En el día de ayer Jorge Capitanich se consagró nuevamente como gobernador de la provincia de Chaco, en el marco de una jornada que no prometía grandes cambios en ese distrito.
El candidato del Frente "Chaco merece más" —una coalición provincial en donde el kirchnerismo se destaca por amplia mayoría— fue reelecto con el 66,6% de los votos venciendo con comodidad al candidato del radicalismo, el ex gobernador y actual senador nacional Roy Nikisch (Alianza Frente de Todos), quien polarizó la elección con el actual mandatario provincial, obteniendo el segundo puesto con el 30,1 % de los sufragios.
De este modo, el pueblo chaqueño refrendó la hegemonía kirchnerista en una provincia donde la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había cosechado un amplio caudal de votos en las primarias del 14 de agosto pasado (consiguió el 60% de los votos y terminó a 39 puntos de Alfonsín) y donde también el justicialismo logró recuperar el poder desde el año 2007, tras 12 años de gestión radical.
Capitanich, que afrontó su cuarta elección como gobernador desde el año 1999, permanecerá en el gobierno provincial hasta el año 2015 y, tras conocer los primeros resultados, salió a festejar su victoria apelando al recuerdo del ex presidente Néstor Kirchner con una declaración muy sugestiva: "Este triunfo es suyo, Presidenta", demostrando un gesto de alineamiento directo con la Casa Rosada, a diferencia de lo que en su momento había expresado el reelecto gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey cuando en las elecciones del pasado mes de abril declaró que "Salta eligió gobernador, no un delegado del gobierno nacional".
Marcar estas diferencias no representa un dato menor, ya que Capitanich y Urtubey ya suenan como posibles candidatos para continuar el proyecto del Frente Para La Victoria si Cristina repite en octubre el gran resultado obtenido en las primarias del mes de agosto. La presencia de funcionarios de la talla de Randazzo —habitual emisario del kirchnerismo cuando el partido logra importantes victorias en elecciones distritales— y Boudou —candidato a Vicepresidente— demuestran la gran importancia que la cúpula del oficialismo le ha brindado a esta elección.
Por el lado del radicalismo todo fue una gran sombra. Nikisch no pudo recuperar la provincia que resultó ser uno de los pocos bastiones radicales "no kirchneristas" durante el gobierno de Néstor Kirchner, ya que su gestión no formó parte del colectivo de "radicales K" que se expandió por muchas provincias gobernadas por el radicalismo, lo que le había costó muy caro en el año 2007, cuando Ángel Rozas perdió en una reñida elección el control de la provincia a manos del propio Capitanich.
El candidato radical tuvo que afrontar esta elección prácticamente en soledad, Alfonsín había viajado a la provincia días antes de las primarias, pero luego no volvió a dar acto de presencia y Rozas criticó duramente su estrategia de campaña, y los magros resultados quedaron a la vista. Una de las escasas novedades que ofreció esta elección fue la implementación del voto electrónico en 300 mesas distribuidas en varios puntos de la provincia. El sistema fue puesto a prueba en los distritos de Resistencia, Villa Ángela, Roque Sáenz Peña y Machagai. En la capital provincial, Capitanich registró un promedio del 60% de votos válidos en las mesas de voto electrónico y Nikisch obtuvo el 34%. El actual gobernador a esta altura parece haber superado los escándalos conyugales con su ex esposa, Sandra Mendoza, y también los revuelos mediáticos que generaron algunas personalidades cercanas a su entorno, como el caso de la ex diputada Gladys Soto, a quien le encontraron en una ocasión cocaína en el interior de su automóvil durante un operativo policial. Capitanich se prepara para seguir al frente de una provincia muy cuestionada a nivel nacional por los importantes índices que presenta sobre desnutrición y mortalidad infantil.
Córdoba
Durante la jornada, también se desarrolló la elección municipal de la ciudad de Córdoba. Tras las elecciones del pasado 7 de agosto —donde triunfó José Manuel De La Sota, convirtiéndose en el sucesor del gobernador Schiaretti— aún restaba saber quién sería el nuevo intendente de la capital cordobesa (que representa el segundo distrito comunal del país, con 1.329.604 habitantes, según censo 2010).
El gran triunfo del actual senador nacional Ramón Mestre —que había sido derrotado en el año 2007 a manos del actual intendente Daniel Giacomino— generó un importante soplo de viento fresco dentro de la dirigencia radical, que había sufrido una derrota muy dura en las elecciones provinciales de agosto.
Lejos del mal recuerdo por la floja performance de Oscar Aguad, Mestre obtuvo el 35% de los votos y se impuso a candidatos de peso como Olga Riutort, ex esposa de Juan Manuel De La Sota, apoyada por un importante sector del kirchnerismo —pese a haber tenido reuniones con Eduardo Duhalde durante el año pasado— y Héctor "Pichi" Campana, actual vicegobernador de la provincia.
Este resultado dibujó un mundo muy diferente al efecto de agosto, porque allí la fuerza de Luis Juez había sido la más votada dentro de la capital provincial. El triunfo de Mestre, si bien es muy importante para levantar la imagen de un Alfonsín muy golpeado por lo que dejaron las primarias de agosto, puede interpretarse por varios motivos. Uno, los votantes volvieron a volcarse hacia el radicalismo dado el gesto de acercamiento que el gobernador electo (De La Sota) le ofreció al kirchnerismo, tras bajar su lista de diputados para las elecciones de octubre. Otro motivo puede comprenderse a partir de la falta de garantías que ofrecía el juecismo para volver a gobernar la ciudad, ya que el actual intendente fue electo por las filas de Juez, pero terminó inclinado hacia el kirchnerismo, de hecho, en su momento llamó a votar por De La Sota. Esteban Dómina, candidato Juecista, apenas logró el 7,7% de los votos. Los ciudadanos capitalinos observaron en Mestre a una gran figura de contrapeso para oponerse a los efectos del reciente pacto entre la presidente y el nuevo gobernador.
La resurrección del radicalismo de la capital cordobesa devolvió la tradición política a la ciudad de las sierras y le arrancó un suspiro de alivo a la candidatura de Alfonsín, quien últimamente tuvo que afrontar duras crisis con importantes dirigentes de su partido tanto en Mendoza como en Santa Fe.