Ya desde principios del gobierno de Néstor Kirchner venimos escuchando decir —a los kirchneristas, desde ya— que “hay que profundizar el modelo”. Ahora bien, ¿qué es o cómo es “el modelo”?
Si nos guiáramos por las palabras oficiales, el modelo sería algo así como una manera de gobernar muy equitativa, igualitaria, que piensa solo en el bienestar de los más humildes. Y que van más allá. También son, junto a Hugo Chávez, los abanderados de liberar a Latinoamérica del yugo del imperio.
Son, además, gente muy buena que, como dijo Cristina en uno de sus últimos discursos, viene “a unir a los argentinos, y no a dividir”.
Sin embargo, la realidad nos indica otra cosa, muy distinta a lo que ellos permanentemente pregonan.
Pero no tomemos opiniones subjetivas, y analicemos algunos hechos reales y concretos ocurridos en los últimos tiempos, como por ejemplo, el papelón internacional con el avión de EE.UU. o la negociación “secreta” con el gobierno de Irán por el caso AMIA.
Esas actitudes, no solo no le reportan ningún beneficio al país, sino que además, nos dejan parados ridículamente ante el mundo entero. Tal es así que Barack Obama, en su visita a países latinoamericanos, nos pasó por alto.
Eso sí, como respuesta a la descortesía del líder estadounidense, tuvimos el enorme privilegio de que nos visite nuestro principal socio político, económico y social, el comandante Hugo Chávez, a quien, en forma de agradecimiento, además se le rindió un homenaje y se le entregó el premio a la “libertad de expresión”. Algo así como darle a George Bush el Premio Nobel de la Paz. Y hablando de Premios Nobel, otra demostración del autoritarismo e intolerancia kirchnerista fue el intento de impedir que el escritor Mario Vargas Llosa inaugure la feria del libro. Una verdadera muestra de la “amplitud de criterio” del kirchnerismo.
Pero hay más ejemplos de lo que sería, a ciencia cierta, “el modelo K”.
Los recientes hechos que tienen como protagonista a la impresentable ministra de Seguridad, Nilda Garré, son más que una fotografía de lo que es realmente el kirchnerismo.
El hecho de quitarle la presencia de
Realmente, ¿se puede aspirar a gobernar seriamente un país perdiendo tiempo en estar permanentemente pensando en cómo perjudicar a todos aquellos que no forman parte de la banda? Si, la banda, porque a esta altura del partido no debemos tener ningún tipo de empacho en calificar a estos individuos como una banda a la que habrá que enjuiciar por asociación ilícita.
Pero si tendríamos que tomar un solo ejemplo de lo que realmente es el kirchnerismo, nos alcanzaría, y sobraría, además, con ver el video del delegado gremial de Artes Gráficas Rioplatenses extorsionando a representantes de Clarín. Esa es la postal más gráfica de lo que es el kircnerismo: prepotencia, autoritarismo, mentiras.
En definitiva, el “modelo” es eso: una banda de inescrupulosos autoritarios fascistoides que pretenden perpetuarse en el poder.
Pablo Dócimo