Por primera vez, desde que soy ombudsman de Tribuna de Periodistas, me ocurrió algo como lo que me sucedió esta semana.
Una lectora se quejó por una nota de mi autoría que a su vez respondía a la queja de otro lector. Una situación enmarañada, pero que no deja de ser interesante.
Todo empezó el pasado 8 de enero, cuando Alexis Montefiore, periodista que escribe en este portal, decidió escribir un artículo titulado “Brancatelli, el periodista K más odiado de la TV”.
La nota, a mi gusto llena de subjetividades, derivó en la queja de varios lectores de TDP. Elegí al azar una de todas las cartas que me llegaron —correspondiente al lector Juan Bruno— y avancé en mi columna, la cual titulé “En defensa de Brancatelli”.
Allí expuse que los improperios proferidos por el autor de la nota cuestionada violaban el punto 1.7 del apartado “Principios éticos” del Manual de Estilo de TDP. Allí se asegura que “los artículos que produzca y emita no acepta frases que puedan constituir ofensas o insultos deliberados a los particulares ni a las autoridades constitucionales”.
La argumentación va aún más allá de ese simple cuestionamiento, este portal es ejemplo de honestidad e independencia y ese tipo de artículos periodísticos le restan credibilidad. No los necesita, y así se lo hice saber al autor, Alexis Montefiore.
El tema parecía terminado y finiquitado, pero resucitó ante la misiva de una nueva lectora, Catalina Mellibovsky, quien cuestionó mi defensa:
Ante todo le aclaro que estoy en contra de los mensajes que contienen insultos o descalificaciones peyorativas. Pero disiento con algunas expresiones suyas: si bien Brancatelli es docente en la Universidad, no tiene título universitario, ya que es estudiante de la universidad de Lomas de Zamora. Tengo 77 años y en las dos carreras universitarias que cursé, los profesores esperaban a estar recibidos para dictar cátedra.
Por otra parte, he visto la actuación de su "defendido" en el programa Intratables varias veces y no lo escuché exponer ninguna idea. Se limita a "tapar" con gritos las exposiciones de otros panelistas en lugar de refutarlas con argumentos sólidos.
Transforma las discusiones (intercambio de ideas) en peleas. Si así piensa ejercer cargos en el próximo gobierno creo que no va por buen camino. Muchos argentinos estamos cansados de los gritos de los candidatos del gobierno y de la oposición.
Como siempre, comenzaré por agradecer a Catalina por escribirme, admito que recibo con mucha alegría todos los mensajes que me hacen llegar semanalmente.
Luego, quiero decir que jamás mencioné el tema de que Brancatelli pudiera ser o no docente. Eso surge de la carta del lector Bruno.
Es atendible lo demás que menciona Catalina, Brancatelli es difícil de entender e incluso de tolerar, pero ello no es motivo para insultarlo a través de una nota supuestamente periodística.
Insisto en mencionar nuestro Manual de Estilo, particularmente el punto 1.9 que asegura que las noticias que publica este portal “son formadoras de opinión, por medio de informaciones y hechos comprobados que presentan, pero son también espacios informativos que nos obligan a una permanente autoevaluación sobre la manera en la que cumplimos con nuestra función social y sobre los correctivos que tenemos que aplicar —siempre que sea necesario— para hacerlo de la mejor forma posible”.
No voy a volver a pronunciarme sobre este tema, creo que he sido bastante claro. Respeto lo que dice la lectora Catalina, pero no lo comparto.
Le agradezco que me haya escrito y le pido a los lectores que quieran contactarme que me escriban a ombudsman@periodicotribuna.com.ar. Buena semana para todos.