La Presidente Cristina Fernández se parece cada día más a la costurerita que dio el mal paso. No parece haber entendido nada de la asignatura “poder”, la primera mandataria.
No solo no entiende, Cristina también parece que le falta memoria. Se olvida que, una vez obtenida en 2007 la pseudo-reelección de Néstor Kirchner, en donde ella solo revestía el papel de “prestanombre” —ello a los fines de evitarle a su marido el esmerilado del tiempo— movida que a la vez le aseguraba a su marido el ejercicio de un potencial tercer período de poder sin el objetivo problema que ya había sufrido su antecesor y amigo, también Carlos, pero Saúl Menem, conocidos como re-re elección.
El tercer error garrafal de la Presidente fue recién entendido por esta cuando la realidad la depositó en el entendimiento que desde el día del fallecimiento de su cónyuge —digitador y a la postre, verdadero mandamás— está sola. Tampoco entendió la soledad del poder en un mundo y una realidad mucho más difícil de asumir y modificar en este siglo que en el anterior. Gobierna, pero, no tiene el poder. Se dirá que tiene “poder de fuego” y el “poder del dinero”, pero no tiene el “poder real”, porque no está legitimada desde esa lógica, sino desde una lejana elección ya atravesada por una derrota que seguramente se repetirá durante el año en curso.
Los memoriosos al menos de lo importante, recordamos como luego de las elecciones dudosas del 2007, llenas de artimañas, faltantes de boletas electorales, trampas, colegios que se cerraban antes de las 18:00, otros que permanecieron votando luego de las 18, cientos de personas invitadas a votar con la boleta que encontraban (en especial en el GBA donde por ejemplo en el distrito de Malvinas Argentinas existían ¡6! Colectoras; nos encontramos con que el mandamás malogrado en octubre del año pasado había arreglado con el PJ profundo —los barones del Conurbano— y se había, literalmente, defecado en la transversalidad, a sabiendas que un proyecto de perpetuación resultaba imposible con gente como Ibarra, Sigal, Chacho Álvarez, Sabbatella, etc.
Parece que, desde el PJ nominal a la Presidente le da asco el peronismo en general, y el corrompido PJ en particular. Triple error el de la Presidente: está, recuérdelo, en el PJ, este es año electoral y difícilmente pueda sobrevivir aun ganando. Quien no llegue a acuerdos políticos multipartidarios, algo que por el 2001, la crisis de representatividad y el presidente nefasto Néstor Carlos Kirchner parece que hemos olvidado.
La Presidente no solo carece, en consecuencia, de inteligencia, capacidad y memoria; sino que adolece de tozudez, entendiendo esta última como quien cree que las cosas se hacen como el que manda quiere y no como los tiempos dictan y la responsabilidad de los hombres públicos exige.
¿Qué pretende Cristina? ¿Que los barones del Conurbano entreguen mansamente sus feudos? ¿Se cree realmente en la calidad de provocar un cambio superestructural real sin un cambio socio cultural, que llevara años verdaderamente? ¿Esas rarezas —por no decir estupideces— le susurra al oído Sanata-Batella y el resto de ladri-progresistas de café tomado en bar?
En la nota de Tribuna donde se introduce preliminarmente estos temas, se plantea la cuestión como una cuestión electoral, pero no lo es; no es una cuestión de armado de lista, sino de supervivencia real de poder y de dinero, de procesos penales y de cárcel, en la medida en que muchos actores están involucrados con el delito, el narcotráfico, pirateo del asfalto, desarmaderos de autos, negocios de comisaría como la trata de mujeres y menores, y el juego clandestino. Ello además de los delitos contra la administración, los que ya no parecen ser investigados.
La realidad marca que a los intendentes del conurbano no los une el amor por el gobierno provincial, sino el espanto de perder en sus distritos. No solo las colectoras, hay una diferencia fundamental de modelo, los K quieren dirigir la política del conurbano desde el palacio de cristal de Olivos y desde 6 y 51 en La Plata.
Los barones saben que los ultra K se han transformado en los ultrachupamedias K y no quiere ser los patos de la boda.
La cúpula sciolista sabe que les han descubierto las barajas: negociar con todo el peronismo de la provincia después del armado y cierre de lista. Por ello, ni lentos ni perezosos, les han pegado tremendo sopapo bolivariano llamado Sabbatella. Con esta fichita ladri-progresista los ultrachupamedias K, han logrado ponerse en contra a todo el PJ. Los que no se quedarán quietos viendo como una lista colectora les roba las intendencias y los borra de la cancha. En definitiva, los ultrachupamedias K sabe que pierden también la provincia, y sin la provincia, es muy difícil parar reclamos hacia el gobierno nacional, unificar elecciones, y otras artimañas con las cuales se ha sometido a los bonaerenses desde 1987.
La ganancia es total para los ultrachupamedias K, aún perdiendo las generales en los distritos grandes. No pierden solo ellos y se victimizarán hasta lo insoportable, mantendrán algunos medios y la fortuna que la banda K ha sabido conseguir en estos 7 años largos, sumado a los fondos que aún manejan en Suiza y NYC, y aún todavía, los ultrachupamedias K, han tenido el tupé trasversal de pretender imponer candidaturas a intendentes como la de un candidato en La Matanza por parte de las autodenominadas Madres de Plaza de Mayo que maneja a mano de hierro Hebe Bonafini.
Por su parte, el sciolismo cuenta desde acá hasta el 18 de febrero para dar una respuesta contundente bajo riesgo de desaparición. Como decía el tres veces presidente, Juan Domingo Perón, se acompaña hasta la puerta del cementerio, pero nadie entra con el cadáver para también junto a él ser enterrado...
Ahora ya sabemos quiénes le ataban las manos al gobernador Scioli: los ultachupamedias K y su propia inoperancia política.
José Terenzio