El juicio que se le sigue al dueño de boliche "Pinar de Rocha", Daniel Bellini, por el supuesto crimen de su mujer, Morena Pearson, quien en 2008 murió de un balazo en la cabeza dentro de la casa que tenía la pareja en Morón, se reanudará mañana martes cuando comiencen los alegatos de las partes.
Fuentes judiciales informaron que la audiencia comenzará a las 10, con el alegato de los fiscales Adrián Flores y Marcelo Varona Quintian, tras el cual será el turno del abogado del particular damnificado, Pablo Dobantón.
Luego, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Morón, a cargo del debate, pasará a un cuarto intermedio hasta el lunes 23 de mayo, cuando será el alegato de la defensa de Bellini, compuesta por los letrados Roberto Babington, Mario Di Caprio y Raquel Hermida Leyenda.
Sería relevante recordar que durante el juicio la fiscalía nunca logró presentar pruebas fehacientes como para acreditar que la muerte de Pearson se trató de un "homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego", tal cual le imputan al hoy preso Bellini.
Al contrario de lo que sostienen los fiscales Flores y Varona Quintian, los peritajes demostraron que se trató de "un suicidio de manual".
En tal sentido, en una de las últimas audiencias del debate, Oscar Roca, guardaespaldas de Pearson, reveló que la víctima le había anunciado que se iba a suicidar y en una oportunidad le exhibió la bala con la que se iba a "volar la cabeza".
La única evidencia, si puede considerársela como tal, son los mensajes de texto que Morena envió a dos de sus amigos, uno de los cuales, dirigido a Iván Tellnow —ex bailarín de "Pinar de Rocha" y amigo de Morena y de Bellini—, decía: "Me separé de Dani porque cree que estoy con vos (…) Me quiere matar". ¿Es suficiente evidencia para imputar por un crimen a una persona?
Según la versión de Bellini, en la casa donde convivían con la hija de dos años de ambos, ubicada a
Luego, cuando regresó a su casa, minutos antes de la 6 de la madrugada, encontró a Morena tirada en el vestidor de la habitación sobre un charco de sangre, con un tiro en la cabeza y una pistola abajo de su pierna derecha. Para reforzar la estrategia de Bellini, los peritajes efectuados a su persona demostraron que no tenía rastros de pólvora en sus manos.
Quien se encargó de instalar las sospechas sobre el dueño de Pinar de Rocha fue el fiscal de Morón a cargo de la instrucción, Matías Rappazzo, quien a pesar de los peritajes realizados rechazó la hipótesis de que se había tratado de un suicidio y comenzó a sospechar de Bellini.
Los peritajes
Existen dos peritajes: uno de parte y otro de Gendarmería Nacional que demuestran que, por la trayectoria de la bala y el lugar donde apareció la vaina (dentro de una zapatilla) Morena debió ingresar al vestidor, sentarse con las piernas cruzadas y dispararse en la sien derecha.
Si a eso se agregan las grabaciones que fueron ofrecidas a
“Este periodista intentó contactarse con Francisco Pearson, padre de la fallecida, para ofrecerle la desinteresada colaboración a efectos de esclarecer el supuesto crimen de su hija, pero insólitamente este no quiso aceptarla. Su abogado, Pablo Dobanton, tampoco se mostró interesado; eso sí, resultó llamativo que, a la hora de explicar sendas negativas, los argumentos de ambos fueron totalmente contradictorios.
Luego de escuchar el contenido de las grabaciones, fue fácil entender por qué. Allí, el progenitor de Morena da cuenta de una serie de situaciones que lo comprometen en la muerte de su hija, no porque la haya asesinado él, sino porque se aseguró de ocultar que esta había tenido anteriores intentos de suicidio y una reveladora historia clínica que dejaba al descubierto un pasado de bulimia, anorexia y profunda depresión.
De la misma manera, Francisco Pearson menciona en sus conversaciones la idea de extorsionar al recluido Bellini y el alivio por la afortunada aparición de un arma de fuego que había desaparecido en su propia casa. Respecto a este último punto, cabe preguntarse: ¿por qué tanto interés en encontrar un revolver en su hogar si ante
Las conversaciones contenidas en el CD son harto elocuentes y, por ese motivo, fueron entregadas a
Si a lo mencionado se agrega que Morena tenía problemas de bulimia desde los 14 años –tal y como lo asegura su oculta historia clínica—, los indicios contra Bellini terminan de caer por completo.
En el documento que el padre de la fallecida intentó esconder a
No es Bellini una carmelita descalza ni mucho menos. Realmente su pasado no es el de un hombre ejemplar; sin embargo, el hecho de querer endilgarle un crimen que no ha cometido es de una injusticia imperdonable.
Algo que solo puede caber en la cabeza de un fiscal tan particular como Rapazzo.
Carlos Forte