Es muy probable que mucha gente no lo sepa. No obstante todos, seguramente lo intuyen inconscientemente.
Dentro de las muchas funciones que tiene un Estado, la principal, la esencial, es el de proporcionar Seguridad a sus habitantes. Inclusive es la razón por la cual, hace muchos siglos atrás fue una de las causas de la formación de grupos y comunidades organizadas.
El relatar, cuando en los albores de la humanidad, esta salió del “Estado de la Naturaleza” como lo denominó Thomas Hobbes (1), para convertirse en comunidades organizadas, llevaría varias páginas y no es el motivo de esta corta nota.
En forma muy breve y sintetizando lo expresado en el párrafo precedente, el hombre comenzó en aquel entonces, a agruparse en clanes y pequeñas comunidades para lograr un mayor nivel de seguridad, que viviendo o estando aislados, para enfrentar a sus eventuales enemigos, animales salvajes y otros peligros.
Era simplemente el buscar dar respuesta al instinto más fuerte y poderoso de todo ser vivo: el de la propia conservación.
El sentirse seguro significaba dejar atrás el estado de temor, miedo y angustia en la cual vivía permanentemente y al encontrar un poco de paz, poder dedicarse a otras tareas que hacían a sus necesidades.
Cuando ese proceso comenzó, significó el nacimiento embrionario de lo que hoy es el Estado de un país o de una Nación.
Nos debemos preguntar: ¿Cumple el Estado de nuestro país con esta obligación y responsabilidad primaria que le es propia e indelegable?
La respuesta que podemos dar sin temor a equivocarnos es: rotundamente no. Las estadísticas muestran a las claras que la inseguridad ha batido todos los records históricos y que los delitos se han incrementado a niveles nunca visto anteriormente en nuestro país.
Diariamente vemos delitos de todo tipo y alevosos crímenes sin sentido. La gente siente temor en caminar por las calles
Durante casi más de siete años el gobierno lo ha negado sistemáticamente afirmando que era “una sensación de inseguridad creada por los medios”.
Ya casi al finalizar el segundo mandato de la perversa gestión de la dinastía de los Kirchner, al gobierno le resulta imposible tapar el sol con las manos, e indirectamente se ve obligado a admite la verdadera situación, al crear el flameante Ministerio de Seguridad.
Pero nuevamente la incapacidad del gobierno está presente, al nombrar titular de este importante Ministerio a la vieja dirigente y militante Montonera, la Dra. Nilda Garré.
¿Quién es Garré? Nada menos que la “comandante Teresa”, cuñada de uno de los principales dirigentes montoneros: Fernando Abal Medina. Este es el que ejecutó de un tiro en el pecho al ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, rematándolo con otro en la cabeza, en abril de 1970.
Es muy posible que la ministra sepa cómo armar e instalar una bomba terrorista, asesinar a un vigilante en una esquina para robarle la pistola reglamentaria o custodiar una cárcel del pueblo.
Pero no caben dudas que no tiene la más mínima idea sobre como manejar y conducir una institución de nuestra Nación…y menos aún de una tan esencial como lo es la Policía Federal.
Desde que asumió su nuevo ministerio el delito no dejó de incrementarse vertiginosamente.
No es para menos, en vez de motivar a la institución que la República creó para combatir el delito, desde el mismo comienzo de su gestión, esta fue objeto de humillaciones y vejaciones públicas y otras acciones que la hacen ineficaz operativamente para la lucha contra el crimen y el delito.
En realidad, Garré pareciera que más que buscar soluciones a la inseguridad, dedica sus mayores esfuerzos en poner palos en la rueda y perturbar al gobierno de la Ciudad de Bs. As. El reciente retiro intempestivo e unilateral de efectivos de la Policía Federal que custodiaban edificios públicos en la Ciudad y dejó a estos a merced de la delincuencia, en un total estado de indefensión, es una muestra de ello.
La inseguridad ha llegado a tal nivel que los ciudadanos ya tienen temor de salir a la calle en cualquier hora del día y mucho menos en la noche. No hay lugar en donde se esté a salvo de acciones delictivas: desde los barrios más residenciales hasta los más alejados del conurbano, desde las calles más transitadas y concurridas hasta los más solitarias y aisladas.
Prácticamente de cada familia argentina, algún miembro de la misma, fue blanco de un delito.
Arrebatadores, descuidistas, punguistas, estafadores, narcotraficantes, ladrones de gatillo fácil, asesinos de sangre fría, violadores, estafadores, motochorros y así los delincuentes van perfeccionando sus tácticas impunemente y la lista de modalidades delictivas va incrementándose rápidamente, ante una ciudadanía atónita y totalmente indefensa.
Solamente en las últimas semanas, personalmente fui objeto de dos delitos de los mencionados.
Obviamente Garré no es la única responsable. Hay una cadena de responsabilidades conexas y directamente relacionadas.
Los ministros de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, los Jefes de Gabinete (2) y la ministro de Seguridad de la gestión de Cristina Kirchner, fueron fracasos rotundos por su lamentable desempeño, la absurda e incomprensible justicia “garantista” promovida por el gobierno y fundamentalmente por la política de exclusión social (dije bien, exclusión social y no inclusión social como la presidente pretende hacernos creer (3), hacen que entre otros muchos complejos factores, el delito y la criminalidad sea cada vez mayor.
Uno de los graves problemas de nuestro país, que como otros tantos, fueron ocultados a la opinión pública y nunca fueron reconocidos por el gobierno, y, como consecuencia lógica, nunca fueron adoptadas las medidas correctivas adecuadas.
En este estado de cosas, tan visible y evidente que no se encuentra explicación que la presidente no adopte las medidas necesarias para buscar revertir la situación que día a día se agrava aún más.
¿Será la presidente tan autista que no ve los desastrosos resultados en la Seguridad de su gestión?
Debería deshacerse rápidamente de la gente ineficiente e incapaz que empaña su gobierno
¿Es tan difícil reemplazar a un bocón sumiso, obsecuente y desaforado como Aníbal Fernández, o al Director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, por la increíble torpeza verbal en que incurrió cuando se refirió a Vargas Llosa? ¿Es tan difícil reemplazar a la Sra. Garré por su manifiesta incompetencia?
¿O será que porque Cristina es en última instancia la principal responsable de esta caótica situación y no adopta ninguna medida para no reconocer su fracaso?
Alfredo Raúl Weinstabl
(1) Thomas Hobbes (1588-1679) Filósofo político inglés.
(2) Claudio Izaguirre, Presidente Asociación Antidrogas de la República Argentina, llamaba a Aníbal Fernández el Narcoministro, por sus “errores” y torpezas en la lucha contra en narcotráfico.
(3) Si bien no se conocen cifras concretas, se estima que cerca del 30% de los argentinos viven debajo de la línea de pobreza. Casi uno de cada tres argentinos, no tienen ninguna posibilidad de planear o prever su vida y sin perspectiva alguna para su futuro. Prácticamente son ciudadanos excluidos y marginados de nuestra sociedad sin ninguna posibilidad de mejorar su propia situación ni la de sus hijos y que sobreviven a duras penas por las ayudas sociales que otorga el gobierno. Dentro de ese porcentaje casi cuatro millones de argentinos viven en total indigencia.