Ni una palabra de condena salió del seno del oficialismo cuando dos periodistas de La Nación y Clarín, respectivamente, fueron comparados por Amado Boudou con los encargados de limpiar las cámaras de gas durante el nazismo. Ese mismo silencio se hizo carne cuando, en enero pasado, Gustavo Sala eligió un tremendo chiste para graficar su humor en Página/12. Allí podía verse a judíos dentro de un campo de concentración participando de una fiesta con la música en vivo del conocido DJ David Guetta mientras que Hitler le pide a este que dé alegría a los recluidos y que estén relajados para que “los jabones salgan mucho mejor”.
“Hijo de un psicoanalista, bisnieto de un legendario rabino llegado de Odessa, la genealogía de Kicillof parece ser una sucesión de dogmáticas”, rezó la columna de Carlos Pagni que tanto molestó a Cristina Kirchner.
“Los camporistas parecen tener el mismo gen de la soberbia que han exhibido en los 70 los militantes montoneros”, fue asimismo la frase desafortunada de Osvaldo Pepe que tenía, según la Presidenta, tufillo nazi.
Días después, Cristina eligió proseguir su caza de nazis mientras atrás la acompañaba un gigantesco mural de Perón, el mismo que refugió a decenas de jerarcas nazis en la Argentina.
En medio de la utilización de un nuevo adjetivo calificativo para denostar a los periodistas, el Gobierno parece haber optado por la banalización del nazismo. Eso sin contar la poca resistencia al archivo que, a paso firme, viene demostrando el propio kirchnerismo.
A fines de la década de los 90, Página/12 era un medio reconocido por su periodismo de investigación. A mediados de 1997, se animó a desnudar el aporte de la generosa pauta oficial por parte del entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, a un diario local nazi, La Voz de Santa Cruz.
Según esa investigación, los empleados de ese medio llamaban "Führer" a su director (Carlos Navarro) y él firmaba sus columnas con el seudónimo de "Francisco Franco", como una suerte de alegoría al dictador español.
A ese respecto, un 20 de julio ese mismo diario publicó en su tapa un saludo de los empleados al director con motivo del Día del Amigo acompañado por una réplica del rostro de Adolf Hitler. "A nuestro Führer: gracias por soportarnos en los momentos más duros".
Por si fuera poco, Navarro reconocía en esos días haber trabajado para dos empresas de Alfredo Yabrán: Intercargo y Villalonga Furlong.
La periodista Cledis Candelaresi entrevistó oportunamente a Kirchner el 27 de julio de 1997 para conocer por qué promovía con fondos del Estado a una publicación de ese tenor. “¿Qué tienen contra La Voz? Es un diario de gente muy respetable”, y disparó: “Tengan cuidado con lo que publican.”
“Pero habrá visto entonces los avisos hitlerianos y las columnas que ponen en duda la existencia de desaparecidos”, insistió la periodista. También lo hizo Néstor: “¿Estás segura de lo que vas a publicar?”
Nadie resiste el archivo
En un artículo divulgado el 24 de marzo de 1997, Navarro indicó en su publicación: "No hay parámetros que fundamenten expresamente que en la Argentina se produjeron o hubo 30 mil desaparecidos. La estructura subversiva llegó a contar con 25 mil efectivos, de los cuales 15 mil fueron combatientes, personas técnicamente capacitadas e ideológicamente fanatizadas".
Repreguntó entonces la cronista a Néstor: "¿No cree que La Voz comulga con la ideología nazi?" "Eso es absurdo”, contestó. “Vinculación conmigo no tiene ninguna. Y publicidad oficial también tiene otros medios".
Según una investigación reciente de la revista Noticias, en los tiempos de Néstor presidente, "El Führer" Navarro pasó a dirigir una consultora llamada Magna, encargada de preparar papers diarios de resumen de medios. Entre sus clientes se encontraban la provincia de Santa Cruz y la Casa Rosada.
Tiempo después todo cambió, La Voz desapareció, los periodistas críticos son nazis, y Cristina y Néstor son el adalid del progresismo. A su vez, Página /12 no investiga más al poder de turno y es ahora uno de los medios menos leídos y más beneficiados por la publicidad estatal.
La casa está en orden.