En el gobierno nacional las decisiones desafortunadas, erróneas o simplemente torpes, se suceden día a día. Casi se podría afirmar que es una máquina de inventar o fabricar disparates reñidos con la más elemental racionalidad.
Hay tres o cuatro ministros que llevan la delantera en la sinrazón en instrumentar decisiones políticas sin el equilibrio necesario y sin un análisis profundo o reflexivo de la decisión en sí y sus probables consecuencias.
La medida dispuesta por la ministro de Seguridad, Nilda Garré de retirar a la Policía Federal de la custodia der escuelas, hospitales, parques, juzgados y otros edificios públicos dependientes del gobierno de la Ciudad pareciera inscribirse dentro de las decisiones gubernamentales descriptas en el párrafo anterior.
Pero no es así. Increíblemente es un conflicto artificial provocado por el Gobierno Nacional.
No creo necesario describir en que consistió la maniobra de la ministra y sus inmediatas consecuencias negativas porque fue ampliamente detallada en todos los medios inclusive en aquellos que responden a la oposición.
Lo que no tuvo similar difusión es la enérgica condena que merece la irresponsable decisión de Garré de levantar los servicios de un día para el otro sin un preaviso razonable.
La medida unilateral de la ministra que deja sin protección policial los objetivos poniendo al gobierno de la CABA en una situación absolutamente vulnerable ya que los reducidos efectivos están asignados a diez barrios porteños. Pero además es totalmente discriminatoria ya que levanta únicamente los servicios adicionales de la Ciudad y no del resto.
Se debe tener en cuenta que la Policía Metropolitana fue creada hace poco más de dos años, ante la negativa de Kirchner de transferir la Policía Federal asignada a la Capital al gobierno de la Ciudad, tal como se había comprometido anteriormente.
Actualmente este nuevo Cuerpo cuenta solamente del orden de 2.000 efectivos y no los 12.000 que tiene fijado como objetivo final y que son los que necesita para hacerse cargo con totalidad de la seguridad de la Ciudad. Mal puede en consecuencia, asumir ahora, las funciones que abandona la Policía Federal ya que no cuenta con personal suficiente para ello.
Pero más grave que el hecho en sí son los detalles relativos a este, no hubo preaviso ni la coordinación pertinente y deja en absoluta y clara evidencia que el objetivo de esta medida es perjudicar al gobierno de Macri.
Dice un importante matutino que este tema “…obedece principalmente al claro objetivo de generarle un grave problema al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri,” “… Lo que resulta inadmisible es que en este juego de presiones del gobierno nacional sobre el porteño, la ciudadanía quede prisionera mientras ve disminuir el ya escaso nivel de seguridad del que goza.” (ref.1)
Finaliza el artículo de referencia expresando “… Que en lo que hace a la ola de inseguridad, jamás puede usarse este flagelo, del que son responsables las autoridades, como pretexto para poner en jaque a un dirigente de la oposición que puede significar un obstáculo para una posible reelección presidencial.”
Lo que queda claro es que Garré utiliza perversos y cuestionables procedimientos, ajenos a lo que significa el juego democrático, para complicar e inclusive desestabilizar a un adversario político.
No es la primera vez que por acción u omisión incurre en estos cuestionables y graves actos de mala fe y dudosas tramoyas de baja política. Entre los últimos recordemos su inacción ante el bloqueo de los diarios Nación y Clarín ocurrido hace un para de semanas atrás.
En la interpelación al Ministro de Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro, surge claramente de las exposiciones de los legisladores de la oposición la inconsistencia de sus argumentos, lo lamentable de sus observaciones y se muestra claramente que sus objetivos son poner palos en la rueda para dificultar la gestión del gobierno de la Ciudad.
Ante la siempre ausente Cristina ante los grandes y graves problemas, es de esperar que algún juez o fiscal federal le haga notar a la “Comandante Teresa”, esta vieja combativa militante montonera, que en democracia las reglas son totalmente diferentes a la que ella empleaba en la década del 70.
Alfredo Raúl Weinstabl