En un claro apoyo a los polémicos dichos del secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, la Presidenta anunció anoche por cadena nacional fuertes cambios al proyecto de reforma del Código Procesal Penal, que desde hoy comenzará a debatir el Congreso. Aunque sorprendió con la incorporación de mayor dureza hacia los extranjeros que cometan delitos y la prisión preventiva para los delincuentes en casos que provoquen "conmoción social".
El nuevo código contemplará la expulsión del país para los extranjeros que sean sorprendidos "in fraganti" cuando cometen un delito y dispondrá que "no podrán volver a ingresar al país por 15 años y si lo hacen, serán juzgados por ese delito".
Vale destacar que Berni había planteado la necesidad de expulsar a los extranjeros que delinquen, lo que le valió críticas de los sectores más progresistas del kirchnerismo. Sin embargo, ayer salió fortalecido.
Sin embargo, esta jugada, muy oportuna electoralmente por cierto, podría ser solo una fachada.
Para Nelson Durisotti, coordinador del mapa del delito porteño, esta una idea que seduce a la opinión pública aunque es sólo una fachada. “El secretario de Seguridad debiera estar al tanto de que hay mafias organizadas en el mundo, que se instalan en los países con leyes más laxas. Si modificamos la ley de migraciones a su antojo, ¿Qué logramos? El resultado sería un incremento de delincuentes extranjeros en el país. Hoy son 10 mil, con su propuesta se quintuplicaría el penoso padrón. Pensar en la deportación como pena máxima es sinónimo de sobreseimiento para cualquier criminal”, expresó.
“En su país de origen no tendría condena ni pena alguna. ¿Alguien que cometiera una violación en Recoleta sería juzgado en su país de origen? No, es inviable. Ninguna nación juzga un delito que excede su Jurisdicción”, remarcó.
“Un extranjero que delinque en el país tiene que ser juzgado bajo nuestro régimen penal y por jueces argentinos”, indicó Durisotti y no que sean beneficiados con una expulsión sin juicio.
“Lo que propone Berni resulta fascinante para la gente, los vecinos están a favor. Muchos cuando se les explica esta postura, igual prefieren la expulsión para no mantenerlos presos en nuestras cárceles. Argumento comprensible, pero que convertirá a la Argentina en un territorio propicio para extranjeros con intenciones de delinquir”, agregó.
“Supongamos que el delincuente expulsado no puede volver al país. ¿Uno menos? No. Su baja punibilidad sólo generará un atractivo para otros de su calaña. ¿Menos delitos? No, porque se lo deportará con el delito ya cometido”, añadió.