Ya sea por la pandemia, por el banderazo, por el fracaso en la negociación de la deuda o bien por el revés judicial frente al tema Vicentin, el presidente Alberto Fernández se vio obligado a interrumpir su actividad pública y buscar refugio en Olivos, bajo prescripción médica.
Si bien es un recurso habitualmente utilizado por los políticos frente a duros traspiés en sus gestiones, lo cierto es que en esta oportunidad, AF decidió utilizarlo aún cuando apenas lleva 6 meses de gestión. Lo cierto es que a todas las apuestas que desplegó AF en la gran ruleta política, le cantaron “cero”.
Lo curioso es que todas las apuestas fueron autoría de AF y no puede alegar que fueron sus aliados de la coalición gobernante quienes “sugirieron” esas iniciativas. Peor aún, el propio presidente salió a defender a capa y espada cada uno de esas iniciativas que tuvieron por brazos ejecutores a gente de distinto origen.
El empecinamiento en el manejo de la deuda, lo tuvo a Guzmán como cabeza visible, un hombre de su propio entramado aunque de buenos lazos con CFK. La pandemia con el ministro González García lo arrojó al fuego de los 100 días de cuarentena sin avance alguno y transitando ahora, el momento más complicado de la crisis sanitaria.
El caso Vicentin con un frustrado intento por intervenir la compañía motorizado por La Cámpora al amparo de CFK. Nada de ello salió bien y mucho menos la actividad económica que entró en un barranco de la mano de una cuarentena tan extensa como innecesaria.
Todo el mundo sabía que el foco del Covid-19 tenía como epicentro a las villas miserias por el hacinamiento y por la falta de cloacas y agua potable, uno de los principales focos del virus. El gobierno pretendió ignorar los avisos por aquello de “no estigmatizar la pobreza” y siguió empecinado en su campaña de atacar a la ciudad de Buenos Aires, tildando como irresponsables a los runners y a todos los habitantes de la capital.
La realidad se ocupó de poner las cosas en su lugar y salvo en las villas miserias tanto en la CABA como en el GBA, los únicos focos del virus se produjeron en esos asentamientos irregulares. Fueron los políticos con sus actos demagógicos los que provocaron y permitieron durante décadas, esas ocupaciones ilegales sobre terrenos fiscales.
Hoy es la pandemia, pero podría haber sido un incendio o bien un cataclismo. Ahora, le llegó el tiempo de poner en fila a su tropa, modificar su gabinete, muy desgastado y sobre todo ordenar sus ideas.