Con las altas temperaturas volvieron los cortes de energía en numerosas regiones del país. Usuarios de distintos barrios de la Capital, el Gran Buenos Aires y otras provincias están sin luz. El consumo eléctrico a nivel nacional superó este martes la barrera de los 23.000 megavatios.
El ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De Vido, por primera vez, reconoció el dramatismo de la situación y pidió a la población que haga un uso "racional" de la energía mientras perdure la ola de calor.
¿Por qué la Argentina es tan vulnerable?
Si vemos en qué épocas se construyeron las grandes centrales nacionales, entenderemos porqué estamos como estamos.
Yaciretá, la más grande de todas, es de la época de los militares, y se abrió en 1990. Luego, está la porteña Central Costanera, de ciclo combinado; es de 1963. Tiene 50 años de uso.
En tercer lugar, encontramos a la hidroeléctrica Salto Grande, inaugurada en 1979.
Cuarta está otra que aprovecha energía renovable, Piedra del Águila, erigida en 1993.
Quinta, El Chocón, otra hidroeléctrica terminada hace cuarenta años.
Sexta, la Central Puerto de Bs As, termoeléctrica- Es de 1995.
Séptima, la hidroeléctrica Alicurá, es de 1985.
Octava, la central de ciclo combinado de Dock Sud, que es de abril de 2001.
Novena, la central de ciclo combinado de Paraná, también de 2001.
Finalmente, en décimo lugar, entran tres centrales adquiridas por los Kirchner en Alemania. Se encuentran radicadas en Campana (Buenos Aires), Timbúes (Santa Fe) y Pilar (Córdoba).
Se pusieron en funcionamiento en 2008, pero sólo toman gas y lo transforman en energía eléctrica.
Desde hace una década, el gobierno nacional incumplió todas y cada una de las promesas de mejorar la infraestructura y generar más energía.
No se hizo ninguna de las grandes centrales hidroeléctricas del país: Chihuidos (Neuquén), Garabí (Corrientes), Paraná Medio (Santa Fe) y Barrancosa. Cóndor Cliff (Santa Cruz). Sólo se le cambió el nombre a este último proyecto austral, bautizándolo Néstor Kirchner-Jorge Cepernic.
No se hizo ningún gasoducto de envergadura: el del Noreste le iba a llevar fluido a cuatro provincias sin gas natural (Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa) y el gigantesco conducto bolivariano que traería energía desde Venezuela no fue más que un delirio.
No se multiplicaron los aerogeneradores, a pesar de contar Argentina en la Patagonia con uno de los cinco parques de vientos más importantes del mundo.
No se desarrolló tampoco la energía solar, que sigue siendo completamente marginal.
No se terminó nunca Atucha II, a pesar de que se la anunció con bombos y platillos no menos de cuatro veces. Esa segunda central de Lima sigue sin sumar un solo MW al sistema interconectado.
Por último, según estudios realizados por el experto Alietto Guadagni, en la "década ganada" Argentina perdió reservas de petróleo y gas por 330 mil millones de dólares, lo que equivalía a dos deudas externas completas del año 2004.
Néstor y Cristina recibieron superávit energético y generaron en la actualidad un déficit que supera ya los cinco mil millones de dólares.
Permitieron que Repsol y otros gigantes internacionales vacíen los pozos y yacimientos. En lugar de juzgarlos, ahora le van a pagar una indemnización de ocho mil millones de dólares.
Hicieron que el grupo Ezkenazi se quedara con la cuarta parte de YPF sin poner casi un dólar.
El nivel de robo, desidia y desaprensión del kirchnerismo no registra antecedentes en la historia de nuestro país y del planeta entero.
Marcelo López Masia