Hace 6 meses, la familia de Vera Tchestnykh denunciaba en los medios de comunicación que la policía no investigaba adecuadamente la desaparición de esta joven que, en el mismo día de su cumpleaños número 26, salió a correr y no regresó a su hogar. Nada se había llevado con ella, ni plata ni documentos, ni más ropa que la que llevaba puesta.
Vera llegó a la Argentina desde Rusia con su familia en el año 1999, huyendo del conflicto de ese país con Chechenia. Eligieron emigrar desde Mytishchi, en el conurbano de Moscú, hasta la Ciudad de Buenos Aires, con ansias de encontrar un mejor futuro.
Valeri, el padre de Vera, consiguió en Buenos Aires un trabajo como taxista luego de varias “changas”, para poder mantener a su mujer, Ludmila Kasian y sus 4 hijos: Ilia, Andrei, Serguei y Vera.
Años después, los desequilibrios económicos y los numerosos viajes de Kasian a Rusia para administrar y vender algunas propiedades de la familia, provocaron el distanciamiento de su marido, lo que habría inducido a la disolución de ese matrimonio. Valeri rehízo su vida con Tatiana, una joven rusa residente en el Argentina, mientras que Ludmila Kasian, se trasladó al barrio El Ensueño, ubicado cerca del country San Diego, en Moreno, con sus cuatro hijos.
Ludmila, con un castellano un poco escaso pero entendible, fue la encargada de radicar la denuncia en la comisaría sobre la desaparición de su hija Vera en la tarde del 6 de mayo pasado. La policía realizó un rastrillaje buscándola por la zona pero sin resultados positivos. Tatiana, mantuvo que la policía no actuó correctamente. “Recorrimos todo el Cuartel Quinto, salíamos a caminar, cada árbol, cada pozo. La familia buscaba, la policía nada. Para mí no hicieron el rastrillaje, cuando les preguntamos, la policía estaba como si nada. Creo que no quisieron buscar a una persona rusa. El argentino sabe cómo ir, cómo hacer, nosotros no sabíamos. Y Vera salía sin cuidarse, no pensaba que le podía pasar algo, el argentino para salir, y con la gente, es distinto”, expresó Tatiana. El padre explicó sus hipótesis: “O la encuentran muerta o la secuestró alguna red de trata de personas para prostituirla.” Pero también se estudian las razones de un alejamiento por voluntad propia dada la relación conflictiva con su madre, ya que la chica había hecho dos exposiciones civiles ante la Policía de Moreno por violencia doméstica. Varios vecinos aseguran haberla visto con golpes y moretones. Ella decía que en su familia la maltrataban, pero nunca especificó quién lo hacía.
Desde entonces no hubo más información sobre el caso, hasta el sábado pasado, cuando la madre de Vera, Ludmila fue encontrada en su casa de El Ensueño con ropas de cama y un almohadón en la cabeza que ayudó a silenciar tres disparos: uno en el estómago, otro en el cuello y finalmente uno fatal en la cabeza.
Ludmila, madre de Vera
Los dos hermanos de Vera, Andrei de 17 e Ilia de 28 años, volvían de trabajar el sábado cuando el mayor, al ingresar a la propiedad, descubrió el cadáver de su madre.
El lugar estaba revuelto superficialmente, como si hubieran estado buscando algo puntual. Quien mató a la madre de Vera sólo dejó un rastro: las tres vainas calibre 9 mm correspondientes a los disparos, las cuales coinciden con uno de los elementos que falta en la casa de los Tchestnykh: una pistola 9 mm, entre numerosas armas.
Valeri, padre de Vera con uno de sus hijos el día del asesinato de Ludmila
"El lugar estaba desordenado, pero los hijos de la víctima dicen que no falta nada", comentó un vocero judicial. Pero lo que falta es bastante importante tratándose de armas.
Es que Ilia, el hermano mayor de Vera es un aficionado a las armas y egresado del Instituto Pericial de Ciencias Forenses.
Pero esto no es todo: la Justicia también investiga desde hace dos meses un hecho de robo calificado que sufrió en la misma casa, el mayor de los hijos, Ilia, quien resultó baleado.
