He leído la versión del discurso de la presidente en Cannes. Las expresiones que encierran el mensaje que, pareciera ser, consideró de mayor importancia pueden resumirse por razones de espacio en:
“¡Quién me habría visto de mis épocas universitarias ahora! O sea lo que estoy proponiendo es volver al capitalismo en serio, porque esto que estamos viviendo, señores, no es capitalismo. Esto es un anarco-capitalismo financiero total, donde nadie controla a nadie. (Aplausos)”
Yo soy fanática de la Realpolitik y sé dónde se deciden las cosas y dónde se adoptan las decisiones. Si quienes lideran el mundo, porque han querido liderarlo también además, no dan soluciones claras y concretas sobre el sistema de regulación financiera, si solamente siguen apuntando a controlar a ver en qué gasta cada país las cosas pero no controlan qué hace cada banco de inversión, en lo que hace cada calificadora, en lo que hace cada movimiento de Bolsa.
“Por eso nosotros estamos sosteniendo que el verdadero problema es la falta de regulación de los mercados financieros en el mundo.”
Sería importante que alguien del entorno con real capacidad pedagógica, que pueda dominar el reflejo condicionado del aplauso obsecuente, le explique a su referente que el capitalismo es, como su nombre lo indica, la preeminencia del factor capital sobre los otros factores de la producción (naturaleza y trabajo) e incluso sobre el eje coordinador qué es el empresariado.
Cuando afirma que quiere volver al capitalismo en serio, debería aclarar a cuál se refiere. Tal vez al original con la explotación intensiva de mujeres y de menores en las fábricas textiles o en las minas de carbón. O al del uso de esclavos en los algodonales. O al que organiza conflictos armados cuando hay razones económicas que lo ameriten. O al capitalismo financiero que permite aprovecharse de la desesperación de los deudores que tienen que entregar su vivienda a precio vil porque en tiempos inflacionarios les indexan el valor de la hipoteca.
Cuando se refiere a la falta de regulación de los mercados financieros choca con su afirmación de saber dónde se deciden las cosas y dónde se adoptan las decisiones. Los mercados financieros no carecen de regulación, operan de acuerdo a las necesidades de “quienes lideran el mundo”. Casi todos quienes aplaudieron la denuncia sobre el anarco-capitalismo han sido ubicados en sus cargos por los titulares de un sistema donde, según la oradora, “nadie controla a nadie”.
Hace escuchar su queja respecto a que los líderes “no dan soluciones claras y concretas sobre el sistema de regulación financiera, si solamente siguen apuntando a controlar a ver en qué gasta cada país las cosas pero no controlan qué hace cada banco de inversión, en lo que hace cada calificadora, en lo que hace cada movimiento de Bolsa” sugiere regular “también el mercado financiero en cuánto va a invertir, a quiénes va a financiar, cómo vamos a financiar, en qué condiciones. A quiénes vamos a financiar.”
Lo que propone la mandataria es algo que se asemeja a otro tipo de capitalismo, el de Estado. Es de recordar que ese capitalismo dominó a la Unión Soviética hasta su desintegración. Es el mismo que ahoga a Cuba. En esos casos, en especial en la URSS, el control total produjo mediante la corrupción administrativa la aparición, luego de la caída de las restricciones, de una serie de supermillonarios generados curiosamente durante el imperio del comunismo.
Por de pronto queda como pista que, en la medida de sus posibilidades, ella controlará qué hace cada Banco de inversión, cada calificadora, cada movimiento de Bolsa, en qué se va a invertir, a quienes y cómo se va a financiar. El discurso ha servido para eliminar dudas, si es que quedaba alguna.
No quiero ocuparme del resto de la alocución para no se me acuse de ensañarme, pero quiero señalar algunas frases que llenaron de admiración a los escuchas:
“Es tan humillante morirse de hambre como morirse por no tener una aspirina o no tener una vacuna.” “Por ejemplo, es muy importante comer porque si no uno se muere. Ahora también, si uno no cuenta con tecnología y con remedios, también se muere.”
Supongo que debe recordar que si uno come, tiene tecnología, remedios y decenas de millones blanqueados, también se muere. Tal vez se quiso referir a la injusticia de una utópica redistribución de la riqueza, pero ella está en las mejores condiciones para dar hasta que duela, como decía la Madre Teresa.
“Ustedes creen que no hay gente que gana miles de fortunas con esos movimientos sin hacer absolutamente nada, solamente sentado en un escritorio y manejando una computadora.”
Creo que de regreso a sus naciones los asistentes se habrán sentido incómodos sentados a su escritorio y manejando su computadora.
“he encomendado al señor ministro de Agricultura y a todo el sector de Infraestructura y lo he charlado también con los productores y el sector empresario, que la tarea de irrigación es fundamental para prevenir la sequía,”.
Creo que su entorno debió avisarle que los asistentes tenían un nivel intelectual superior al que acostumbra a adoctrinar. Sugiéranle que abandone la primera persona, en algo más de cuarenta párrafos, usó 19 yo, 16 creo, 13 nosotros, etc.
Que evite la dispersión del “Con esto quería finalizar, discúlpenme yo soy un poco... cuando hablo... Están todos mirándome como si hubiera... pero es un poco los que me conocen... me apasionan los temas, me interesan los temas, nada me es indiferente.”
Como argentino me molesta que una persona que recibió la adhesión del 40% de los ciudadanos empadronados haga y diga todo lo necesario para provocar las ironías de Obama y del francés. Es tarea del entorno que dice ayudarla el evitarle y evitarnos los papelones. Para eso les pagan, perdón, les pagamos.
Es una lástima que por su promoción del capitalismo, por razones obvias, tuvo que dejar de lado temas tales como el narcotráfico, la trata de personas, el lavado de dinero, la explotación minera descontrolada, el ataque al equilibrio ecológico, la ausencia de una verdadera moneda de reserva, etc., asuntos que pueden obviarse hasta la próxima reunión.
Ignacio Beltrán
ignaciopbeltran@gmail.com