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Cristina y el fantasma de Belgrano, odiosas comparaciones

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MÁS SOBRE EL DISCURSO DE LA PRESIDENTA EN EL DÍA DE LA BANDERA
MÁS SOBRE EL DISCURSO DE LA PRESIDENTA EN EL DÍA DE LA BANDERA

Antes de desarrollar esta nota consideré necesario recordar la definición de los siguientes cuatro términos según la Real Academia Española:

 

Público, ca.: 4. adj. Perteneciente o relativo a todo el pueblo.

Proselitismo: m. Celo de ganar prosélitos.

Prosélito: m. Partidario que se gana para una facción, parcialidad o doctrina.

Charla: 2. f. Disertación oral ante un público, sin solemnidad ni excesivas preocupaciones formales. 

El día 20 de junio hemos podido ver y escuchar a nuestra Presidente a través de la pública Cadena Nacional de Radio y Televisión emitir un discurso, que por la trascendencia de la conmemoración, esperábamos fuese el recordatorio histórico de aquel sublime momento en que uno de nuestros máximos héroes enarbolara por primera vez ese símbolo de su creación tan caro a nuestro sentimiento de Patria.

En su alocución, dijo que había firmado un decreto ya promulgado por Sarmiento en 1869 para que la enseña nacional sea enarbolada los 365 días del año en todos los edificios públicos de la Nación, que era una apasionada de la historia y que Belgrano era su favorito.

Analizando el primer punto, me hubiese agradado más haber visto banderas argentinas frente al palco que ocupaban todas las autoridades y no paños sectarios y cánticos afines a la proyección política de Cristina Fernández.

En cuanto al segundo punto no cabe la menor duda que la mandataria es una apasionada de la historia, pero de la historia reciente porque más del ochenta por ciento de su charla fue para exaltar, a su criterio, los actos de gobierno a partir del año 2003 hasta la actualidad. Estos dos hechos, sin lugar a dudas, convirtieron el recuerdo de un día patrio en un acto netamente proselitista emitido en cadena a través de medios públicos.

 En el tercer punto, su reiterado favoritismo hacia Belgrano hace suponer que la personalidad, profesionalidad y conducta de este prócer debería ser un ejemplo a seguir por ella en su carácter de gobernante.

Es por eso que es dable recordar cómo fueron los últimos días del creador de nuestra bandera, según El Historiador.

“Belgrano dictó y firmó su testamento veinticinco días antes de morir, el mismo en que se cumplía la primera década de la Revolución. En él encargaba a su hermano, el canónigo, del cuidado de `sus escuelas´. En secreto, encomendó al mismo que, una vez pagadas todas sus deudas, aplicara el sobrante al cuidado y educación de la hija que dejaba en Tucumán, Manuela Mónica, que fue luego `dechado de virtud y amabilidad, tan semejante a su padre en la fisonomía como en la dulzura de su carácter´, según los Apuntes del general Ignacio Álvarez Thomas, escritos en 1846.

Regaló su reloj de oro al doctor Redhead: `Es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso´.

El 19 de junio dio un beso a su hermana Juana, para pagarle sus amorosos desvelos, y en la mañana del otro día, a las siete, expiró suspirando: `¡Ay, Patria mía!...´

Hecha la autopsia de su cadáver, se comprobó con asombro que `el corazón era más grande que el del común de los mortales´, lo que debía ser uno de los efectos de su enfermedad.

Se le amortajó con un hábito de Santo Domingo, pues así lo dejó pedido, y en un féretro de madera de pino, recubierto de tela negra, lleváronlo sus hermanos y algunos pocos amigos la media cuadra que distaba su casa del convento dominico, y allí, a la entrada de la iglesia, al pie de la pilastra derecha del arco central, le cavaron la fosa. Una losa de mármol blanco, trozo de la cubierta de una cómoda que había pertenecido a la madre, lo cubrió con la leyenda: `Aquí yace el general Belgrano´.

  No existe la menor duda que “las comparaciones son odiosas”. También cabe otro comentario: el reloj de oro con el cual Manuel Belgrano pagó los servicios al médico que lo atendió en sus momentos finales y el cual fue robado del Museo Histórico Nacional el 30 de junio de 2007.

Si bien se apresó a una banda que fue acusada de éste y otros robos a museos, la reliquia histórica de su patriota favorito nunca se recuperó.

 

Ricardo Alfredo Rey

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. No tenia custódia la reliquia nacional!!!! Quién, con tanta facilidad y tranquilidád se las robaría?... Quién era?.. el adinistrador, y presidente, elegido por los pobres, de mente y además dementes..a ...ya sé...era EL.... que muríó.....y el reloj de M.Belgrano donde estárá? quién lo tendrà...?!!!! Devuélvanlo,es un patrimonio nacional!!!estos ladrones no respetan ni eso....

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