Existe una frase muy conocida que dice que “nadie resiste un archivo”. El kirchnerismo no escapa a este precepto.
Las dos banderas que más esgrime el oficialismo son, como todos sabemos, la política implementada desde 2003 sobre derechos humanos y el plan económico a favor del sector industrial que genera trabajo.
Veamos, entonces, cuáles son los méritos del kirchnerismo tanto en lo económico como en la política de DD.HH.
Sistemáticamente se le atribuye a Roberto Lavagna la autoría intelectual en lo que fue la gestión económica del kirchnerismo.
Respecto a los hechos más destacables y relevantes de Lavagna, no solo se dieron durante su gestión en la presidencia de Eduardo Duhalde, sino que siguieron durante su período como Ministro de Economía de Néstor, las tres medidas fundamentales fueron la desastrosa negociación de los bonos con deudores extranjeros, que dicho sea de paso fue una estafa y que aún hoy sigue sin resolverse definitivamente, la aplicación de la doble indemnización y el plan de premios y castigos (PURE) para afrontar la crisis energética.
Sin embargo, el “mérito” por llamarlo de alguna manera, pertenece a la infra devaluación de Eduardo Duhalde y su ministro Jorge Remes Lenicov, esa que pasó el dólar del
Pero lo que la inmensa mayoría de la población desconoce, es que esa iniciativa devaluatoria, tan aprovechada por Kirchner, fue sugerida por el mismísimo Héctor Magnetto, de Clarín, al ex presidente Duhalde.
A esto, le debemos agregar el aumento a nivel mundial del precio de los granos, especialmente de la soja, que curiosa y torpemente, Néstor, por sugerencia, esta vez del impresentable Secretario de Comercio Guillermo Moreno, el mismo kirchnerismo hoy combate.
En fin… cosas que no se pueden explicar y mucho menos entender del “Modelo K”. Pero en pocas líneas, esa es la maravillosa política económica del kirchnerismo.
En materia de DD.HH., parecería que antes de Kirchner, este tema no hubiera existido, que son una invención del kirchnerismo.
Tal es así que hasta decidieron modificar el prólogo del libro “Nunca más”. Ahora bien, ¿cuál es la realidad de haber implementado una marcada supuesta política de DD.HH.? Es simple.
Cuando Néstor asumió la presidencia en mayo del 2003, lo hizo con solo el 22% de los votos, que en realidad, no eran electores que lo hayan elegido a él, precisamente, sino que fueron personas que lo votaron porque Duhalde lo había sugerido, y como para garantizarlo, le prestó a su ministro de Economía, Roberto Lavagna.
Kirchner, sabiendo que no poseía un poder político real, decidió crear el suyo propio, y para lograrlo, comenzó a fabricar una imagen “progre”. Para esto, incluyó en sus filas a supuestos referentes del progresismo, como ex montoneros.
Para demostrarlo y conseguir su apoyo, comenzó, entonces, a promover los juicios a integrantes de la última dictadura militar.
Por supuesto que ni hablar de juzgar a ex montoneros, que a partir de ahí comenzarían a formar parte de su gobierno.
Pero veamos cómo era la relación de los Kirchner y los militares en la época de la dictadura.
Durante el proceso, Néstor Kirchner, junto a su esposa, Cristina Fernández, trabajaban como colaboradores de la financiera “Finsud”. Con ese negocio, consiguieron adquirir más de 20 propiedades a precio de remate. De hecho compraban estas propiedades antes de ser rematadas por incumplimiento de pago de sus propietarios por la tristemente célebre ley 1.050 de la dictadura.
A fines de 1980, se encontró frente al estudio de Kirchner un explosivo puesto por alguien que había perdido su propiedad en manos de Finsud. Con la firma de Cristina Fernández, su estudio jurídico publicó una solicitada agradeciendo la ayuda brindada por funcionarios del proceso y asegurando que se encontrarían a los responsables bajo el “Estado de Derecho vigente”.
Paralelamente, militaban en lo que era la ortodoxia peronista, dentro de las llamadas Fuerzas Vivas que proponían un acuerdo con
Tal es así, que a Néstor se lo pudo ver en varios actos oficiales de la dictadura, generalmente escoltado por el ex jefe de la bonaerense y discípulo de Camps, quien era en ese momento Jefe de
En marzo de 1982, Néstor Kirchner habló en un reportaje sobre su espíritu de conciliación y unión nacional que incluía a las Fuerzas Armadas. Debemos recordar que se trataba de las mismas “Fuerzas Armadas” a las que hoy se juzga por delitos de lesa humanidad y la desaparición forzada de personas.
Cuando el dictador Leopoldo Galtieri envió a Oscar Guerrero a su nueva Guarnición, este hizo publicar una serie de notas en el diario “La opinión Austral”. Estos escritos pertenecen a la misma época en que se fotografió con Kirchner, negando lisa y llanamente la existencia de desaparecidos, tortura y mal tratos a presos políticos.
En
El estudio jurídico de Kirchner defendió en
La defensa del estudio de Kirchner argumentaba que el sexo oral al que fue sometida una de las mujeres abusadas por la policía no merecía ser tomado como violación.
Durante los próximos 20 años, los Kirchner seguirían alineados en el peronismo conservador, siendo importantes aliados de Carlos Menem, a quien apoyaron fervientemente en el pacto de olivos, apoyando la reforma de
Otro hecho destacable es que durante su gobernación en Santa Cruz, Hebe de Bonafini visitó su provincia en varias oportunidades, pidiendo tener una audiencia con él en dos ocasiones. Obviamente, nunca fue recibida, ni siquiera por su esposa.
En conclusión, Néstor Kirchner, una vez logrado su objetivo, no tuvo ningún tipo de escrúpulos en traicionar a quienes fueron sus aliados en el pasado, como los militares, Duhalde, Lavagna y Menem, y asociarse a quienes antes desconocía, como montoneros y Hebe de Bonafini.
Estos son, como podemos ver, los dos pilares fundamentales del kirchnerismo, una ideología con pies de barro.
Pablo Dócimo