Trascendió en estos días que Ricardo Alfonsín, a la postre hijo de quien fue primer mandatario argentino, Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, ha sido investido como candidato único del Partido UCR, ello, antes de las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) a realizarse en el mes de octubre, con lo cual el referido será candidato seguramente a primer mandatario del país.

Si bien las acciones de los hombres no deben juzgarse a la luz de los actos o dichos de sus mayores, es evidente que la imagen pública del también letrado Ricardo son ampliamente reconocidas en la imagen supuestamente positiva de su padre, el recientemente extinto, Don Raúl Ricardo.

El parecido físico de Raúl con Ricardo resulta impactante, al punto que hasta Él mismo reconoció que usaba los trajes de su padre, Raúl, y tras la pregunta periodística a respecto, se permitió una licencia a manera de humorada, contestando: “Y qué, los tengo que tirar?”

La mayor virtud de Ricardo, al parecer, resulta ser su condición filiatoria, ser hijo de Don Raúl Ricardo Alfonsín, muy recordado tras su fallecimiento, homenajeado en sus exequias, y querido por una buena parte del pueblo.

Ahora bien, los actos propios también deben definir a la persona en cuestión. No se cuestionan las ideas y venidas por la candidatura en potencia y eventuales alianzas con el empresario de Narváez, táctica inteligente si se ve la inexistente presencia radical en el denominado Gran Buenos Aires, pero sí dicha posibilidad ha avivado la discusión ideológica entre los correligionarios con algunas acusaciones cruzadas, críticas, y amenazas de partimientos y alejamientos, que han provocado, nuevamente, el recurso de la gestión de su papá, el Dr. Raúl Alfonsín.

En dicho contexto, aclaro no ser radical, me permito desmitificar la imagen de “santo de la democracia” que parece se ha creado, una especie de “construcción de relato opositor” de los opositores de la boina blanca y los colores blanco y rojo, que dista mucho de la realidad que seguramente recuerden los que, por lo menos estén rondando los 50 años. Raúl Alfonsín no era de izquierda, no era “progre”, y tampoco fue un gran demócrata como la maquinaria de propaganda han logrado imponer, evidentemente. Si fue un gobernante que todo el mandato popular en un momento peladísimo (valga la paradoja) no solo para la Argentina sino para América latina toda.

Como siempre, desde todo político —y sus seguidores— se trata de exaltar sus supuestas virtudes y ocultar, o lamer, los pecados o inconfesables que los siguen y los seguirán a través de los tiempos, aún post mortem.

Nadie resiste un archivo

Poco se habló, o siempre se trató de eludir ciertas relaciones y amistades del extinto Raúl Alfonsín con algunos miembros del gobierno militar (dictadura 1976-1983) Se argumentará, al modo que gustaba el General extinto tres veces primer mandamás, que una casa se levanta con adobe, que se hace mitad con tierra y mitad con mierda. Así las cosas, a pesar que los radicales puedan levantar espuma con lo que sigue, son realidades, a interpretar seguramente, pero con las realidades que se expondrán, creo que se tiene que escribir toda la verdad, sin censura. “Con la verdad, no temo, ni ofendo”, decía San Agustín.

1- Durante la dictadura militar, Alfonsín padre participó de las reuniones en que la UCR avaló aportar intendentes (la cantidad de 310) y embajadores a la referida dictadura militar, en 1976.

2- Alfonsín no tenía el menor empacho de cenar con su gran amigo, el ministro del Interior Albano Harguindeguy, compañero de andanzas adolescentes en el Liceo Militar; y de ser fotografiado por medios de prensa, todo eso en medio del estado de sitio y la represión mas brutal a cargo del gobernador Sean Jeans, y su “mano de hierro” Camps, Jefe de la Policía del proceso en la provincia de Buenos Aires.

3- Harguindeguy decidía muchas veces sobre la vida o la muerte de algún desaparecido, sin embargo, siendo Alfonsín el gran “denunciador” de unos supuestos o reales “pactos militares-sindicales”, se olvidó. Luego, cuando fue poder, “no recordó” mandarlo al “gordito pícaro” (como le decía Perón, siendo Harguindeguy, Coronel) a responder en un juicio por sus asesinatos y atroces crímenes.

4- El verdadero “pacto” triunfante en 1983, el real, no el “relatado”, fue el pacto “Alfonsinista-militar”, dado la participación de los dirigentes de la UCR en transas con Harguindeguy (vía Alfonsín) Todo esto pasaba mientras militantes radicales “de base” también desaparecían y eran torturados durante el denominado “Proceso” exterminador.

5- Durante el gobierno del General Viola, se permitía opinar de política libremente (mientras muchos morían o estaban siendo torturados). Decía entonces que no veía mal una salida “a la portuguesa”, rememorando la “Dictablanda” del General Salazar en Portugal.

