Cuando entrevisté en la radio al abogado constitucionalista Eduardo Barcesat, prestando atención a sus respuestas mientras releía el flamante libro de Sergio Schoklender. Aunque Barcesat, dijo que no había leído el flamante libro del ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, dijo, sarcásticamente que, seguramente, “es el que iba a sacar contando cómo era el tema de los padres”.
El libro de Schoklender merece un análisis más profundo pero, se nota, que está escrito entre gallos y medianoches, cumple su rol de tirar un par de bombas sin explayarse en detalles, cifras exactas y datos concretos y limpiar sus propias culpas. Inocente, Schoklender evita mencionar los ejes centrales en los cuales está siendo investigado, confiado en que la justicia sea tan burda como el grueso del periodismo argentino. Reinventa, una vez más su pasado, aunque diga verdades como la corrupción en la obra pública, el financiamiento espurio de la política y de las campañas y el cinismo de los dirigentes argentinos. Lo más jugoso de la obra es la relación de las FARC con las Madres y el mito de Hebe de Bonafini, que según el ex Hijo, él fue responsable de agigantarlo como nadie.
Schoklender se ocupa de acostar, sin razón de ser, a personajes que entran y salen del relato como Fernando “Pino” Solanas, la izquierda argentina, Fernando Esteche, Luis D´Elia, Humberto Tumini y otros tantos que no aportan en demasía al libro. Quedan algunos momentos especificados como la relación con su hermano, personajes claves como las mujeres que lo rodean y escándalos públicos en donde el único santo es el protagonista de la historia. En relación con el capítulo dedicado al ex abogado defensor de Hebe de Bonafini, Barcesat dijo que era cierto que él hizo presentaciones judiciales contra el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, como señala Schoklender en su libro. Se trata de otra historia que es verdad para ambas partes pero, de un lado, se trata de un hecho delictivo y del otro, una simple colaboración desinteresada. No es el único caso. Barcesat remarcó que “las denuncias siempre han sido iniciativas de Hebe como la impugnación de la deuda externa argentina” y dijo sentirse “orgulloso de ello”.
“Fui el que hice la querella y después como aparecían posibles ramificaciones decidimos que quedara como abogado de Hebe y de la Fundación y el Dr. Fachad prosiguió sobre esa querella que redacté”. Barcesat no explicó qué temas, puntualmente, podían complicar a Hebe de Bonafini y a la Fundación en relación con la defensa que él desempeñaba. Solo dijo que fue por prudencia porque “cuando hay alguien como hace este hombre que prende el ventilador y salpica para todos lados” era conveniente “dividir funciones”.
Sobre frases puntuales del libro de Schoklender como el financiamiento de la Fundación gracias a su habilidad en el juego y en los casinos, (una lectura sorprendente de su adicción al juego), Barcesat dijo que “siempre he tenido, afortunadamente, mucha distancia de Schoklender (…) y siempre ha habido enfrentamientos, en su momento me excluyó del inicio de la Universidad (…) de modo que no hemos tenido simpatía y la convicción íntima que tiene Hebe es que este hombre nos ha traicionado”. Sobre el supuesto cobro de un millón de pesos por parte del ex jefe de gabinete, Aníbal Fernández, Barcesat se ofuscó y respondió que “esa pelotudez ya la he escuchado varias veces.
Primero, yo no cobraba por atender en la Fundación, lo que había era un lugar de trabajos institucionales que se cerró para evitar suspicacias y se repartía el dinero entre nueve abogados (…) ¿Por qué no le preguntan a Schoklender cuánto cobraba como administrador de la Fundación”. Ante la respuesta del periodista Gasulla de que él dice que cobraba 15 mil pesos mensuales, Barcesat respondió que “los libros dicen 30 mil más lo que se llevó, seguramente, de otra forma”. “Yo cobraba 15 o 20 mil pesos, no recuerdo en este momento”. El conductor de Ahora es Nuestra la Ciudad insistió en que el laboratorio legal, dice Schoklender en su libro, era para atacar a Macri, ante las risas de Barcesat: “Macri era el último capítulo de las iniciativas de ese laboratorio, por supuesto, que estuvo en uno de esos temas pero no era un capítulo importante”.
Sobre el número de desaparecidos, que Schoklender afirma que es un invento de Bonafini, Barcesat dijo que “no es un invento de Hebe y fueron más de 30 mil desaparecidos” y citó un acto militar en donde se mencionaban 30 mil desaparecidos y 15 simpatizantes más.
En el pasado de esa relación que aún pocos entienden, entre el Hijo y la Madre, descansan los puntos salientes de “Sueños Postergados” y una relectura de la política de derechos humanos y de los organismos defensores de los mismos que dará que hablar por varias semanas más.
Luis Gasulla
Twitter: @luisgasulla