A pocas horas de consumada la cumbre del G-20, la canciller alemana Angela Merkel, sentenció "Probablemente haga falta una década para que estemos mejor", refiriéndose al tiempo que se estima ha de tardar Europa para iniciar su proceso de recuperación de la crisis.
La clave del problema, es que durante décadas, los países más grandes del viejo continente, han realizado gastos muy por encima de sus ingresos reales, aunque en las cuentas públicas todo parecía funcionar de maravillas.
Sobre este punto podría pensarse que “cualquier similitud con la Argentina actual es pura coincidencia”. ¿Lo es?
En ese contexto entonces, ¿no sonaría demasiado incoherente que si la gestión de Cristina Fernández incurrió en idéntica política de dilapidación de fondos públicos practicando la contabilidad creativa para que no se note, tantos medios hayan publicado que el presidente de Francia Nicolás Sarkozy, le dijo entre risas al presidente de los EE UU Barack Obama “Tenemos una lección que aprender”? A esto Obama habría sugerido seguir el ejemplo.
Sarkozy y Obama, ¿serán locos, estúpidos o hábiles manipuladores de las debilidades ajenas?
Parecería que ninguna de las dos primeras opciones, en virtud de lo cual, ¿no cabría suponer que el mencionado comentario nunca existió y la traducción fue adulterada como tantas otras cosas se adulteran en las altas esferas del poder para perjuicio de los gobernados o beneficio de los poderosos?
Sin embargo, supongamos que realmente existió el mencionado comentario, ¿podría interpretarse más como una ironía o una estudiada manipulación de la vanidad exacerbada evidenciada siempre por la primera mandataria argentina a efectos de preparar el terreno para conseguir su apoyo en torno a planes estratégicos sobre terceros países cuyos recursos sean de utilidad para las grandes potencias?
¿Ya nadie recuerda cuando hace apenas un mes, EE UU votaba por 2da vez en contra de que le otorguen créditos a la Argentina?
¿Nadie recuerda cuantas veces Obama ignoró a Cristina en cumbres de presidentes?
¿Nadie recuerda ya la foto trucada de Cristina con Fidel Castro?
¿Nadie recuerda el episodio del avión estadounidense detenido con todo su cargamento aquí y la negativa caprichosa del gobierno local a devolver lo que no le perteneció jamás?
¿Nadie recuerda que hace pocos meses Barack Obama visitó varios países latinoamericanos y se negó a pisar suelo argentino?
¿Nadie recuerda que hace muy pocos días, los gurúes de Wall Street pronosticaron que conforme ven el panorama económico de Argentina, el país no tiene más opción que recurrir nuevamente a los mercados internacionales en busca de créditos para financiar su déficit?
Teniendo en cuenta el estilo de la presidente, parecería altamente probable que en la entrevista con Obama, le haya dedicado una cátedra magistral sobre cómo debe administrar los Estados Unidos de América. Y hasta quizás el mandatario haya quedado impresionado por su verborragia.
Ahora bien, otra posibilidad en la que podría pensarse es en que tampoco les resulte a Obama, Sarkozy y otros mandatarios del primer mundo, comprender cabalmente cómo, lo hipotéticamente más improbable se hizo realidad. Entonces, ¿se referirían acaso a la necesidad de aprender cómo hizo Cristina para ganar por el 54% de los votos las últimas elecciones presidenciales?
Otra versión que ocupó las primeras planas de la mayoría de los medios en los últimos días fue que Obama pidió reunirse con Cristina.
Considerando todo lo antedicho y la situación económica real de la Argentina a juzgar por las fuertes medidas aplicadas, ¿la historia no podría haber sido al revés?
¿Aceptó el gobierno norteamericano sostener la versión a cambio de obtener ciertos favores del gobierno argentino?
Si Obama realmente pidió reunirse con la presidente, ¿no sería para presionar ciertos cumplimientos que no se estuvieron llevando a cabo desde el país, desobedeciendo fallos de tribunales internacionales?
¿Suena creíble a esta altura la expresión de Obama “Cristina es una amiga”, en medio de una sonrisa descollante y un fuerte apretón de manos luego de que la pusiera en ridículo frente al mundo hace unos años cuando la dejó con la mano extendida y siguió de largo para saludar a otro de sus pares?
¿Por qué los medios que se dicen opositores, en lugar de utilizar recursos como el análisis (o el silencio cuando no deseen confrontar), se prestan al juego de publicar versiones 100% oficiales?
Lamentablemente, si algo caracteriza al periodismo local de nuestros días es el abrumador antagonismo de versiones sobre un mismo hecho, cualquiera sea la temática.
¿Complicidad o negligencia?
Parecería que ciertamente, el miedo nunca es tonto, aunque sí suele hacer lucir al que lo experimenta, bastante incoherente.
Nidia G. Osimani