La victoria de Mauricio Macri en el balotaje porteño estaba descontada, aún por los kirchneristas más acérrimos, desde el mismo domingo 10 de julio en que Daniel Filmus fue derrotado por casi 20 puntos en la primera ronda electoral.
Por eso el segundo tramo de la campaña proselitista transcurrió en la medianía, a sola excepción de la denuncia de Filmus sobre la supuesta existencia de una campaña sucia en su contra. Por eso tampoco la Casa Rosada se involucró directamente en la contienda.
Para el oficialismo, sin embargo, el problema ya no reside en la Capital, cuyos ciudadanos le dieron la espalda en forma evidente. Lo que realmente cuenta para la presidenta Cristina Kirchner es la espiral negativa que provocan sobre su candidatura los resultados electorales adversos que se registraron en forma encadenada.
Repasemos: la secuencia arrancó el 10 de julio en la Capital, con una victoria arrolladora de Macri; siguió el 24 de julio en Santa Fe, donde Miguel del Sel desplazó del segundo lugar al kirchnerismo y quedó cerca de los socialistas; y continuó este mismo domingo con la derrota definitiva de Filmus en la Ciudad.
Lo que viene tampoco es alentador para el oficialismo. El próximo domingo se realizarán las elecciones en Córdoba y allí el peronista José Manuel de la Sota tiene buenas chances de regresar a la Gobernación, pero la Casa Rosada no podrá festejarlo porque rompió lazos con el histórico dirigente en la etapa del armado de las listas de candidatos.
El electorado cordobés es también, como el porteño, marcadamente antikirchnerista. No se puede decir exactamente lo mismo de los santafesinos. Pero en todos esos lugares hay, en medio de las particularidades, un punto en común: en todos ellos comenzó a verificarse una división del tradicional votante peronista, que ya no sigue a pies juntillas al Gobierno nacional.
En este sentido, el fenómeno electoral encarnado por Miguel del Sel fue elocuente en Santa Fe. En Córdoba sólo De la Sota puede traccionar el voto peronista que no comulga con el kirchnerismo. Y en la Capital, un sector cada vez más importante del justicialismo engrosa las filas de Macri, por contradictorio que esto pudiera parecer.
Esta situación fue rápidamente percibida en La Plata, en los despachos donde se diseña la estrategia electoral del gobernador Daniel Scioli. Por eso el mandatario salió con premura a elogiar a Del Sel y a enviar señales de sintonía con el campo, cuyo "voto bronca" reapareció con fuerza en Santa Fe.
Así las cosas, la Presidenta llegará a las primarias del 14 de agosto envuelta en un clima electoral adverso. Ese día se probará, en términos reales, si su candidatura mantiene la firmeza necesaria para apuntalar la campaña iniciada por la Casa Rosada a principios de año, cuando comenzó a instalarse como una certeza la frase "Cristina ya ganó".
Mariano Spezzapria
NA