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Recuerdos del infierno de 2001, parte II

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AQUEL JUEVES 20
AQUEL JUEVES 20

El jueves 20 de diciembre amaneció soleado. Y la Plaza de Mayo no era ajena a este estado, salvo que estaba cercada de vallas y policías. Por órdenes superiores y verticales, se iba a impedir a cualquier manifestante pisar su empedrado, a cualquier costo y precio. El secretario de Seguridad Interna, Enrique Mathov, había dado instrucciones precisas al jefe de Policía, Comisario Rubén Santos, la noche anterior que hiciera uso de la fuerza represiva puesto que tenía información de que “los manifestantes iban a tomar la Casa de Gobierno”. Esto le pareció ridículo, dado que conocía a estos dos funcionarios, con motivo de haber dado charlas sobre seguridad en una escuela de San Telmo, y confundir deliberadamente a ciudadanos manifestantes con hordas desatadas, era demasiado. Mientras oleadas de saqueos sacudían la Nación a lo largo y a lo ancho, Antonito De la Rúa intentaba disuadir a las FFAA para que acudieran a poner orden y defender a su padre. Haciendo las veces de consejero presidencial, el inefable vástago presidencial intentaba convencerlos de sacar los tanques a la calle.

 

Tamaño dislate dejó boquiabiertos a sus titulares, que con buen tino sugirieron que no confiaban en la lealtad de las tropas a su cargo. De haberle dado crédito, se habría asistido a una versión argenta de los sucesos de Rumania, cuando el malogrado dictador Ceausescu ordenó a las tropas tirar contra la gente levantisca, estos se dieron vuelta y terminaron arrasando primero a su leal Securitate, su horrenda policía secreta, y luego se lo cargaron a él mismo. Obviamente, los tres altos mandos pensaron en este eventual desenlace, y no se dejaron enredar por la locura del entorno.

Pensando en esto, fuiste de nuevo luego de almorzar. Y estaba lleno de policías, de la montada, de la guardia de infantería, con camiones hidrantes y motoqueros azules cabezas de tortuga con Itakas. Todo un amplio muestrario del trinomio represivo compuesto por Antonito-Mathov-Santos, destinado a que ningún alma penetrada en el anillo de hierro que se había tornado el histórico paseo porteño.

Pronto se daría cuenta de la eficacia del operativo, cuando vislumbró que las calles aledañas estaban atiborradas de gente que por más que presionara, se veía impedida de llegar al objetivo, dada la furibunda represión policial. En la Diagonal Julio Roca, en la Roque Sáenz Peña, en Hipólito Irigoyen, en Bolívar y en la Avenida de Mayo, nutridos grupos de manifestantes no podían ni acercarse dada las cargas sostenidas de la Federal. No obstante, cantando “el pueblo no se va”, lejos estaban de amilanarse y emprender la retirada, fluían y refluían chocando una y otra vez contra el cerco de acero. Desplazado hacia la Diagonal Sur, veía como las granadas de gas lacrimógeno ondulaban por sobre las ramas de los árboles para caer en medio de la marejada iracunda, soltando nubes de humo, pero eran devueltas a patadas prontamente. Cerca del monumento a Roca, vio como Vilma Ripoll repartía pedazos de limones para que obturaran la horrible picazón de los ojos causada por los gases. Le pareció buena idea, metió la mano en el bolsillo y se calzó en la boca un pañuelo limpio. A su alrededor, la zarabanda iba y venía, frente a las balas de goma (por ahora), los manifestantes tiraban piedras y cascotes de la obra de la prolongación de la peatonal Perú. Pero luego empezarían a replicar con balas de plomo. En la esquina de Av. De Mayo y Chacabuco, en la entonces sede del banco HSBC, caía víctima de las balas el joven Gustavo Benedetto. Creyendo erróneamente que iban a ser blanco de un ataque, el ex mayor Jorge Varando, jefe de seguridad, instaba a que hicieran fuego a través del ventanal de la entrada como si estuvieran en guerra. “¡Tiren, no sean cagones!”, les gritaba Varando a los guardias privados y policías, que efectuaron 50 disparos en menos de 5 minutos. Uno de ellos perforó la vida de Gustavo, cayendo enfrente en Avenida de Mayo al 600. A unas cuadras de allí, en Avenida Nueve de Julio y Avenida de Mayo, caía con un balazo en el pecho Carlos Almirón, cuando intentaba volver con una columna a la histórica Plaza. Cerca de allí, un grupo de motoqueros la emprendía en oleadas contra las columnas policiales. En este grupo, estaba Gastón Riva, quien también recibió en el tórax un disparo mortal, proveniente de unos policías de civil que se desplazaban un automóvil Polo. Un rato después, unos policías de civil que se bajaron de un Fiat Palio y de una camioneta, provenientes de la zona de Constitución, mataron a balazos a Alberto Márquez y a Diego Lamagna, en las proximidades de la Plaza de la República.

Estas cinco muertes inútiles, sellarían a fuego el destino de Fernando De la Rúa. Pues ya no habría retorno ni vuelta atrás, ni el burdo intento de negocia con el peronismo era viable luego de que las balas de plomo hicieran blanco en personas armadas con puteadas, palos, piedras y cacerolas.

¿Qué estaban defendiendo los Federales que salieron a matar? Eso siempre se lo preguntó, cuando se fue enterando de las 5 muertes a su alrededor. ¿Las instituciones, a Cavallo, a un gobierno ausente de criterio, timorato y alejado de la realidad? ¿Qué papel les cabe a los responsables de haber iniciado la cruenta represión, los mismos que hasta el día de hoy, siguen esquivando el vuelto? De la Rúa, Mathov, Antonito, Santos, dijeron que no tenían conocimiento de estas 5 muertes cuando se produjeron, no creyéndolas posibles cuando les comunicaron que efectivamente, a cuadras de la Rosada, estaban matando gente.

