Un artículo de diario Ámbito Financiero de hoy destaca que la empresa láctea Almarai Co., del reino de Arabia Saudita, pagó US$ 85 millones para quedarse con la argentina Fondomonte.
Dicha adquisición se enmarca en la política del reino de desterrar de su territorio todo cultivo que requiera un uso intensivo del agua antes de que termine 2016.
“Ergo, el agua argentina se irá en barco rumbo al Golfo Pérsico, pero no en tanques, botellones o botellas, sino transformada en grano que alimentará a las vacas saudíes”, detalla el artículo.
El objetivo de Arabia Saudita, la mayor economía del mundo árabe, es el de reducir la producción local de granos y conservar así su limitada reserva de agua. Por lo que ese gobierno busca concluir el cultivo de cosechas que requieran uso intensivo de agua antes de 2016.
Particularmente, lo venido por Fondomonte son tres campos —ubicados en Entre Rios, Buenos Aires y Córdoba— con una superficie total de 12.000 hectáreas para la producción de maíz y soja.
“El agua de la pampa argentina —convertida en grano para forraje— cruzará el Atlántico para darle de comer a las vacas y las gallinas saudíes. El comunicado de Almarai reconoce que la compra se hizo ‘para garantizar la calidad y la abundancia de alimentos para ganado vacuno y aves de corral’”, señala Ámbito.
En enero de este año, un artículo de José Terenzio adelantaba el interés saudí por los recursos argentinos y el poco interés oficial por defenderlos.
A comienzos de 2011, la presidenta Cristina Fernández emprendió una gira intensa por Medio Oriente con el objetivo de promocionar tierra argentina y petróleo sobre todo a Qatar Y Kuwait.
Tres meses antes, ese país le había anunciado al Gobierno su intención de comprar tierras criollas por US$ 100 millones con el objetivo de abastecerse de alimentos.
“Lo que anima a países como Arabia Saudí, Kuwait o Qatar a realizar negocios con Ucrania o la Argentina es la poca defensa de los recursos que estos países hacen de sus propios recursos. En el caso Argentino, observan como la presidente se rebaja a viajar a Canadá para asegurar los negocios con la empresa Barrick Gold, que está destruyendo (literalmente) la cordillera de Los Andes y que se lleva el 100% del mineral oro y de otros que nuestro país ni siquiera sabe, todo sin pago de regalías mayores al 3%”, resaltaba Terenzio.
Si alguna vez pareció paranoico temer que el mundo desarrollado vendría por el agua argentina, desde ayer hay pensarlo dos veces.
José María González