Luego del resultado oficial de la primera vuelta en la elección de la Capital Federal, se encendió una luz de alerta en el grupo de caciques del Conurbano bonaerense que debió aceptar sin chistar la estrategia presidencial de habilitar listas colectoras —o de adhesión, según su denominación oficial— para las elecciones de octubre.
Falta bastante y ningún indicio con rigor cuasi científico habla de que pueda extrapolarse el comportamiento electoral porteño a la vasta geografía del Gran Buenos Aires.
Pero los intendentes y legisladores de la Provincia tomaron nota de lo que significó, para la lista oficial que encabezó Daniel Filmus, el hecho de haber tenido colgadas debajo de su nombre otras dos ofertas más de perfil progresista/kirchnerista.
Concretamente, la nómina que fue a la elección del domingo último con el sello "cristinista puro" sufrió una notable merma de votos en el ítem legislativo, porque esos sufragios perdidos se distribuyeron entre el par de listas que "adhirieron" a Filmus pero que llevaron postulantes propios a la Legislatura local.
Más de un jefe comunal teme ahora que le pase algo similar en sus distritos. Esta situación y cómo prevenirla ha sido tema de conversación entre hombres del PJ bonaerense en las últimas 48 horas.
Nombres y números
Breve reseña de nombres y números: Filmus obtuvo el 27,6 por ciento de los votos porteños. Eso representó 20 puntos de diferencia para abajo con Mauricio Macri. Ese, el 20, se ha convertido en el nuevo número maldito de la Casa Rosada al menos hasta el balotaje del domingo 31.
La lista de legisladores propios del ex ministro de Educación (es una forma de decir, porque el hombre no tuvo injerencia en la decisión de esos nombres) obtuvo, sin embargo, un 14,6%. La encabezó Juan Cabandié, uno de los emblemas de la Agrupación Juvenil La Cámpora.
O sea que Cabandié —nieto de desaparecidos recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo— sacó 13 puntos porcentuales menos que su candidato a jefe de Gobierno.
Los otros 14 puntos y monedas que obtuvo Filmus los cosechó a través de las ofertas de las dos colectoras: una encabezada por la ex periodista Gabriela Cerruti, postulante de Martín Sabbatella en la capital federal, y la otra por el destituido alcalde Aníbal Ibarra.
La lectura de ese comportamiento en las urnas dice que Filmus se benefició con la existencia de colectoras porque, en definitiva, sumaron todos para él.
Pero la Legislatura porteña no podrá mostrar un monolítico bloque K, con esa pureza de ADN kirchnerista que acaso imaginaron los cristinistas que manejaron la lapicera.
En la escena nacional
En la lógica conurbanística, e imaginando las boletas de octubre, el beneficio de Filmus se traslada a la presidenta Cristina Fernández: todos suman para ella.
Y la fragmentación, al posible escenario que puede configurarse en los distritos y secciones electorales donde el mencionado Sabbatella —candidato a gobernador contra Daniel Scioli— irá con listas de adhesión habilitadas por la Casa Rosada.
En algunos casos distritales, incluso, los adherentes serán expresiones kirchneristas que no reconocen el liderazgo del cacique peronista local pero prefirieron no concurrir a la interna abierta del 14 de agosto.
Eduardo Duhalde, ambulanciero casi profesional a esta altura de los acontecimientos, ya habló de que se viene una "rebelión" del peronismo contra la Presidenta y su joven guardia.
Puede que no se haya referido al reclutamiento de kirchneristas desencantados sino a la activación de picardías históricas del peronismo provincial.
Que consisten, entre otras imaginarias creaciones, en que los intendentes peronistas que por estas horas están inquietos ayuden —sin que se note, claro— a listas con poco poder de fuego como para disputarles a ellos el poder real pero con suficiente poder de daño como para robarle "votos" a las expresiones kirchneristas no alineadas de sus distritos.
Duhalde, como Ricardo Alfonsín, se esperanzan con lograr la polarización con la Presidenta, de cara a octubre. Es el sueño de trasladar lo que pasó en capital federal al escenario nacional y seducir a ese votante que nunca optará por Cristina.
Primero deberán licuar a su favor la notable dispersión opositora, hoy funcional a la jefa de Estado. Por eso intentan que Macri, el hombre del momento sin postulante presidencial propio, tenga gestos de respaldo hacia ellos luego del balotaje de fin de mes.
Es verdad, para incomodidad de Alfonsín, que hay vasos comunicantes muy fuertes entre macrismo y duhaldismo, al punto que en varios distritos se agruparon en un mismo espacio y disputarán internas en agosto.
Pero también es cierto que Macri no dará ningún paso en falso que dañe el enorme capital político propio que tendrá si, como se prevé, derrota al kirchnerismo en la segunda vuelta.
Mariano Pérez de Eulate
NA