar a la naturaleza para beneficio del hombre, a pesar de los prejuicios de Vadas y Cia), creemos que antes del Big Bang estuvo Dios. El que sopló sobre el “poroto” creado por él mismo. Y le dio un orden al Todo. No concuerdo, en cambio, con tu particular visión de la historia sobre que el progreso y la busqueda del conocimiento fueron “arrolladas” por el dogma y la superstición (entiendo que la fé; en tus palabras). Definitivamente la historia demuestra que la Iglesia (por citar el caso de la católica) ayudó muchísimo con su doctrina a civilizar al hombre. Los conceptos cristianos de Justicia Social (aplicados por la Civilización Occidental) y en el caso argentino incluso (el Justicialismo) elevaron, entre otras cosas, la vida del hombre. Sin negar el conocimiento. Las primeras universidades del mundo, donde se investigaron ciencia (los primeros ingenieros, médicos, quimicos, entre tantos saberes, salieron de allí) así como la profundizacion de la filosofía, con monumentales ejemplos como Santo Tomás de Aquino, hicieron de la Iglesia la principal propagadora REAL de la epoca de los saberes. Ni qué dedcir de los Jesuitas en todo el mundo, con su doble tarea de enseñar e investigar. Lamentablemente, Aldo, en los últimos cien años, la propaganda anticatólica desdibujó la real historia de la humanidad. Con respecto a tu opinión sobre que la vida puede tener pleno sentido sin Dios; y que la podés disfrutar, lo puedo respetar también. Pero no significa que piense lo mismo. Nuestra naturaleza sobrenatural, nuestra escencia, el alma, allí donde vive la conciencia, (concientes o no de ella) nos impulsa a buscar las causas últimas. En algún momento todos nos preguntamos para qué. Como Ladislao. Y algunos (los creyentes) encontramos la respuesta en la Fé. En donde el Orden Natural cobra sentido, en un Orden Sobrenatural, donde se refleja. Y finalmente sostengo que hay que saber mirar, ja, ja! La mirada del alma es la única que va a poder revelarte a El. Definitivamente ni yo ni la Iglesia. Y no significa que eso te lleve a descreer de las ciencia. Hay no cientos, sino miles de científicos que creen en Dios. Pero ellos no siempre tienen la prensa monopolizada de su lado. Descubrir la esencia de las cosas, que señalás, es natural al lado justamente esencial del hombre. Su espíritu. La “ligazón” que señalo es la Religión (re-ligare), unir nuevamente al hombre con su Creador. Un hombre descreído de Dios puede ser bueno, sin dudas. Y puede ser incluso un gran ciudadano, bregando por la justicia, etc, etc. Y tendrá el respeto y la admiración mías y de todos los creyentes. Ser o no creyente no te hace más bueno o malo. La conciencia no distingue religiones. Lo que hace la Fé en los católicos (y en otros credos también) es darle UN PROFUNDO SENTIDO a la vida virtuosa. Es ordenar tu vida en ese Orden Sobrenatural. Es respetar al Orden Natural... Y a los hombres, aún en su capacidad (libre albedrío) de negar a Dios, no por "deporte" (etica), sinó fundamentalmente por Caridad (amor al hombre por amor a Dios). Es pasar de la Filosofía a la Teología. La vida, con Fé (que nos la es dada, Aldo) tiene mayor sentido. La esencia de las cosas, de las acciones humanas, cobran REAL sentido. Es como aquel enamorado que dá todo por su amada. Que siente que su vida depende de esa unión. Que ni la muerte los puede separar: Es su naturaleza sobrenatural la que le está señalando su verdadera esencia. El alma. Infinita. Como el amor que se prodigan los enamorados. Como el amor de un hijo pequeño por su madre. Puro e infinito. Nadie le "vendió" una religión. Es su esencia sobrenatural la que lo lleva a "ver" lo infinito. Y es esa esencia la que nos lleva a buscar esas causas últimas. Aunque la niegue Vadas, pobre. Cuando la encuentre, va a ser más feliz. Va a encontrale sentido hasta al sufrimiento, incluso. Con su intolerancia a cuestas, si lo consigue, lo primero que encontrará será el alivio de descargarla. Para reconciliarse con la historia de la humanidad, que no es otra que la de la búsqueda de la re-ligión. No por nada, hasta nuestros días están marcados por el nacimiento del Salvador. O acaso no estamos transitando setiembre de 2010? Hace 2010 años que El transitó por este mundo y lo marcó. Y no sólo en el calendario. Saludos, Juan.

