Cuando allá por 2003, Néstor Kirchner hacía campaña para ser electo presidente, y prometía, prometía y prometía acciones de gobierno, tales como “acabar con la vieja política”, eliminar las retenciones, construcciones de miles de escuelas y casas, realizar una reforma impositiva y, especialmente, modificar el sistema de coparticipación impositiva; ni los más pesimistas pensaban que en casi ocho años de gobierno los Kirchner harían tan poco.

 Otra de las promesas incumplidas del kirchnerismo es acabar o aunque sea, bajar el índice de delincuencia, principal preocupación de la ciudadanía argentina desde hace varios años.

 No es casualidad que la delincuencia esté relacionada con el creciente problema del narcotráfico que también sufrimos los argentinos. De hecho, nuestro país, que hace unos años era utilizado por los narcotraficantes solo como puente para la distribución de drogas hacia Europa, hoy cuenta con los cinco puntos determinantes para que este flagelo sea moneda corriente para nosotros: el consumo, la distribución, el cultivo, la fabricación de drogas sintéticas y el lavado de dinero.

 No por casualidad, tampoco, en un reciente informe del Gobierno de EE.UU, se afirma que la Argentina es el segundo mercado de cocaína de la región, y además, el Departamento de Estado denunció "insuficiente" la cooperación entre el Gobierno y las provincias y estimó que se trafican 70 toneladas a Europa por año.

 Todo esto está relacionado, ni más ni menos, con otra de las tantas promesas incumplidas del kirchnerismo, que es la radarización del espacio aéreo argentino.

 No es ningún secreto que la frontera argentina, especialmente entre Bolivia y Paraguay, es un gran colador por donde pasan toneladas y toneladas de droga. Pero la mayor cantidad de contrabando se realiza a través del espacio aéreo, con avionetas que aterrizan en pistas clandestinas. Lógicamente, esto es posible gracias a la falta de radares.

 Cabe recordar que Néstor Kirchner lanzó en el 2004 un Plan Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial en el que se colocarían 69 radares en cinco años.

 Por su parte, el presidente de la comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, el diputado Fabián Peralta, explicó que "hay licitaciones que se cayeron y compras que no se concretaron" y afirmó que se desconoce "en qué etapa está este proyecto de instalación de 69 radares".

 Además, dijo que "el narcotráfico va minando y contaminando los poderes del Estado, casi se convierte en un Estado paralelo, eso lo tenemos que tener muy claro y emitir mensajes fuertes de que no estamos dispuestos a permitirlo".

 Tampoco es ninguna novedad que en nuestro país haya aumentado la producción y se hayan multiplicado las cocinas, ya que solo en el 2009 se encontraron 12 nada más que en el sur de Santa Fe.

 A todo esto, debemos agregar que además del notable crecimiento de drogas como la marihuana, cocaína y éxtasis, también creció el consumo de drogas legales como el alcohol y el tabaco.

 Como podemos apreciar, las promesas incumplidas del kirchnerismo abarcan casi todos los ámbitos, y no podemos dejar de separar que la delincuencia está relacionada directamente con el narcotráfico, otra de las tantas cuentas pendientes de los gobiernos de Néstor y Cristina.