6- Se impulsaba (desde la UCR) que la “salida democrática” debería ser pausada, que gobernara un civil, (un títere como había sido Guido) con censura, proscripción y apoyo de los militares. Todos los partidos políticos, obviamente, seguirían prohibidos. Veían con simpatía la dictadura de Brasil la que casi no tenía desaparecidos ni lucha armada, y propició el crecimiento de la economía en vez del liberalismo económico (como sí lo hizo aquí, Martínez de Hoz).

7- Apoyaba, Alfonsín, las expresiones de Balbín (1980) cuando dijo en España: "Creo que no hay desaparecidos, creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno".

8- Siendo presidente, Alfonsín y su gobierno, no concedieron una sola audiencia a las Madres de Plaza de Mayo.

9- Alfonsín acordó la continuidad de 400 jueces de la dictadura durante la democracia (los jueces eran designados por el presidente, con acuerdo del Senado) entre los que estaba Raúl Eugenio Zaffaroni (nombrado en 1979).

10- Ordenó Alfonsín el juicio a las tres primeras Juntas Militares. Pero la cuarta Junta (de Bignone) no fue incluida. Al parecer esto era parte de un acuerdo con el mismo Bignone.

11- El juicio no fue trasmitido por televisión, con lo cual pasó inadvertido para el 80% de la población. Dicha censura, que no era la única de ese momento, fue ordenada por el presidente Alfonsín. Hay que recordar que los cuatro canales de Buenos Aires eran estatales, no existía casi el cable (estaba iniciando) e Internet era una fantasía aún, del futurismo.

12- Las imágenes del juicio, durante su gobierno, estuvieron bien guardadas.

13- Se negó a recibir a Julio Cortazar de paso por la Argentina por el simple motivo de que “era zurdo”. El gobierno argentino no envió representante a los funerales del escritor.

14- Promovió las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, negociando directamente con los militares encabezados por Seineldín y Aldo Rico, conversaciones realizadas a través de su ad later, Jaroslavky, y de este modo se impuso la mayoría (como hoy tanto se critica) humillando al Congreso de la Nación quien terminó recibiendo órdenes de los militares amotinados.

15- Promovió una política anti obrera, los sueldos fueron los más bajos de la historia de la Argentina. Para lograr la codiciada “estabilidad” promovió el Plan Austral, que no logró ni estabilizar la moneda, ni logró recuperar la economía; tampoco logró aumentar el nivel de la renta, y en particular de los salarios. Lanzó Bocones en reconocimiento de la deuda histórica con los jubilados y pensionados, los cuales no se pudieron pagar, eran bonos de “descarte” y que se terminaron de rescatar en el gobierno de Menem. Su gobierno fue tan malo que, dada su debilidad posterior, terminó otorgando todas las peticiones que Menem le requirió al firmar el Pacto de Olivos.

16- El 30 de mayo de 1989, ante el descalabro económico que vivía el país y el desgobierno general, la hiperinflación y los saqueos, Alfonsín no tuvo empacho en ordenar el estado de sitio, el cual se utilizó a fin de arrestar personas sin orden judicial.

17- No contento con tener un ministro como Tróccoli, amigo de los militares, y otro como Roque Carranza (acusado de colocar bombas en la Plaza de Mayo en 1952, en momentos de un acto, el cual le costó la vida a muchas personas) designó como Ministro al señor “Coty” Nosiglia, monje negro del Partido Radical, criticado hasta en su propio partido, al que se acusa de haber reprimido o provocado una reyerta durante un acto de la CGT convocado por Saúl Ubaldini, tras el cual al poco tiempo hubo de renunciar.

18- No tuvo empacho en participar de los almuerzos a los que invitó el embajador de Estados Unidos, Harry Schlaudeman en su residencia durante la guerra de las Malvinas. Al parecer, por orden directa del Pentágono, se lucubraban alternativas para reemplazar a Leopoldo Galtieri en la presidencia. EE.UU. exigía la vuelta atrás de todo reclamo argentino y sabía de la supuesta influencia de Alfonsín (padre).

El ejercicio de la memoria (completa) es un as en la manga de quien realmente se proponga aunque sea trasmitir a los más jóvenes las cosas que la historia, en su inacabada inmensidad, va dejando a un lado en el camino.

Como algunos recordamos la historia (la historia completa) de todas las administraciones y gobiernos. Deseo que, de tener Ricardo la bendición y la gracia del pueblo de la Nación Argentina, pueda rectificar ideas, conceptos y decisiones de aquel pasado, y así no llegue a parecerse a su padre en estos puntos negativos y que se deben de exponer ante la opinión pública.

La creación de “santos” y “mitificados”, de cualquier tipo, ha provocado grandes penurias y condicionamientos innecesarios e indeseados. Nada nos asegura que esto siga ocurriendo con fuerza en el presente, y quizá en el futuro.

José Terenzio

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