A las 18.30 De la Rúa presentó su renuncia y se fue en helicóptero. Debajo, a pesar de las muertes, seguía el festival del disenso, mientras que en Santa Cruz, el entonces gobernador Néstor Kirchner mandaba a su amigo Rudy Ulloa a que convocara a unos tipejos muy feos y malos para garrotear a unos caceroleros… El mismo que, en mayo de 2003, asumiera la presidencia luego de haber alcanzado el 22,24% de los votos frente al 24, 45% de Carlos Menem, después de que Adolfo Rodríguez Saá saliera eyectado del sillón presidencial, siendo sucedido por Eduardo Duhalde, quien finalmente luego de la matanza del 26 de junio de 2002 en Puente Pueyrredón, convocara a elecciones con el resultado antes mencionado.

Le vino a la mente todo esto, cuando hace un rato vio desde su balcón los fuegos artificiales provenientes de los festejos en Plaza de Mayo, con motivo de la reasunción de Cristina Kirchner… 10 de diciembre, otra vuelta, tan distinta de aquellos 19 y 20 de diciembre de 2001. Tan distantes, ¿o no…?

 

  Fernando Paolella

 
 

9 comentarios Dejá tu comentario

  1. Eso de que iban a tomar la Casa Rosada es verídico. Es más, cuando De la Rúa recién se eleva en el helicóptero, un grupo de 4 hombres entró a los balazos. Dispararon 14 veces, y dos pegaron en la columna de un miembro de la ex-SIDE (padre de mi mejor amigo), y terminó paralítico. El Gobierno en ese momento tapó el hecho, como si no hubiera pasado nada. Hay que animarse y decirlo: FUE UN GOLPE DE ESTADO. Además, hay que diferenciar a los que iban a cacerolear pacíficamente y que obedecían al pie de la letra lo que la policía decía (que esa mañana no eran más de 300 personas) en Plaza de Mayo, y los grupos de choque que intentaron meterse a los bancos y empezaron a los tiros en la 9 de Julio (que provenían casi todos de organizaciones sociales; es decir, fueron rentados). Si no se hace esta diferenciación, quedan como héroes un grupo de anarquistas que salió a chocar contra la policía. Sepan que la policía sigue un procedimiento antes de reprimir. Si te piden que te corras para atrás, y vos puteas al policía y querés hacer dos pasos adelante, jodete si te meten un balazo. En mi opinión, fue un movimiento bastante alevoso el que hicieron, porque después durante la devaluación de Duhalde ni se quejaron (y ahí la pobreza superó el 50 %). Tendría que haber existido una guerra civil, o algún suceso similar, pero apenas si hubo manifestaciones de 300 o 400 personas. ¿Alguna duda?

  2. Coincido con Balbinista, eso fue armado. En mi caso, recuerdo ver los colectivos naranjas juntando gente en una villa de emergencia para llevarla a los lugares de saqueos. Y me pregunto lo mismo: ¿por qué cuando llegó Duhalde y devaluó y metió el "corralón" nadie se quejó? Fue muy sospechoso...

  3. Daniel, "beatiful speech" el tuyo. ¿Los K no se robaron el país? Vienen robando a dos manos desde Santa Cruz y avalaron el afano de Menem que vos tanto defenestrás...yo a Menem siempre lo repudié y a todos los forros como Picheto que vos ahora seguís votando, ¿ya no recordás cuando éstos personajes se desgañitaban defendiendo el modelo menemista? Hay algo que se llama faltar a la verdad, que es lo que la mayoría de los funcionarios de este gobierno hace cuando falsifica las estadísticas oficiales…sólo así pueden decir que transformaron el país, pero con cifras truchas….recen por la soja muchachos yo sé lo que les digo, se viene en picada el precio internacional y encima el clima no está acompañando. No se crean que votaron a una estadista magistral, porque los políticos en este país no son más que una lacra que sabe vivir a costilla de los productores…solo el tiempo es incorruptible y hay que dejar que la historia se decante…después hablamos.

  4. Sacar al Ejército a la calle?. Los milicos no salieron por que no tenían con que salir,si ni siquiera podían cargar Gasoil a los Tanques. Aparte no hay comparación entre la Navidad de Bucarest de 1989 y este quilombo típico de republiqueta bananera. La policía uso balas de plomo por que se les habían agotado las postas de goma y no tenían como reponerlas. Se por excelente fuente, que los disparos desde el Edificio del HSBC fueron ordenados a raíz de que en dicho lugar se encontraba (y se encuentra aun hoy) la Embajada del Estado de Israel, y la seguridad del embajador(miembros del Mossad) no querían líos en el lugar. Y no se olviden que a De la Rua lo voto el 49% de los pelotudos que no qurían saber nada con el Turco ni con el otro payaso de Duhalde. Votaron a una alianza de radicales fracasados y de ladriprogresistas que ahora son kirchneristas.

  5. Daniel: Amigo forista K: ¿Cuando los kirchneristas van a dejar de decir que a la Sra. la votó el ""55% del PAIS" y van a empezar a decir lo que corresponde, que es que obtuvo el 55% DE LOS VOTOS VALIDOS, que no es lo mismo. Porque hay una diferencia entre los 22 millones que serían el 55% del país y los 11 millones que la votaron, no te parece?.De los 28 millones del padrón 17.000.000 millones no votamos a Cristina, no habrá llegado el momento de que hablen con algo de verdad? Por lo menos en los datos que son incuestionables digo, al menos eso no te parece necesario?

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