No es la primera oportunidad que el autoproclamado “Gran Diario Argentino” comete tamaña torpeza intelectual. Con el portentoso título “La salud se encontró con Oriente”, describe sin ningún pudor las andanzas de la empresa de salud (¿?) Medivida. Una nota a medida, a medida de las pseudociencias.
Su director, el Dr. Mariano Tocchettón (foto nota), posee un eclecticismo todo terreno: “No trabajo en interconsulta con el médico “normal” (SIC); pero sí dialogo con los psicólogos. Y les aclaro a los pacientes que el tratamiento “tradicional”, previo, si quieren dejarlo deben hacerlo en forma progresiva, y sólo si es posible”.
Fundador de la Clínica Medivida, el galeno de marras posee sólida formación en homeopatía y ayurveda. Ingenuamente sentencia: “Me dio mucha tranquilidad un posgrado que hice en la UBA sobre ayurveda, por que antes temía que fuera algo “chanta”. No comprende que la seriedad de una disciplina no la da el edificio donde se dictan las clases, sino el marco teórico y su validación. ¿Ingenuidad? El credo ideológico de estos señores, sólo es posible en “la dimensión desconocida”.
Pero sí, se llama a resguardo: en su centro médico coexisten las pseudociencias con la medicina científica. En síntesis: medicina y farmacología de tecnología científica y “medicina alternativa” nutrida del pensamiento mágico. Cabe destacar que la nota de referencia no parece confeccionada por encargo (modalidad “publinota”). Está firmada por autor, y posee una voz foránea a la protagónica.
La semiología excluyente de las pseudociencias (en la actualidad), se traduce en el poder de asociación (sinergia) y mutación. Tras la fragmentación de la New Age, el paso al sincretismo posmoderno se transformó en un hecho. Por tanto, no extraña la definición ilógica /anticientífica con que cierra el artículo Tocchettón: define a Medivida como “un grupo de intercambio de enfoques: psicología, yoga, tai chi, nutrición, meditación, acupuntura, bioenergética, ayurveda”. Una “ensalada” de falacias con buen discurso marketinero. Mezcla, mezcla, que algo quedará.
Al explorar un poco en la página web de Medivida encontramos el puntapié inicial de esta gran confusión: “Los más altos estándares de la medicina occidental se fusionan con disciplinas milenarias dando origen a un enfoque médico integral para mejorar la calidad de vida”. El método científico posee 350/400 años de edad. Por ende, el enfoque milenario (acupuntura, bioenergética, etc.), carece de sustento objetivo experimental. De tal forma que el vocablo holístico (integral), del que tanto se jactan sus cultores, no es más que “macaneo posmoderno”.
Pero no desespere, ¡todavía hay más! En el ítem de “enfoque”, Medivida conceptualiza: “especializados en homeopatía, ayurveda, medicina naturista, osteopatía, acupuntura (…) etc. nos permite utilizar en cada situación la terapia más idónea, natural y menos invasiva.
Y si quiere potenciar su enojo, lea esto: “El Primer Centro Integrador de Medicina Occidental y Medicina No Tradicional (Medivida). Recibió el premio que otorgó la Subsecretaría de Desarrollo Económico del gobierno de la Ciudad en la cuarta edición del programa Buenos Aires Emprende. El premio consiste en un Aporte No Reembolsable (ANR) y Asistencia técnica por parte de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, por espacio de 12 meses”.
He confeccionado a través del tiempo, una “metodología académica” para la refutación de las pseudociencias. La utilizo en las distintas cátedras a mi cargo, para aleccionar a los contendientes. A saber: a) argumentación científica / filosófica b) del derecho c) de la ética / deontología d) del humor. Este último sirve para descomprimir el confronto, y predispone quietud balsámica a las neuronas del oponente. En definitiva, para que no se enoje y entre en razón con discreción.
Nada mejor que el animus iocandi, para llamar una vez más a la razón al descarriado. El mejor antídoto contra toda estupidez pseudocientífica, lo tenemos a la mano. De la mano rectora y justiciera del Dr. Tangalanga. Al llamar a un médico que promete cura con apitoxina (veneno de abejas), proclama: “¿Pero no ves que vos estás en la joda?” (SIC). Y el susodicho acepta su culpa.
En fin, las patrañas pseudocientíficas de Clarín embotan. Al tiempo que el pensamiento mágico infecta la cultura. Será cuestión de no hacerse los distraídos, y combatir el macaneo en todos los frentes. ¿Qué no es posible? Todo es posible en el reinado de la mente (de Clarín). Todo es posible en la dimensión desconocida.
Gustavo Contarelli