Cuando uno observa lo ocurrido en el Banco Provincia, hay que decir que, antes que nada, hubo gravísimas fallas por parte del banco. Al menos, según lo reglamentado en la RUNOR 33 y accesorias reglamentaciones de seguridad emanadas por el Banco Central de la República Argentina, las que norman los sistemas de seguridad electrónicos y las medidas constructivas a seguir en las sucursales de las distintas entidades bancarias.

Un punto importante es el sistema de alarmas, el Banco Provincia tendría que tener un sistema de alarmas interrogado y funciona con un sistema asistido. Con una central de monitoreo propia que opera en su casa central de la calle Bartolomé Mitre la misma es operada por personal retirado de la Policía Bonaerense sin tener sistemas replicados como tienen por normas ISO las grandes empresas de monitoreo, que lo hacen en forma interrogada cada 5 segundos y si la alarma no contesta se dispara la emergencia policial.

O sea que allí se produce el primer error.

Para detectar el segundo error, solo debemos preguntarnos por qué motivo no se cito al supervisor de seguridad y al gerente para que la Policía pueda acceder a revisar la integridad de la sucursal ya que el personal policial carece de acceso para hacerlo.

El tercer error tiene que ver con que en esta época y con el mismo delito cometido hace 14 años en el banco de Crédito de Recoleta —en el cual la policía estaba afuera de la bóveda y los delincuentes adentro— no pudieron abrir la misma por las condiciones de retardo de la cerradura. Luego de no oír más ruidos, asumió la fuerza pública que se trataba de una falsa alarma y se retiró. Esto hoy se soluciona con cámaras en el interior del recinto y un sistema de monitoreo remoto de las mismas.

Cuarto error: con respecto al acceso a la bóveda donde están las 1.400 cajas, eso es fácticamente imposible si todo estuviera hecho a reglamento. Las cajas tienen que estar en una bóveda construida íntegramente en hormigón armado a 40 centímetros del suelo, de las medianeras y del techo.

Esto se llama “pasillo de recorrida” y es objetivamente anti-boqueteo, ya que en su estructura constructiva debe estar provisto de chapas en lonjas cortas en alas tipo columna vertebral y soldadas entre ellas y luego colar el hormigón para su secado, estas chapas se llaman Tambar. El pasillo debe estar iluminado y provisto de espejos o cámaras, de esta forma si alguien quiere boquetear el piso o la puerta se encuentra con la exposición de que si la policía llega los detecta fácilmente y aparte si el ataque es interior no se puede manejar una herramienta por la falta de espacio entre el pasillo y la pared.

 La puerta tiene que tener más de un millón de combinaciones y una cerradura triple cronométrica con 120 horas de retardo, con placas anti perforación construidas en fundición de hierro para empastar una herramienta de corte, como para que no la puedan abrir. La única forma de abrirla es con una lanza térmica y si prenden una lanza térmica en un lugar así mueren asfixiados.

Si las cosas hubieran estado hechas como corresponde, el delito no se podría haber llevado a cabo.

Y estas consideraciones son únicamente las que se ven en la superficie del problema.

Luis A. Weckesser (h)
Especialista en Alta Dirección de Seguridad