En un episodio de la tira cómica Los Simpsons, los guionistas se burlan del sistema de seguridad interior estadounidense.
Dos agentes del gobierno federal debaten sobre la ubicación de un fugitivo al que están tratando de atrapar.
"Ya hemos usado nuestra tecnología satelital de última generación para buscar al sospechoso en la dirección investigada", señala uno de ellos.
"¿Y qué resultados hemos obtenido?", pregunta el superior a cargo.
"Hemos comprobado que esta persona no se esconde en la azotea del edificio", replica con firmeza el personal de seguridad.
Algo similar está ocurriendo, crease o no, con la seguridad en la República Argentina.
Los impresentables barones del conurbano bonaerense, un territorio donde los delitos "satélites" de la droga hacen estragos como en las peores favelas brasileñas, parecen haber encontrado la fórmula para combatir la inseguridad: se dedican a comprar cámaras de video del "amigo" Mario Montoto (un sistema al que se denomina pomposamente "Global View").
El tándem Daniel Scioli-Daniel Hadad se encargan mientras tanto de presionar a los intendentes apuntados a quienes les muestran luego por C5N lo bien que quedan ante la opinión pública de sus feudos, cuando la policía logra atrapar a algún ratero de poca monta.
¿Sirve para algo una cámara de seguridad en una calle, cuando los delitos más gigantescos del narcotráfico ocurren puertas adentro y en pleno espacio aéreo argentino?
¿Nos toman por idiotas?
Evidentemente, sí.
Leamos la siguiente noticia, aparecida la semana pasada…
“La ministra de Defensa, Nilda Garré, inauguró en el Chaco las instalaciones de una base militar dedicada a controlar la existencia de vuelos irregulares en la zona, para lo cual se contará con radares donados por España”.
Primera pregunta: ¿tenemos que recurrir a la madre patria para que nos envíen un radar, cuando el Invap de Rio Negro, supuestamente, iba a fabricar decenas de ellos para cubrir todo el territorio nacional, ya que apenas el diez por ciento de nuestras provincias están bajo la mirada de los operadores de seguridad?
Segunda pregunta: ¿por qué el inaugurado "Centro de Vigilancia Aeroespacial Resistencia" no tiene aviones interceptores para cruzar a las naves de los narcos? ¿Qué vamos a hacer cuando los detecten, pedirles que sean buenos y no trafiquen en nuestro país?
Tercera pregunta: los expertos en seguridad dicen que se trata de un viejo radar, obsoleto, que había sido abandonado por España. Para colmo, su puesta en marcha es sumamente costosa, por lo que sólo funcionará esporádicamente cuando "informes de inteligencia" alerten sobre posibles vuelos irregulares. Deberían saber que se estiman que están ingresando más de dos centenares de aviones cada noche, desde Bolivia y Paraguay.
Cuarta pregunta: sin radares y sin una ley de derribo de vuelos ilegales, como tienen Brasil, Perú y Chile, la Argentina se ha convertido en una gran pista de aterrizajes ilegales. ¿Por qué los Kirchner tienen archivada una ley sobre tráfico de drogas que fue sancionada hace ya dos años por el Congreso Nacional?
¿Tiene sentido poner cámaras de seguridad en el conurbano, donde los adictos secuestran y matan impunemente con tal de obtener autos, motos y rehenes para luego canjearlos por cocaína, paco o drogas de diseño?
¿Hasta dónde llegará la prédica inmoral del gobernador Scioli diciendo que lucha contra la proliferación de este flagelo en una provincia que en los últimos años ha alcanzado los índices de consumo de cocaína más altos de Latinoamérica, según los estudios de las Naciones Unidas?
Hay algo mucho peor que hacer la vista gorda ante los padecimientos que sufren los compatriotas que son asaltados y vejados a diario. Si, hay algo mucho peor:
Hacer negocios y lucrar en forma personal aprovechándose del pánico de los contribuyentes.
Marcelo López Masia