El 2011 había arrancado con una orden desde lo más alto del ejecutivo: no mencionar en discurso, conferencia, entrevista o documento oficial alguno la palabra “inflación”, ni siquiera para negarla. “Si no se menciona, no existe”, es una de las premisas que suele manejar el Gobierno.
La primera en cumplir ese precepto no escrito fue la propia Presidenta, quien en uno de sus discursos allá por febrero de este año, le explicó a los argentinos que lo que hay en el país es sólo "distorsión y dispersión" de precios.
Aquello de culpar a los empresarios por la suba de costos, llamadas telefónicas a los gobernadores que arrojen un número distinto al que señalaba Guillermo Moreno, multas a consultoras que den una inflación distinta a la de las retocadas por el Indec, y hasta intimidaciones a periodistas que escribieran sobre ella, no pudieron contra la realidad. Hoy Cristina Fernández, hizo un discurso de casi una hora en la Conferencia Industrial donde por primera vez soltó la palabra que ya no pudo esconderse más: “inflación”.
"Hay que comenzar a hablar y pensar con sintonía fina todos los temas. Yo estoy dispuesta y mi equipo también lo está", entre los que incluyó salarios, subsidios, las utilidades privadas y la inflación.
"Que no me vengan a hablar de inflación si antes piden tocar el dólar: no se puede la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos. Hay que tener un adecuado ´timming´ de cómo se manejan las variables", sentenció.
Y remarcó que "el modelo es de crecimiento, no de metas de inflación porque esquema es del consenso de Washington y llevó a la destrucción de la economía y el empleo" de la Argentina y otros países.
Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas