Pese a que Jorge Lanata insertó a Horacio Verbitsky en Página/12 y que solían ser buenos colegas caracterizados por su visión crítica hacia el menemismo, desde que el kirchnerismo se metió en medio de esa relación, nada volvió a ser igual entre ambos.
Todo comenzó luego de las declaraciones del ministro de Interior, Florencio Randazzo, al dar los datos del escrutinio definitivo de las elecciones primarias del 14 de agosto, donde aprovechó para embestir una vez más contra los medios por haber señalado las dudas de los comicios ante las irregularidades en los telegramas.
Un día después, Verbitsky publicó un artículo en Página/12 titulado “Vienen por más”. Allí, el escriba refrendó las declaraciones de Randazzo y terminó con un último párrafo que llamó la atención de Lanata: “La reacción altiva y prepotente ante los duros datos que disiparon sus ilusiones preanuncia que seguirán en la misma tónica que los condujo al callejón sin salida en el que se encerraron. Con el mismo método obtendrán idénticos resultados, tal vez con una mayor diferencia, dado el hartazgo que producen con su incapacidad crónica de advertir la realidad. Si vienen por más, es muy posible que lo encuentren. Sigan así.”
“Soy de Sarandí, eso en mi barrio se llama ‘amenaza”, dijo Lanata un día después en A Dos Voces. “Les traje la columna de Verbitsky impresa porque no compré el diario, demasiado pago de impuestos, no le quiero dar más plata al Estado”, expresó. Luego ironizó: “propongo que directamente expropien Clarín y La Nación y se lo den a Electroingeniería, así se ven entre ellos”.
Acto seguido, Verbitsky respondió a los dichos de Lanata en otro artículo publicado ayer, en Página, donde indicó que creer que la columna "Vienen por más" es una amenaza personal "requiere una sobredosis de interés en sí mismo”, y prosiguió, “como la que impresionó al embajador de Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, en mayo de 2008. Un despacho enviado por Wayne a su gobierno sostiene que Lanata y su entonces socio, el ex juez Gabriel Cavallo, pidieron la intercesión de Wayne para que las empresas multinacionales de ese origen dieran apoyo económico al diario Crítica de la Argentina, porque el gobierno supuestamente lo perseguía”, refiriéndose a los datos extraídos del libro de Santiago O’Donnell, Argenleaks, los cables de Wikileaks sobre la Argentina.
Hoy, Lanata volvió a responderle a Verbitsky a través de Libre: “El periodista de Página/12 Santiago O´Donnell publicó hace unos días Argenleaks, los cables de Wikileaks sobre la Argentina… el libro presenta serias deficiencias en su edición: el autor elige ordenar los cables con el criterio de la guía de teléfono: de la A a la Z. Así, importan los personajes —como en el catálogo de Caras— pero no los hechos que se relatan. El orden alfabético tiene, sin embargo, algo bueno; es aleatorio, el libro puede abrirse en cualquier lado y soporta, claro, cualquier lectura. Ayer hizo eso con Argenleaks Horacio Verbitsky; buscó la letra “ele” y transcribió un cable que da cuenta de un encuentro que el ex juez federal Gabriel Cavallo y yo tuvimos en la embajada americana en Buenos Aires, sitio ‘libre de humo’ por lo que se comprenderá lo breve de mi visita.”
“… Comentamos allí nuestra preocupación por una frase de Néstor Kirchner que nos llegó a través de uno de sus amigos cercanos. ‘Lo voy a fundir’, había dicho el presidente, lo que no resultaba más tranquilizador. Verbitsky, molesto por mi reacción al desplante de Randazzo a los medios después de las primarias, refritó el libro de O`Donnell.”
“Leyeron de Argenleaks lo que quisieron leer: ‘Lanata y Clarín’, pero olvidaron otras letras”, dijo el columnista de Libre, refiriéndose por ejemplo a la “R”, en la página 297, donde la embajada sostiene que el ministro Florencio Randazzo jugaba a dos puntas durante la crisis de la 125.
En la “M” (página 241): “La familia argentina promedio va a apoyar a un gobierno que le provea lo necesario para tener una parrillada una vez por semana, comprar ropa dos veces por año y salir de vacaciones a la playa. ¡Es así de simple y nosotros lo estamos logrando!”
O tal vez en la “B” (página 56): “A lo largo de la reunión Boudou se describió a sí mismo como descaradamente pro estadounidense y aseguro que los Estados Unidos son el lugar donde le gusta pasar sus vacaciones, pero agrego que tenía que tener cuidado de hacerlo con bajo perfil público. Boudou dijo que en invierno le gusta esquiar en Aspen y surfear en San Diego”.
Lanata luego se pregunta por qué olvidó O’Donnell, también columnista de Página, de agregar un cable de Wikileaks correspondiente a la letra “V”, de Verbitsky. “Curioso, si se toma en cuenta que el CELS, presidido por su compañero de Página/12 recibe dinero por parte de la Coalición por la Corte Penal Internacional, la Foundation of Donor Advised Funds, la fundación Ford, la inter-american Foundation, el international Human Rights Internship Program, la Kellog Foundation, la National Endowment for Democracy, New tactics in Human Rights by the Center for Victims of Torture, el Open Society Institute, el premio GAYLOR, The Jhon Merck Fund, The Tinker Foundation, The Williams F. Kerby and Robert S. Potter Fund, TIDES- CIAT (Coalicion Internacional de Activistas en Tratamiento), la American University (Estados Unidos) y el Center for Justice and Internacional Law —CEJIL —, todos ellos de los Estados Unidos”, remató.
Habrá que ver así, si Lanata consiguió quedarse con la última palabra, o si la batalla de las columnas con duras acusaciones seguirá el curso que viene tomando hasta ahora.
Equipo de Actualidad de Tribuna de Periodistas