Un evento poco común se reportó el último fin de semana, en la función de la obra de teatro "Toc Toc" (que versa sobre los Trastornos Obsesivos Compulsivos), la multipremiada pieza del dramaturgo francés Laurent Baffie, que se destaca en la cartelera porteña en su octava temporada. El domingo 22 de abril, al finalizar el espectáculo de marras, las actrices (Laura Azcurra, Natacha Córdoba y Gimena Riestra) saludaron al público con un pañuelo verde, símbolo del activismo pro despenalización y legalización del aborto en nuetro país.
Fue entonces que una espectadora del público se sintió agraviada en su moral, se levantó en medio de la sala y culpó furiosa a los responsables del suceso: “¡Los voy a denunciar, están haciendo apología del delito, el aborto está penado por la ley y ustedes no pueden hacer apología del delito! En el centro del escándalo, la mujer, se acercó a la boletería y exigió la devolución del importe de la entrada. Por su parte, dos de los integrantes del elenco, salieron a defender esta “teatralización” política, redoblando la puesta en una secuencia provocadora: Mauricio Dayub y Azcurra, reivindicaron los pañuelos verdes y su liturgia a manera de tribuna de doctrina.
Asistimos a la manipulación política del mismo acto creativo. El teatro – la gran mascarada –, es utilizado como montaje y opereta en la batalla cultural. Reducen la manifestación del arte al atrezzo, como simple mercancía ideológica. Desnaturalizan la creación. Es el teatro de la impostura intelectual. No obstante, Azcurra fue más allá. Ajena al producto cultural exhibido, su protagónico no lo jugó sobre tablas, lo sostuvo en las redes sociales filtrando su mesianismo al cual adscriben ciertos actores del medio: “el equipo y el elenco de Toc Toc, apoya y acompaña a las @actrices.argentinas a la impostergable existencia de la ley del aborto en la Argentina”.
Con todo, manipuló su rol de actriz para impulsar la “grieta de la bioética”, la grieta del aborto. Dato sugestivo: el universo de actores que arremeten hoy de progresistas, no aportaron estas teatralizaciones en tiempos del kirchnerismo – el cual como todos sabemos–, desalentó siempre el debate del aborto, y que ahora enarbolan como propio. De hecho, en los 8 años de gobierno, la actual senadora, Cristina Fernández (CFK), frenó el debate de un proyecto de Juliana Di Tullio (otrora jefa del bloque del FpV en Diputados), y lo cajoneó vergonzosamente. Ahora CFK, parecería que se alista en el cambio. Paradojas del peronismo y su panquequismo. ¿Si esto no es ideología populista, el populismo dónde está?
No adhiero a la autorreferencia, pero es conducente e ilustra. Por mi formación de librepensador y escéptico metodológico, sostengo la misma tesis desde que abordé la bioética como asignatura de posgrado en la universidad (FLACSO): estoy a favor de la libre elección de las personas (Pro- Choice); la libertad de conciencia de la mujer y su derecho sobre su propio cuerpo, que incluye obviamente la posibilidad de la interrupción del embarazo. Es más, el derecho de la mujer prevalece por sobre el del varón en la decisión capital. Pero tomar posición clara (a favor o en contra, sería lo mismo para el caso ser Pro- Choice o Pro -Life), de un tema tan caro de conciencia y representarlo como crédito final en un espectáculo es ilógico e inmoral. Aquí y ahora, se usó el arte para instalar y confundir. Así, ¿qué mensaje se lleva el público de la obra de teatro vista? ¿Qué los artistas populistas tienen todos los TOC que se describen en la obra?
Algo similar ocurrió cuando vi la pieza “Edipo Rey” y la actriz Alejandra Darín (reconocida aplaudidora kirchnerista) – a la sazón, presidente de la Asociación Argentina de Actores /por casualidad «La Triple A» –, en el saludo final, salió a reclamar por un mapuche marginal, violento, improductivo y epifenómeno, que no respetó él y sus secuaces, la Constitución de la Nación Argentina, el Estado de Derecho y sus leyes, que se ahogó por sumersión y el accionar negligente de su pandilla. La ciencia médica y las pericias así concluyeron. Punto final. La señora Darín jamás pidió perdón y quedaron patentes las patrañas de esa puesta en escena. ¡Bien posmoderno y “berreta” la estética jugada! Con todo, se exponen a un problema ajeno al arte que dicen representar. El genial Jorge Luis Borges llamaría a esta paradoja, “Una suerte de inocencia del mal”.
En fin, el lugar del debate es el Congreso con sus representantes. Es la lógica y el desarrollo de una república democrática y moderna. Respetuosa de los derechos humanos de todos y todas. El anarquismo epistémico atrasa. El pensamiento mágico no es parte del desarrollo de los pueblos. Y pongo la vara bien alta: ¿el temor al conocimiento, lleva a los artistas a ser manipulados por los grupos antisistemas –relativistas-falseadores de la cultura, para los cuales todo vale?
El escándalo populista de los pañuelos verdes. El lugar del debate es el Congreso como en toda República civilizada. El anarquismo teatral atrasa. El teatro es un hecho creativo, no debe expresar contradicciones de su fin mismo.
Sebastián Blutrach (Foto). Productor de la obra "Toc Toc": "Los artistas son influenciables como cualquier ciudadano”.
Tribuna de Periodistas pidió la palabra del productor de la obra “Toc Toc”, Sebastián Blutrach, gestor cultural y teatrista.
– ¿Su opinión sobre el incidente en la obra de teatro que Ud. produce?
–Gustavo, los artistas son influenciables como cualquier ciudadano, y como todos, tiene derecho a expresarse. En el caso puntual de “Toc Toc” salen en el tercer saludo con un pañuelo que es símbolo de la despenalización del aborto, donde piden educación sexual, métodos anticonceptivos y legalidad para disminuir la cantidad de muertes por prácticas ilegales. Nadie practica un discurso y baja línea durante la obra ni en los saludos, sólo se deja expresada una postura en un momento de debate social que se da obviamente en el Congreso y donde diversos colectivos se expresan, entre ellas un grupo de actrices que son más o menos 400; con un pañuelo en el cuello que se colocan recién en el tercer acto sin manifestar ningún discurso. Lamento profundamente que el país viva este nivel de crispación donde no se pueda respetar la postura y la militancia sobre las ideas, sin faltarle el respeto independientemente que piense como piense. La señora que disparó este caso se equivoca, cuando dice que es apología de delito, ya que se pide la despenalización del aborto; nadie está a favor del aborto y el debate está abierto. Quieran o no es un debate social. Que se pueda llegar a una decisión colectiva beneficiando a la mayoría ciudadana, con especialistas sobre el tema.