Mensaje de Ilia en un foro de armeros
Por ahora la hipótesis más fuerte de los investigadores es la que relaciona el asesinato de la mujer con la desaparición de su hija, pero es inminente referirlo a la situación del hermano. "La desaparición misteriosa de la hija, el asalto en el que uno de los hermanos termina baleado y ahora el homicidio de la madre, son demasiadas coincidencias y mucho trabajo para dos fiscalías que están de turno permanentemente", dijo a Télam una fuente judicial que trabaja en esos expedientes.
La investigación del asesinato de Ludmidla está a cargo del Fiscal Federico Luppi de la Fiscalía número 8 de Moreno y la desaparición de Vera está a cargo de la Fiscalía número 9. Es posible que en el día de hoy, remitan todas sus actuaciones a su colega Juan Ignacio Bidone, el mismo fiscal que investiga el triple crimen de General Rodríguez, en el cual fueron acribillados Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina en agosto de 2008.
Sus familiares, durante las declaraciones en la DDI de Mercedes, manifestaron su perplejidad ante los últimos acontecimientos y dejaron entrever la molestia que la joven causaba en el cercano Country San Diego desde donde se habían quejado por los paseos diarios de Vera en los alrededores del barrio privado. Es que la joven había sido el centro de denuncias efectuadas por vecinos de ese country, los cuales se sentían “molestos con sus paseos” y su “mirada indiscreta”, hasta que en una oportunidad consiguieron que la joven volviera en patrullero a su domicilio, a causa de sus “merodeos por la zona”.
Anteayer, los fiscales Luppi y Navarro realizaron junto a la Policía Científica una inspección ocular. Se encontró un sector con tierra removida y se realizaron excavaciones para descartar si la hija desaparecida estuviera muerta y enterrada en ese lugar, pero no se encontró nada y la familia explicó que esa tierra la utilizaron para instalar los canteros del jardín.
Como puede verse, los misterios policiales que rodean a esta familia son números. Las posibilidades de que exista algún hilo conductor entre estos extraños episodios que hasta hoy, ninguno ha tenido resolución, parece ser innegable en lo que parece ser un caso con demasiadas dudas y pocas certezas.
¿Es posible que los negocios de la madre de Vera, Ludmila, en Rusia tengan relación con los curiosos hechos que rodean a esta familia?
¿Por qué los hermanos de Vera dicen que en la casa no faltaba nada cuando, luego del asesinato de su madre, desaparecieron varias armas? Hace instantes se conoció que Illia mintió y que lo hizo por miedo de que, quien había asesinado a su madre, volviera esa noche a su casa. ¿Es creíble esta versión?
El entusiasmo casi desmedido de Ilia por las armas, ¿pudieron provocar de alguna manera semejantes eventos?
¿Puede Illia y su madre conocer al asesino, teniendo en cuenta que ninguna puerta o ventana fue violentada por el homicida de Ludmila?
¿Qué hacía Vera merodeando tan “indiscretamente” la zona del country aledaño a su hogar, lo que provocó una llamada a la policía? Y en ese caso, ¿tiene algo que ocultar el country San Diego para que una vecina que “merodea” cerca de allí tenga que volverse en patrullero?
¿Por qué nadie —ni su familia— sabía qué había pasado con el dinero de las casas que vendió Ludmila en Rusia?
¿Por qué trascendió en varios medios que Vera hablaba poco español y su madre, Ludmila tenía nulo manejo del idioma cuando sus allegados manifestaron que esto no era cierto? ¿Pudo difundirse esta equivocada versión para justificar el mal desempeño policial?
¿Es verdad que Vera seguía una nueva corriente filosófica de base ecológica-mística denominada "Anastasia", la cual responde a los libros de Vladimir Megre, quien cuenta la historia de una mujer que vive actualmente en la taiga siberiana “plenamente integrada en la Naturaleza de aquellos parajes intocados por el hombre” y alejada de la civilización?
En estos momentos, la ONG Comisión Esperanza puso a disposición un teléfono para comunicarse en caso de poseer información sobre Vera, quien continúa desaparecida: 4716-1413. A su vez, los amigos de la joven rusa crearon un grupo de Facebook bajo el nombre “Buscando a Vera Tchestnykh” con el fin de recopilar datos para aportar a la investigación.
Eliana Toro