  2. ¡Si Ladislao escribiera y buscara así! , yo creo que algo parecido hace en su búsqueda de Dios. Preguntón. hola amigo, esto se está poniendo bueno A. lo dices por Juan Tucson, notable, conciso , contundente y lógico justito como le gusta a Ladislao. P. no quiero confesarlo pero estoy celoso. A. no me cargues , celoso como los chicos, de que. P. de como escribe Papini y que sinceridad, me puse las pilas y encontré esta angustiosa nota del ateo y erudito Giovanni Papini, allá por el 1919 y que bien la puede suscribir Ladislao. Aclaro que Papini luego de tanta búsqueda se convirtió al catolicismo a los 31 años pero vale la pena leerla. Como dicen los Chicos : Ladislao va con onda. Aldo y el Pregunton G Papini describe magistralmente como la búsqueda de conocimiento sin rumbo era en el fondo una búsqueda de certezas y de Fé. “No te pido Señor! la piedra que aprisiona la luz en sus cristales de mil facetas; ni el ramo de oro de la regia selva, ni de poder extenderme a la sombra de aquel pozo que tiene por agua la vida. Te pido sólo la fuerza de soportar el hambre maniática de la inteligencia, de aceptar la privación de los símbolos y de los signos. Tenemos miedo de la soledad en derredor nuestro y por tal razón, convocamos a difuntos y vivientes en forma de libros. No sabemos hablar con nuestra alma; entonces tentamos de conversar con los espíritus de los demás. Sabemos apenas y con trabajo interpretar los caracteres incrustados en el interminable libro del cielo y de la tierra; por esto escondemos nuestra ignorancia entre las líneas negras y paralelas de los volúmenes comerciables. "Empero, no pido el incendio alejandrino ni la hoguera florentina ni una teología que ponga entre los pecados mortales la exagerada lectura. Demando sólo que cada uno de nosotros -en especial nosotros que más pecamos con los ojos y con el pensamiento - desee y practique un día de abstinencia de libros; una corta cuaresma de analfabetismo voluntario. Un día sólo para habitar con el mundo natural y no con sus reflexiones; una hora para contemplar en la divina natura la sombra luminosa de la sobrenatura; una pausa para poder Ieer únicamente en el propio corazón; una tregua pasa cerrar los ojos a lo impreso y abrir de par en par los del alma hacia la gran luz que nos ciega; una etapa de soledad para que se pueda finalmente escuchar el silencio de Dios, y no siempre el balbuceo de los hombres". Hebreo Errante del saber, no me he detenido en ningún país. Perseguido por el demonio de la curiosidad he explorado ríos y florestas sin meta ni paciencia: de prisa, de pasada. Tengo muchas reminiscencias pero pocos fundamentos. Soy como un rey que posee un gran imperio compuesto de mapas. He comenzado muchas cosas y no he terminado nada. Hay en mi sólo intenciones sin fuerza, y debo atormentarme sin el derecho de pediros el consuelo de una palabra. Soy un pequeño Prometeo que lleva en su precio el buitre del remordimiento, porque con el fuego robado no ha sabido quemar sino a sí mismo". Yo no pido ni Pan ni gloria, ni compasión. No pido abrazos a las mujeres o dinero a los banqueros o elogios a los "geniales". De estas cosas hago a menos, o las gano o robo por mí mismo. Pero Pido y suplico de rodillas, con toda la fuerza y la pasión de mi alma un poco de certeza; una sola, una pequeña fe segura, un átomo de verdad! Tengo necesidad de un poco de certeza de algo verdadero. No puedo hacer a menos; no se puede vivir sin esto. No pido otra cosa; no pido nada más. Pero esto que pido es mucho, es algo extraordinario; lo sé pero lo quiero de todos modos; ¡a toda costa me debe ser dado, si hay alguien en el mundo al cual interesa mi vida! «NO HE BUSCADO SINO EST0. DESDE NIÑO NO HE VIVIDO SINO PARA ESTO. He llamado a todas las puertas, he preguntado a todas las bocas, he interrogado todos los ojos, he sondeado mil y diez mil corazones en vano. Y en vano me he echado en la vida hasta el punto de sofocar de vomitar; y en vano, siempre en vano, me he gastado los ojos sobre los libros viejos y sobre los últimos y me ha retumbado la cabeza de los aullidos de los filósofos rivales; y en vano, eternamente en vano, he provocado los ecos interiores y he preparado con humildad las vías de la revelación. Pero nada, nada ha llegado, ni nadie ha respondido".

  3. Los a-teos, los materialistas, etc de largo cuño en la Historia, debaten aún esto, Y mientras no se ponen de acuerdo, cada uno aporta el conocimiento que sustenta su argumento. ¿De donde proviene esta fuente de conocimiento tan categórica y "maravillosa" para afirmar negativamente lo que no es posible afirmar? Se ha superado a Kant, o las prodigiosas mentes que dedicaron su vida a estas cuestiones? Tal hallazgo no es posible de creer ni sostener sin una gran cuota de estupidez. Saludos

  4. Modestamente, creo, que si bien esto no es la Universidad ni mucho menos, es necesaria una cuota de responsabilidad "básica" para el tratamiento de estos importantes cuestiones. Si no el destino seguro es caer en la discusión de cafe, la charlatanería, o la opacidad de la ignorancia instrascendente. Saludos

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