Enrique Santos Discépolo dijo alguna vez: “Este país tiene que salir de gira”. El creador de “Cambalache” quería que la Nación completa dejara estas tierras y montara una compañía de circo para mostrar su increíble realidad en teatros del mundo entero, ya que nadie podría dar crédito a lo que aquí ocurre de manera cotidiana.
Desde hace un par de semanas, permanecen prófugos dos personajes claves de la llamada “mafia de los contenedores”.
Se trata de Néstor "turco" Frega, un colaborador estrecho del detenido empresario Carlos Oldemar Barreiro Laborda, y Claudio “mono” Minnicelli, ex cuñado de Julio De Vido y “tercero” en la práctica en el manejo de la Aduana capitaneada por Juan José Gómez Centurión.
Ambos “escapados” formaban parte de una verdadera asociación ilícita que intentaba liberar cientos de contenedores parados en los muelles argentinos por presentar serias irregularidades.
Lo increíble es que la organización fue denunciada en agosto de este año por la propia ministra de Seguridad quién con su presentación motivó el inmediato desplazamiento de su cargo en la DGA de Gómez Centurión.
Patricia Bullrich se había hecho eco de una acusación anónima que incluía a los citados Frega y Minnicelli.
La causa no quiso ser investigada por el Juez Federal Ariel Lijo, quién actualmente intenta girarla al fuero penal económico a pesar de una cerrada oposición del fiscal interviniente, Guillermo Marijuán, quién pide que continúen las medidas y no se detenga una pesquisa que involucra posibles coimas por cientos de millones de dólares.
Sin embargo, cuando se creían a salvo de todo, los integrantes de la banda tuvieron una muy mala noticia: una causa iniciada en el juzgado del doctor Marcelo Aguinsky, basada en escuchas legales ordenadas por la ex OJOTA, terminó con la orden de detención de una decena de los posibles delincuentes. A esta altura, la pregunta se cae de madura.
Si la Bullrich denunció a los coimeros y sabía perfectamente quienes eran: ¿Por qué no se dispuso sobre ellos un seguimiento con el fin de que no se les escaparan?
Llama la atención que la ministra que pudo detener en menos de un año a los hermanos Lanatta, a Schillaci, a Monchi Cantero, del cartel de Los Monos, a Marcelo Salomón, lavador del mismo cartel, a Ibar Pérez Corradi, a Jorge Cuello, contador de Lázaro Báez y a Marcelo Mallo, el organizador de Hinchadas Unidas, repentinamente haya perdido toda expertise y se maneje de manera tan amateur.
¿Alguien está buscando al “mono” y al “turco” o prefieren que ambos no cuenten quienes son los verdaderos jefes del contrabando en la Argentina?
En estas tierras impera como ley tácita una “omertá” mafiosa por la cual todos los funcionarios kirchneristas se excusan a la hora de declarar y presentan escritos porque saben que en poco tiempo sus casos se habrán olvidado. Algo similar ocurre con el macrismo.
Desde “Cambiemos” suponen que la gilada no recordará nada y que sólo hay que "desensillar hasta que aclare".
“Cuando la temperatura baje, ya no pasará nada”, dicen con entusiasmo, cinismo y no poca razón.
Eso fue lo que hicieron con el ex militar carapintada, al que suspendieron tras haberlo denunciado. Ocho semanas más tarde, lo repusieron sin dramas aunque jamás la justicia lo haya sobreseído o dictado siquiera su falta de mérito.
“Este país tiene que salir de gira” nos recuerda Discepolín, quién intentó suicidarse varias veces agobiado por la realidad nacional.
Mono, quedate tranquilo. Esperá unos días más. Total, nadie te busca. Hacé la gran "Gómez Centurión". Vos, fumá.