Invito a hacer el siguiente ejercicio mental. Pensemos groso modo cuántas personas civiles y policías murieron en Argentina, en los últimos tiempos, a manos de delincuentes en ocasión de robo.
Pensemos, luego, cuantos delincuentes murieron, por supuesto en Argentina, en los últimos tiempos, a manos de la persona asaltada y/o robada.
Pensemos, finalmente, en el debate que hoy se está dando en la sociedad y los medios argentinos por el caso del médico que mató a un delincuente que intentó robarle.
Seguramente todos hemos escuchado esa maravillosa obra de Discepolo, "Cambalache"; y todos hemos de coincidir en que hemos escuchado decir que su letra es cada vez más actual.
Sin embargo, creo que no. En honor a la verdad parecería que el genial "Discepolín" se quedó corto. Especialmente en el párrafo que dice "Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor. Ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor. Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao..."
Ciertamente, parecería que hoy tienen más derecho los delincuentes que la gente honesta, y que desde hace mucho tiempo se ha desvirtuado la idea de "derechos humanos". Y es que en Argentina, por defecto, tenemos la tendencia de mezclar las cosas, o ajustarlas según nuestra conveniencia.
He aquí un gran error. El de confundir los "derechos de los delincuentes" con los derechos humanos. No es lo mismo, porque sencillamente no son lo mismo un delincuente que una persona honesta. No tienen absolutamente nada que ver los derechos humanos con los derechos de los delincuentes. Son dos cosas totalmente distintas.
Volviendo al caso puntual —el del médico— disparador de este debate, pensemos por un minuto. ¿Fue el médico quien generó el hecho o el delincuente? Claramente, quien generó el conflicto fue el delincuente. En segundo lugar ¿Cree usted que el médico hubiese querido pasar por esa situación o hubiese preferido evitarla? Seguramente ni el médico, ni nadie quiere pasar por ese momento. Más allá de eso ¿Cómo cree usted que se siente el médico después de haber matado al delincuente? Pero no solo eso. Porque lo peor es que si hubiese sido al revés, el delincuente no solo no tendría ningún tipo de remordimiento por haber matado a su víctima, sino que además se regodearía y lo contaría como una hazaña a sus amigos. Y esto último no es suposición, es así.
El caso es que la Fiscal parece entender lo contrario. Para la Fiscal, parecería ser que quien buscó la situación fue el médico, que no hacía más que volver a su casa después de un día de trabajo.
Increíblemente, para la Fiscal hay dudas ¿cómo puede haber dudas? Hay dudas porque nos han colonizado. Y con la colonización nos han quitado nuestros derechos. De a poco, durante años, todos los días nos han obligado a discutir lo que no debe ser discutido. Así junto con nuestros derechos nos están quitando la vida. Derechos y vida van de la mano. Sin derechos no hay vida posible. En silencio seguimos marchamos hacia el matadero. Cada tanto le toca a otro. Y en silencio seguimos estando.
Hoy, la letra de "Cambalache" debería decir: "Resulta que tiene más derechos el delincuente que un generoso, médico, o gran profesor. Nada es igual, todo es peor, los ignorantes nos han superado".
Decididamente, algo —la justicia, siempre la justicia— no funciona bien en nuestro país, o mejor dicho, funciona muy mal.