Hace poco, la Sra. Cristina Fernández, viuda de Kirchner, promulgó la nueva Ley de Salud Mental, casualmente en medio de la sacudida internacional que provocaron los cables de Wikileaks.
Casualidad o no, la cuestión es que, por esas filtraciones se conocieron las dudas que sobre la propia salud mental de la mandataria argentina se tiene a latitud norte del continente. A latitud sur parece no haber dudas. Al menos en ese sentido no hubo fugas de información
Por otra parte, ha trascendido que han sido los propios internos del Hospital Borda quienes asesoraron, los que llevan adelante un importantísimo emprendimiento radial llamado
Esta ley, que en el fondo parece pretender declarar la autonomía de las personas con, ¿como podríamos decirlo?, algo así como ¿insania mental?, ¿anomalías? ¿desequilibrios?, ¿patologías?, en fin, como sea que se llamen ahora en el marco de los derechos más humanos que antes, prevé entre otras cosas la “desmanicomialización” y prohíbe la construcción de nuevos manicomios.
Si bien resulta altamente positiva la iniciativa en cuanto a mejorar la calidad de vida y recuperación o tratamiento de estas personas, las que, cabe acotar, lamentablemente por regla general siempre han sido destratadas o tratadas de manera poco humana e inhumana en la mayoría de las instituciones donde han ido a parar, deja planteados varios interrogantes que es imposible soslayar.
A ver, ¿por qué el modelo k hace concesiones, subsidia, enarbola banderas que ni conoce ni entiende porque son ajenas a su esencia, promulga con carácter de urgente normas perfectamente postergables y posterga las urgentes, implementa como política de Estado la despolítica, etc.?
Guerrillas armadas promovidas y financiadas desde el poder, carteles de narcotraficantes disputándose el territorio nacional, jueces garantistas a favor del delincuente, promoción de la despenalización de la droga, policía con orden de reprimir a los ciudadanos y defender a los que cometen delitos, inseguridad a la orden del día, personas muriendo por desnutrición, caos en las calles todos los días y a toda hora, entre otras tantas, ¿Y a todo esto le sumamos personas que pudiendo ser peligrosas para sí o para terceros puedan expresarse libremente?. Algo no cierra. ¿Cuál es el límite? ¿No existen más límites? ¿Esta es la verdadera anarquía?
Los beneficios otorgados a las minorías solo han buscado y buscan votos, no existe otra finalidad en ese despliegue de generosidad, entonces ¿cabría pensar en algo tan disparatado como en algún proyecto que habilite a los inhabilitados? ¿Qué esconde esta decisión?
Durante mucho tiempo se dijo que el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, estaba detrás de la idea de cerrar hospitales como el Borda por el emprendimiento inmobiliario que ello representaría. ¿Por qué esta nueva norma la promulga
Quizás en breve podamos entender la trama que se oculta tras esta decisión, que pasó casi inadvertida, pero que de irrelevante no parece tener absolutamente nada.
Nidia G. Osimani