Con más dudas que certezas, las fuerzas políticas bonaerenses se aprestan a cerrar un año que —antesala, como es, de otro año electoral— no les permitió consolidar armados ni definir candidatos inamovibles. En ese marco, el oficialismo parece haber sacado alguna ventaja sobre el resto.
Un par de acciones fuertes, que apuntaron a mostrar al peronismo oficialista de la Provincia "unido y movilizado", mostraron que, a menos de dos meses de la muerte de Néstor Kirchner, la candidatura de Cristina por la reelección está mucho más firme entre la dirigencia bonaerense de lo que estaba la postulación del ex Presidente en sus últimos días de vida.
Al amparo de encuestas que la exhiben con una recuperación espectacular de su imagen y al tope de la intención de voto, la jefa de Estado cosecha hoy una ferviente adhesión masiva de los intendentes y demás referentes del PJ, aunque ella no haya dado aún señales sobre su futuro.
Una inquietud anida, con todo, debajo de esa consolidación. A Cristina la esperan once meses de gestión hasta las elecciones y no pocos dirigentes admiten que es un tiempo lo suficientemente largo como para que acciones u omisiones de gobierno puedan modificar de manera sustancial los números que ahora muestran las encuestas.
De hecho, el violento conflicto que se desató en los últimos días en el marco de un asentamiento en Villa Soldati, y las posturas asumidas por la Casa Rosada frente a esos hechos, fueron seguidos con preocupación en el peronismo bonaerense, donde temen un impacto negativo en la imagen presidencial y del Gobierno todo.
Internas y otras incertidumbres
En la Gobernación, en tanto, la doble movida del lunes pasado —que tuvo a Daniel Scioli como anfitrión de un plenario del PJ y de una cena que reunió a más de 200 dirigentes de primera línea de ese partido— apuntó al doble objetivo de posicionar al mandatario provincial como "jefe político" del peronismo bonaerense, más allá de que Hugo Moyano sea en la formalidad el presidente de la fuerza, y a consolidar su candidatura por la reelección.
Acertados o no sobre el saldo de la movida, en el sciolismo hay euforia por la respuesta a la convocatoria del Gobernador.
No todas las dudas y temores están, con todo, disipados en ese sector. A los hombres de Scioli les gustaría tener certeza de que no se promoverá, desde las cumbres del kirchnerismo, que haya otro candidato a gobernador en la interna del PJ, y que no se apostará a las "listas colectoras" para esa categoría en las elecciones generales.
Pero no la tienen. Como no hay seguridades sobre "la libertad" con que Scioli podría elegir a su compañero de fórmula.
Completando el panorama del oficialismo, del plenario del PJ en la Gobernación los referentes se llevaron la convicción de que los intendentes -que pueblan esa conducción partidaria- le ganaron la batalla a Moyano en su pelea para que el líder sindical "no tome decisiones sin consultar".
Le discutieron algunas resoluciones -ninguna de singular trascendencia- y consiguieron revertirlas. Para algunos observadores, sin embargo, sólo ganaron, en todo caso, un round.
En busca de candidatos
La dirigencia de la UCR bonaerense, en tanto, se encamina a cerrar el año preelectoral preocupada por un claro retroceso en materia de definiciones.
Hasta hace no tantas semanas, el sector tenía dos precandidatos presidenciales —Ricardo Alfonsín y Julio Cobos— que —al menos según las encuestas y en el criterio dominante dentro del espacio— le garantizaban, indistintamente, altas chances para el combate de fondo del 2011. Los preocupaba solamente, aunque no era poco, la carencia de un "buen postulante" para la Gobernación.
Ahora, por imperio de aquellas mismas encuestas que marcan una mejoría inusitada de Cristina Kirchner, y con Cobos como el más perjudicado, los radicales bonaerenses contribuyen, en un clima de incertidumbre que creían superado, a alimentar la búsqueda partidaria del "tercer hombre" —tal vez Ernesto Sanz— que los reposicione en la carrera presidencial. Y continúan sin candidato a gobernador fuerte a la vista.
En busca de espacio
Y donde definitivamente el 2011 llegará en un marco de indefiniciones profundas es en el Peronismo Federal que nuclea al antikirchnerismo.
Con cuatro aspirantes a la candidatura presidencial y ningún postulante "real" para esa competencia, el PJ disidente bonaerense tenía, al menos, desde hacía rato, un nítido postulante para la Gobernación. Pero también Francisco De Narváez explayó en los últimos días algunas dudas sustanciales.
En la semana que pasó, De Narváez realizó un acto para ratificar su candidatura provincial en momentos en que la tropa propia que lo escuchaba esperaba otras definiciones que su jefe no aportó: si abandonará el Peronismo Federal para participar de la interna del PJ oficial.
Y, por lo tanto, si podría llegar a ser, eventualmente, el postulante a gobernador de una Cristina Kirchner en busca de la reelección; y si su frase de que "su" candidato presidencial será "el que mejor respete a la Provincia" —un concepto que ya utilizó cuando meditaba una eventual alianza con Cobos— implica que podría plantearse un acuerdo con un espacio no peronista.
Marisa Álvarez
NA