Leemos en el diario La Nación del 15 de junio del 2008 en una nota de Fabiola Czubaj:
“Más de 1100 pruebas están ya disponibles para ‘bucear’ en los 30.000 genes de nuestro organismo en busca de indicios o certezas sobre la herencia o la predisposición a sufrir enfermedades. Esta capacidad predictiva de la genética es la que en los últimos dos años les abrió camino a una lista cada vez más abultada de empresas que aseguran poder “ver el futuro” en una muestra de ADN obtenida en la tranquilidad del hogar y enviada por correo.
“Así, sin intermediarios y con una tarjeta de crédito con límite suficiente para satisfacer la curiosidad humana —ofrecen secuenciar el genoma personal completo por 350.000 dólares o analizar un gen por 100 dólares—, se puede acceder vía Internet no sólo a un perfil de riesgo cardíaco, respiratorio, nutricional y hasta oncológico, sino también a recomendaciones conocidas para mejorar la calidad de vida o, más peligrosas, como el uso de suplementos o medicamentos.
“Si bien el mercado de estos tests está creciendo rápidamente, con una ganancia de 730 millones de dólares el año pasado y un crecimiento anual del 20 %, no existe evidencia de que puedan proporcionar información clínica útil. Hay muy pocos controles regulatorios y aún menos pruebas científicas de su efectividad’, afirman la periodista Jeanne Lenzer y la investigadora Shannon Brownlee, de la Fundación Nueva América, en Washington, Estados Unidos.
“Ambas publicaron en abril último en la revista British Medical Journal los resultados de un estudio sobre la validez científica de la información proporcionada por estas empresas con sede en los Estados Unidos, Europa y hasta en Islandia que, a través de la página Web o la venta libre, envían por correo un kit con un cuestionario e instrucciones para obtener, en general, una muestra de saliva de la boca a través de un hisopado, o bien un cabello o una muestra de sangre.
“Como en una película de investigación criminal, el comprador coloca la muestra en un recipiente plástico para enviarlo por correo. A las dos a cuatro semanas, recibirá una clave para acceder a su perfil de riesgo genético con detalles del futuro de su salud.
“Pero, ¿cuán ciertos serán esos resultados en una persona sana que elige hacerse un test genético sin indicación médica? La mayoría de las 27 empresas que ofrecen este servicio en Internet, según su relevamiento publicado en febrero en Nature Biotechnology, aseguran que una nueva tecnología les permite conocer –sin arriesgar un porcentaje de certeza – lo que los laboratorios de análisis genéticos de prestigio y las sociedades científicas consideran que es lo que la medicina personalizada podría ofrecer en el futuro.”
Según mi opinión, esto ciertamente huele a puro oráculo. Sólo faltaría la presencia de una pitonisa como la del famoso Oráculo de Delfos, sentada en un trípode, para ser consultada acerca de nuestro ADN con el fin de que nos indique la ruta a seguir en nuestra vida conociendo de antemano el mal que nos acecha. En otras palabras, cual “maldición genética” heredada o suscitada sobre la marcha de nuestra vida, habría que conocerla anticipadamente con el fin de esquivarla.
No voy a negar que nuestro plan genético encierra buena parte del futuro de nuestra vida en materia de salud, de capacidad intelectual, tendencias vocacionales, aptitudes para determinadas actividades: políticas, deportivas, artísticas, religiosas, científicas, filosóficas y... por desgracia también ciertas tendencias criminales además de deficiencias psicosomáticas; pero... ¡paremos la mano! ¡No exageremos la nota! Pues según el artículo citado, de lo que se dice allí a las pseudociencias, hay un solo paso.
No nos olvidemos de la educación, de las reformas de nuestras tendencias malsanas que nos pueden enderezar para que en nuestra posteridad seamos, si no santos, al menos mejores que si sólo hiciéramos caso de nuestros instintos innatos.
El ácido desoxirribonucleico (ADN) con sus componentes: adenina, timina, citosina y guanina... sin olvidar a los recientemente sospechados snips, produce a lo largo de una organización de un nuevo ser pasando por varias etapas: fetal, diferenciación de órganos, formación del esqueleto, crecimiento... tanto en un enorme elefante como en una diminuta musaraña... entre millones de formas vivientes, entre ellas los vegetales, desde una bacteria hasta un corpulento ombú de las pampas argentinas; sin olvidar nuestro “enmarañado” ultracomplejo cerebro que piensa, razona y produce civilización, tecnología y trata de explicarse a sí mismo.
Esas malas artes, al principio señaladas en el artículo periodístico del matutino, nos alertan acerca de que las pseudociencias pululan en todos los ámbitos, solapadamente, haciéndose pasar por auténticos conocimientos.
¡Cuidado! No caigamos en sus redes, ilustrémonos con tratados serios sobre el tema y consultemos a los que saben. Nuestro organismo en salud, nos estará sumamente agradecido.
Si duda la genética posee proyecciones extraordinarias para el futuro, incluso perfeccionar la especie humana, y no merece ser manoseada por gente inescrupulosa.
Ladislao Vadas