El ministro de Economía, Martín Guzmán y el Presidente Alberto Fernández parecen estar focalizados sólo en la deuda que el país les debe a los acreedores externos. Sin embargo como dijimos hace unos días, la deuda en cabeza del sector privado alcanza a unos 16.000 millones dólares y los empresarios no saben si podrán contar con las divisas o con el acceso al financiamiento necesario para poder cumplir con sus obligaciones.

También hablábamos de la deuda bajo jurisdicción nacional nominada en moneda extranjera. Y luego también mencionamos la catarata de demandas que enfrenta el país en los tribunales extranjeros y las que podría afrontar si es que no se llega a un acuerdo con el total de los acreedores del exterior.

La mala praxis de administraciones anteriores en los procesos de estatización. Tampoco se sabe cuál será la suerte de la monumental deuda con el FMI -principal acreedor de la Argentina, ni tampoco con el Club de París, al cual se le dejó de pagar.

Tanto en la estatización de YPF como en el supuesto arreglo con el Club de París, estuvo la mano del actual gobernador bonaerense Axel Kicillof quien por aquellos días amenazaba con que Repsol le iba a tener que pagar a la Argentina por la estatización.

Nada de eso ocurrió porque Kicillof y CFK le pagaron a Repsol, el doble de lo que valía YPF y dejaron abierta una demanda del accionista de aquel momento -el grupo Eskenazi-, que luego vendió al fondo de inversión Burford quien es el que actualmente lidera el reclamo judicial por unos 4.500 millones de dólares.

Pero hay más deuda. Aquella que emitieron las provincias y algunas ciudades en moneda extranjera que junto con los efectos económicos de la pandemia, van a provocar muchas dificultades.

El Tesoro nacional ya tuvo que asistir y rescatar a varios estados del interior. Incluso la pantomima del precio del barril de crudo criollo esconde un salvataje para los estados productores de hidrocarburos porque la deuda que tienen esas provincias cuenta con garantía de las regalías petroleras.

La agencia Moody’s señala en un informe un panorama sombrío para muchas provincias y municipios por la caída de ingresos derivados de los factores combinados de deuda y pandemia.

Moody’s advierte que “la severa contracción económica de Argentina afectará los ingresos ya débiles de los gobiernos locales y regionales y un mayor riesgo de refinanciamiento conducirá a negociaciones de reestructuración de la deuda de mercado.

Las medidas de la cuarentena en respuesta al brote de COVID-19 intensificarán la recesión económica de Argentina, lo que provocará una fuerte caída de la recaudación fiscal a nivel local y regional y un aumento de las dificultades crediticias existentes”.

El lapidario informe de Moody’s señala que “los diferenciales (riesgo país) muy elevados, hacen que el refinanciamiento de la deuda en los mercados internacionales sea prohibitivo para los emisores argentinos. Además, los descalces de moneda extranjera, la reducción de los ingresos y una posición de liquidez ya comprometida limitarán en gran medida la asequibilidad de la deuda y harán que las provincias inicien negociaciones de reestructuración”.