Conforme surge de fuentes oficiales, el Gobierno destinará los fondos que ahorre con la quita de subsidios al agua, transporte, luz y gas a hacer obra pública.
Si este fuera el caso, podría decirse entonces que los destinará de manera discrecional, a seguir doblegando voluntades como siempre lo ha hecho gracias al perfil de la clase política y empresaria local.
Tanto la Presidenta como el ministro de planificación Julio De Vido, habrían confirmado al sector empresario de la construcción, que la prioridad de aquí a futuro no será el ahorro sino la inversión.
Al respecto, De Vido dijo hace pocos días que “Se abre una nueva etapa en la que se busca individualizar a quién se subsidia, no para generar ahorro, sino para redistribuir el ingreso, invertir en las comunidades y los sectores más necesitados”, lo que claramente deja en evidencia otro de los objetivos del plan kichnerista, que es el exterminio sistemático de la clase media, bajo el discurso de la redistribución del ingreso, para lograr una clase baja absolutamente fundamentalista y manejable, conformable con planes y asignaciones universales por hijo, y una reducida elite gobernante con todos los privilegios, dinero y poder.
Por su parte la presidente afirmó que “Eliminar los subsidios no implica ahorro para el Estado, sino reorientación de la inversión”, ¿Será por eso que destinan tantos millones al fútbol para todos, empresas deficitarias como Aerolíneas, los medios estatales, productoras de actores adictos al poder, etc.?
Hasta el momento, el ahorro en subsidios ronda los $ 5.000.- millones, aunque el Ejecutivo pretende llevarlo a los $ 20 mil millones y terminar el 2012 con una quita en tal concepto de $ 42 mil millones que se destinaría, según dice, a la obra pública, hasta alcanzar los $ 70 mil millones.
Asimismo, la primera mandataria sostuvo que “aquellos subsidios que se volcaron al consumo interno y que potenciaron el crecimiento ahora los redireccionaremos para que lleguen a todos los sectores que lo necesiten”. ¿La Cámpora? ¿Milagro Sala? ¿Importación de más extranjeros? ¿Más fútbol para todos? ¿Más pauta oficial? ¿Financiamiento de la película de Florencia Kirchner? ¿Reinauguración de las mismas obras 4, 5, 10 veces? ¿Financiamientos millonarios a multinacionales como Pirelli para decir que invierten en el país? ¿Ayudarán nuevamente a la constructora de Madres de Plaza de Mayo? ¿Fondos para Evo Morales luego de la sublevación de hace meses por el combustible en Bolivia? ¿Ayuda “humanitaria” para los conchetos de Puerto Madero?
Por lo visto, nada hay nuevo bajo el sol, y así hasta 2015 y probablemente mucho más allá, porque el lema es harto conocido “vamos por mas”, y eso si que lo han cumplido y seguirán cumpliendo sin dilaciones.
En poco tiempo, cuando el nuevo congreso con mayoría oficialista comience a funcionar, se sancionarán leyes que dejarán perplejo a más de uno y causarán la desesperación de demasiados.
Pero, como siempre, ya será demasiado tarde.
Nidia G. Osimani