Se podrá estar o no de acuerdo con la gestión presidencial de la viuda de Kirchner, pero deberíamos reconocer sus aportes a las ciencias biológicas, sólo factibles por sus profundos conocimientos, especialmente de botánica, zoología y química.
Nuestra Presidenta corrigió la clasificación de la soja, que pasó a integrar la familia de las hierbas. El cerdo, que era un vulgar artiodáctilo, ahora es además "afrodisyacus". Recientemente, descubrí dentro de la familia de los loros, la subespecie "psitaciformes distituyenticus", que dan alergia a quienes los detectan, como le sucedió a ella.
No ha sido menor la contribución a la química, que gracias a su aporte se ha revisado la histórica fórmula del agua. Lo sorprendente, es que sus hallazgos se concretan siempre que está sobre un atril o escenario –sin suspensión del duelo por viudez- donde se inspira ante la estimulante audiencia de petrificados seres que demuestran su fascinación por el aporte cultural que reciben, con aplausos fervorosos, sonrisas obsequiosas y miradas topoyísticas.
Emilio Zuccalá
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