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El grupo Carta Abierta ¿es pensamiento o charlatanería?

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NI OFICIALISMO NI OPOSICIÓN SABEN DEBATIR
NI OFICIALISMO NI OPOSICIÓN SABEN DEBATIR

"¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres! Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua". Heráclito de Éfeso.

 

Leemos con cierta preocupación, las opiniones de distintos grupos y personas del mal llamado “ambiente político”. Siempre nos ha dado repugnancia estos “chichés” simplones, del tipo “ambiente político”, u “opinión pública, más antes se acostumbraba calificar de “polemistas” a quienes debatían en los diarios o foros.

Por un lado, el escaso vuelo de los que forman “Carta Abierta” no en cuanto a sus singularidades, sino a que resulta chocante el que hayan armado una “unidad básica” de leídos, una especie de subgrupo estamental que más que pensamiento producen propaganda de “stencil” Adocenados, con línea bajada, no se les cae una idea a los muchachos.

Sabemos, a esta altura, que la “construcción del relato” y la “reescritura de la historia” están entre las utopías mal pensadas y menos desarrolladas (con éxito escaso) por los Kirchner´s.

Significamos “Carta Abierta” como algo reconocible con intenciones de construir algo, aunque sea un “paper” o documento, fuera del resto de las hordas bestiales que ni siquiera cuadran y carecen de cualquier otra idea que no sea romperle la cabeza a quien el “JEFE” señales.

Sacamos también de esquema a 6,7,8 y/u otros tipejos del espectáculo/periodismo, grotescos que ofenden y al cual no nos referiremos en honor al pudor y al buen gusto que, creemos, todavía debe seguir existiendo.

En realidad, nos aventuramos a pensar en voz alta, que este es uno de los periodos más oscuros para el pensamiento Argentino, y no se vislumbra en el fondo del túnel una salida, una señal que nos indique como, aunque sea, podemos volver a los mínimos estándares que hicieron a este país un poco diferente (para mejor) del resto de los de Latinoamérica.

No hay proyectos de país, a 20, 50 100 años. No hay Scalabrinis, Savios, Mosconis. No hay Ricardo Rojas, Alberdis, Lebensons. No hay un Palacios, ni "pepe" Rosa, ni un de la Torre, No hay nuevos Alem, ni un Yrigoyen, ni un Perón que vuelvan a dar una nueva vuelta de hoja (necesaria) a esta Patria. ¡Qué será de esta Argentina! cuando las nuevas generaciones carezcan de todo recuerdo y vivencia de quienes la quisieron grande y próspera! Reina un cabotaje grosero y grotesco, del escrache y el apaleo, el tironeo a lo perro, sectario y corporativo. A esto último llamamos el tiempo oscuro al que no se le aventura final.

Quien se detenga a pensar, encontrará una gran angustia como resultado, y un “dejá vú” creciente sobre fracasos pasados y todavía frescos en la memoria.

Las críticas las hacemos a la oposición también, ya que algunas de sus vertientes será al que comande el barco, que no parece hallar aguas tranquilas, y quizá esta crisis de ideas sean o den como resultado, esta etapa de fracasos y estancamiento.

 

El grupo A (“A” darle con todo al tuerto en el Congreso)

 

En diciembre de 2009 se concretó el golpe de “todos los opositores” contra el oficialismo K.

Como no se sabían —ni podían— poner de acuerdo con las titularidades y repartos de las comisiones, hicieron votar un engendro llamado “grupo A”

Preocupa, en realidad las carencias de la oposición. Las ideas y debates entre los opositores brillan por su ausencia.

Repiten, los opositores, un discurso de 3 o 4 frases que parece que fuera lo único en lo que se pueden poner de acuerdo.

En especial repiten, quizá hasta sin pensar bien lo que están diciendo, el dogma del “consenso”. Parecen hacer descubierto una palabrita santificadora. Ahora resulta, que a través del consenso, se van a resolver todos los problemas.

Así vienen repitiendo el cuento este del consenso. Creo que se está haciendo bastante mal en propagar ideas que no necesariamente entrañan verdad. Creemos, más bien, en los disensos que en los consensos, los consensos nos preocupan por lo general se hacen para imponer una no-idea.

Va de suyo, en consecuencia con lo anterior, que no creemos en nada de lo que se difunde como “grandes consensos nacionales”, propaganda berreta de los regímenes, ni en los grandes consensos de la oposición, por de pronto, en lo único que reconocemos el “consenso” es en verlo muerto al tuerto Kirchner.

Para mayor ilustración, y perdone la metodología de “viejo vizcacha” del suscrito, jamás le ponemos una ficha a los “grandes consensos” publicados en los diarios, ni por los autores “populares” como el excelente historiador del Billiken K, Don Felipe Pigna, una especie de “consensuador K de la historia oficial”, a sueldo y medida, claro...

Para esclarecimiento del lector, entendemos que los grandes consensos nacionales se dan contra la libertad y la democracia. Así, en la Alemania de post-guerra, el gran consenso fue hasta escribirles los manuales de lectura: Un país postrado que tardó 30 años en levantarse.

¿Alguien puede realmente creer que Carrió, Alfonsín, Rodríguez Saá, Duhalde, Solá, de Narváez, etc. etc. pueden arribar a algún consenso?

El único lugar, en definitiva, en donde existe tal sofisma es en la construcción de un ideario a ser deglutido, una charlatanería.

Así, descreemos tanto de Carta Abierta, y sus impresentables, como de los “consensuados” (y sus escribas, claro...).

Mal camino encontrará el que siga el camino de las “figura del intelectual público” esos señores bien vestidos y bien pagados de columna segura en los grandes diarios... los críticos, pero un poquito...

Mucho mejor es, aunque espinoso, el camino de disenso y la ruptura con la opinión, ruptura con el “pensamiento aceptado y publicado”.

Preferimos seguir este camino.

El entendimiento y el pensamiento está, muy, pero muy lejos, de la opinión publicada, ó aceptada, por lo menos en nuestra Argentina modelo 2010.

En consecuencia debemos entender que la verdad sigue el mismo camino espinoso.

Quien realmente este interesado y a la altura de proponer un pensamiento de lo público deberá seguir el camino del disenso con el poder establecido, de manera crítica, y de la ruptura con ese poder.

No hay opinión intelectual, genuina, que “no moleste” aunque sea en algo, al poder.

Todo lo demás será, solamente, prestación de servicios… más o menos remunerada.

 

José Terenzio
 DNI 17.605.985
jose.terenzio@gmail.com

 

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