Cuando en mayo de 2010 el Teatro Colón pudo por fin reabrir sus puertas, era razonable esperar el inicio de un proceso de reversión de la prolongada decadencia de nuestro Coliseo. Los autores de esta nota compartían esa expectativa y, a la vez, formulaban como aporte constructivo algunos interrogantes sobre el estado de conservación del patrimonio material y sobre la preservación y aprovechamiento del capital humano del teatro, junto con la advertencia por el continuo retroceso de su participación presupuestaria en el área de Cultura, todo ello en el marco de la necesidad de definir un modelo y una política de gestión cultural como proyecto estratégico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Prada y Holubica señalaban en aquella oportunidad que ni la autarquía del Colón ni la reapertura de su sala remozada, por sí solas, bastaban para lograr la recuperación del teatro.[1]
La suspensión de la temporada 2010 del Ballet Estable (funciones de abono y extraordinarias de “El Corsario” y “La Bayadera”) fue el corolario de una serie de reclamos gremiales que habían provocado anteriormente la cancelación de algunas funciones programadas para comienzos de dicha temporada (“Manón”), como así también el levantamiento de la última función de la ópera de Janacek “Katia Kábanová” a fines de septiembre, y la suspensión del concierto de
Como suele ocurrir en estos casos, las autoridades acusan a los trabajadores (o a los delegados) y éstos, a su vez, culpan a los directivos. Para tratar de salir del encierro de la dialéctica de las mutuas recriminaciones, conviene analizar la realidad un poco más objetiva de los números presupuestarios, porque en definitiva la existencia o no de una política y de una voluntad de ejecutarla se expresa en los recursos aplicados con ese fin.
En el primer año de funcionamiento del Ente Autárquico Teatro Colón (2009) la participación de su presupuesto en el total del asignado al área de Cultura cayó al nivel más bajo de la historia de Buenos Aires como ciudad autónoma (13 por ciento). El anterior registro de menor participación (18 por ciento) se había producido el año anterior (2008), el primero de la gestión de Mauricio Macri. La diferencia entre uno y otro año fue que el 2008 no tuvo temporada de ópera, por primera vez en la historia del Colón, mientras que en 2009 se cumplió una muy modesta programación extramuros. Vale decir que en el año con actividad operística se destinaron menos recursos, en términos relativos, que cuando no se desarrolló esta actividad central.
Con la reapertura de la sala, el presupuesto del teatro para 2010 aumentó significativamente su participación en el total de Cultura (24 por ciento), aunque este incremento no alcanzó a restablecer el porcentaje que tenía el Colón en 2006 -último año de funcionamiento antes del cierre por las obras de restauración- que llegaba al 26 por ciento. Por otra parte, para 2011 el Gobierno de la Ciudad está planteando un retroceso de dicha participación, ya que el presupuesto solicitado para nuestro Coliseo representa el 21 por ciento del total previsto para Cultura.
Hay que considerar, desde otra perspectiva, que estas oscilaciones presupuestarias se producen en el marco de un repliegue de la participación del presupuesto de Cultura en el total del correspondiente a la Ciudad de Buenos Aires. De representar un 4,52 por ciento en el ejercicio 2009, lo cual implicaba una recuperación respecto del año anterior, primero de
Fuentes: 2007/09, elaboración propia en base a datos de la Cuenta de Inversión. 2010, ASAP (presupuesto vigente al 30-09). 2011, Ministerio de Hacienda del GCBA (proyecto presentado a la Legislatura). Nota: los datos están expresados en miles de pesos.
Lo más sugestivo de los números planteados para este año en el área de Cultura y en el Teatro Colón es que forman parte de un presupuesto general de la Ciudad que prevé un importante aumento respecto de 2010 (29,01 por ciento), mientras que la partida para Cultura se incrementaría sólo el 19,36 por ciento y la asignación para el teatro crecería apenas un 6,26 por ciento[3]. Este relegamiento presupuestario se produce en momentos en que, según datos del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, la actividad cultural en nuestro país aportó al PBI en 2009 el 3,5 por ciento, superior a lo producido por la minería y la pesca.
Como cierre de estas reflexiones, cabe destacar que los cotejos de cifras realizados sobre la base de los cuadros adjuntos son comparaciones del presente y el futuro inmediato proyectado con períodos de escasa actividad del Teatro Colón, no con sus mejores épocas.
Josefa Prada y
[1] Prada, Josefa y
[2] Si se consideran las modificaciones introducidas al presupuesto 2010 posteriormente al 30-09, el porcentaje de participación de Cultura se reduce al 3,51 por ciento, casi igual al del primer año de gestión de Macri.
[3] Estos porcentajes surgen de la comparación entre el proyecto de presupuesto 2011 y el presupuesto 2010 vigente al 30-09, ya que al momento de la publicación de esta nota el GCBA había informado la ejecución presupuestaria sólo hasta el 3º trimestre del año anterior. Si se consideran las dos modificaciones introducidas al presupuesto 2010, que lo incrementaron en 2.116 millones de pesos, el aumento del presupuesto total para 2011 sería del 25,83 por ciento, mientras que el gasto (por finalidad y función pues no se dispone del dato por jurisdicción) previsto para Cultura crecería un 19,68 por ciento.
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No se entiende, los valores absolutos de los números que se muestran en todos los casos son muy superiores año tras año, y hay que entender que la ciudad tiene que tener otras prioridades. ESTAN DESTRUIDAS las calles, ARRUINADOS los hospitales, SE CAEN los colegios, NOS ROBAN en todas las esquinas, y NOS TAPA la basura, en todo este combo, ¿es trascendental que el presupuesto del Colón se lleve mucho más presupuesto? Me parece que no, mi prioridad como porteño pasa por otro lado. Me pone contento, y disfruté mucho que el teatro reabriera sus puertas, pero ahora creo que tiene que empezar a generar flujo de dinero, se que no alcanza pero es necesario que la rueda empiece a girar de otra manera, el Estado tiene que tener más presencia en otras áreas que son prioritarias para nuestro futuro y subsistencia.