El incipiente encuentro entre Sergio Massa y el intendente de Merlo, Raúl Othacehé, es la postal más cruda de los límites —o la falta de ellos— dentro de la política vernácula. Podría parecer un hecho partidario más, pero no lo es.
El gesto del titular del Frente Renovador de mostrarse públicamente con uno de los intendentes más cuestionados del conurbano bonaerense, tiene una connotación curiosa. ¿Qué significa esa reunión? ¿Cómo se entiende la versatilidad de Massa para juntarse con personas de opuestas extracciones ideológicas?
Es imposible que el hombre fuerte de Tigre, zona emblemática del conurbano si las hay, desconozca quién es Othacehé, hombre de violentos métodos que logró permanecer a flote desde hace 23 años en la intendencia de Merlo gracias a sus polémicos procederes.
Allí recaló en 1991 y fue reelecto durante seis períodos consecutivos. Su gestión tuvo una sola interrupción, entre 1999 y 2002, cuando se tomó licencia para ocupar el cargo de ministro de Gobierno del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf.
Según testimonios de ex empleados municipales publicados hace unos años por diario Perfil, Othacehé ejerce la violencia incluso con sus propios militantes. “Al principio, era un tipo con el que te podías sentar a tomar un café y visitaba los barrios; después, se empezó a alejar de la gente y a maltratar a los militantes”, ejemplifica Gustavo Menéndez, quien trabajó con él durante los primeros años de su mandato como director de Tierras y Viviendas y, ahora, lidera el partido opositor Grande Merlo.
Pero no es la única acusación que enfrenta: el nepotismo supo acompañar toda su gestión. Su mujer Mónica Susana Arnaldi, con quien está casado desde hace 37 años, fue diputada nacional y hoy es concejala en Merlo y preside el Consejo Municipal de la Mujer. Su cuñada, Adriana Vera, es la presidenta del Concejo Deliberante. Arnaldi y Othacehé tuvieron cuatro hijos varones, dos de los cuales se dedican a la política local. El más grande, Martín Alfredo, es abogado y concejal, aunque de perfil bajo. Es, además, el secretario académico de la nueva Universidad Nacional del Oeste (UNO). Le siguen Hernán Patricio y Guillermo Raúl, quienes no se abocaron a la vida política, a diferencia de su hermano menor, Pablo Ignacio, quien es el secretario de la Juventud local.
Según la periodista María O’Donnell —autora del libro “El aparato”—, Othacehé fue miembro de Cadena, una agrupación de extrema derecha antisemita, y la rama local del Movimiento Nacionalista Tacuara, otra organización de las mismas características, en la que también participaba Rodolfo Galimberti, amigo íntimo del hombre fuerte de Merlo, al que conoció en el Club Atlético San Antonio de Padua, donde jugaban al rugby.
En 1973, se recibió de abogado y abrió un estudio jurídico en dicha localidad, que aún hoy se encuentra en actividad. Su especialidad en derecho penal y su posterior designación como juez penal en el Departamento Judicial de Morón, puesto que no aceptó para continuar con su actividad en el Partido Justicialista, le permitieron cosechar amistades en ese ámbito.
“No es casual que todas las causas caigan en la fiscalías 5 y 6 de Morón, que son un agujero negro de la Justicia donde él posee amistades”, plantea Victoria Donda.
Finalmente, un punto sensible se da a través de su patrimonio del cual no hay registro alguno dado que no hay acceso a su declaración jurada. No obstante ello, vecinos y conocidos consultados repiten lo mismo: que su enriquecimiento fue abismal.
¿Puede desconocer estos antecedentes Massa? ¿Le sirve para su construcción política aliarse con una persona tan cuestionada? ¿Le sirve a la sociedad que esa alianza exista?
Si el líder del Frente Renovador intenta dar una señal de depuración de la política, no ha hecho la mejor elección. Si lo que busca es otra cosa, a lo mejor sí haya tomado una decisión acertada. Solo él lo sabe, aunque mientras tanto quedará flotando una pregunta en el aire: ¿Adónde se dirige Massa?
Christian Sanz y Carlos Forte