"No sé lo que va a pasar, porque a mí no me habla. Me llama por temas de gestión, le dejo informes y después decide ella". La frase pertenece a uno de los miembros del Gabinete nacional y refleja la incertidumbre que provoca el creciente hermetismo de la Presidenta en el propio Gobierno.
Se entiende que así sea, porque se aproximan días cargados de definiciones y Cristina Kirchner está empeñada en guardar los secretos hasta último momento. Por eso, las filtraciones sobre la composición del Gabinete que asumirá el 10 de diciembre parecen destinadas a despistar a propios y extraños.
Mientras tanto, la jefa de Estado pone a prueba la "lealtad" de sus funcionarios, sabiendo que la indefinición altera los nervios de más de uno. Lo sufrió en carne propia días atrás Amado Boudou, quien fue tildado de "concheto de Puerto Madero" en una frase de la Presidenta que, algunos dicen, no tuvo tanto de broma.
Justamente, la sucesión de Boudou en el Ministerio de Economía es la que más incógnita genera, no por los nombres que se mencionan para el cargo, sino porque el designado tomará la nave en medio de la tormenta que se abate sobre la economía de los países centrales y se desparrama hacia la periferia.
La jefa de Estado no tendrá margen de error a la hora de la definición: tal vez recuerde el mal paso que dio en 2007 al designar a Martín Lousteau. Y ya se sabe lo que vino después. Por eso, ahora los candidatos al Palacio de Hacienda tienen, sobre todo, demostrada experiencia de gestión.
Uno de ellos es el gobernador de Tucumán, José Alperovich, quien fue ministro de Economía en su provincia y viene de compartir el viaje de la Presidenta a Venezuela, al cual fue invitado a último momento. Su mujer, Beatriz Rojkés, acaba de asumir como presidenta provisional del Senado.
El desembarco del tucumano en Buenos Aires implicaría toda una ingeniería política: el ministro de Salud, Juan Manzur, debería regresar a su provincia para asumir en reemplazo de Alperovich, dado que fue elegido como vicegobernador. Eso dejaría vacante la cartera sanitaria, que pasaría a manos de un funcionario que integra la actual conducción del PAMI.
Los constantes diálogos que mantenía Alperovich con Néstor Kirchner sobre el curso de la economía, en charlas que también abordaban negocios privados, parecería ser la principal carta de presentación del gobernador tucumano ante Cristina.
Otro candidato firme al Ministerio de Economía es el titular del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, un "pingüino" que fue compañero de Kirchner en la escuela secundaria en Santa Cruz y al que en el Gobierno comparan con José Ber Gelbard, el ministro de Juan Domingo Perón, por su condición de autodidacta.
Disgresión al paso
Gelbard fue el arquitecto del único pacto social que se concretó en la Argentina y que reunió en 1973 a la CGT de José Ignacio Rucci con los empresarios, nucleados entonces en la CGE. El objetivo era aplacar las tensiones económicas entre los diferentes sectores para frenar la inflación.
Aquella historia terminó mal, por muchas razones. En la actualidad, el problema es que la Presidenta tiene muy buen diálogo con los empresarios encabezados por José Ignacio de Mendiguren, pero se encuentra visiblemente distanciada de la CGT y especialmente de su líder, Hugo Moyano.
"La Presidenta dice que no es neutral. Bueno, nosotros tampoco somos neutrales", deslizó esta semana uno de los hombres de mayor confianza de Moyano tras la reunión de la Comité Ejecutivo de la CGT.
Hubo, antes de ese encuentro, una versión de renuncia del líder sindical que fue echada a rodar desde su propio entorno, aunque no con su anuencia. ¿Cómo se explica esa situación? Un grupo de gremialistas, entre los que sobresale Pablo Moyano, quieren que el jefe de la CGT rompa lanzas definitivamente con el Gobierno. Y empujan para que eso se concrete el 15 de diciembre, cuando los Camioneros harán un acto masivo en la cancha de Vélez.
El único nexo aceitado que queda entre el Gobierno y Moyano se llama Julio De Vido. El ministro de Planificación viene pisando cada vez más fuerte en la estructura de poder, a tal punto que colocaría a un hombre propio, el chubutense Norberto Yahuar, como el próximo ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Yahuar sucedería así al bonaerense Julián Domínguez, quien fue elegido diputado nacional y será propuesto por el oficialismo para presidir la Cámara baja. Ese puesto queda vacante por la salida del jujeño Eduardo Fellner, que regresa a su provincia para volver a gobernarla después de cuatro años en Buenos Aires.
La reingeniería del poder kirchnerista también tuvo una foto llena de sonrisas esta última semana en el Senado de la Nación, donde coincidieron en la jura el saliente jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, con el ex presidente y actual representante riojano Carlos Menem, un aliado del Gobierno en la Cámara alta.
En el minué del recambio ingresan funcionarios como Nilda Garré y Juan Manuel Abal Medina, aunque ambos tienen garantizada su continuidad. La ministra viene de anotarse una victoria política con la introducción de civiles en la estructura de mando de la Policía bonaerense, tras una larga discusión con el sciolismo.
Todos estos movimientos, propios del sistema de equilibrios en el reparto del poder que necesita cualquier gobierno, dependen de una sola persona, la presidenta de la Nación.
Mariano Spezzapria
NA