La alianza Saadi-Cristina Kirchner mostró no la hilacha, sino el ovillo entero y no dejó nada oculto ni por pudor.
Uno de los tantos videos que se difundieron a poco de conocerse la muerte de Luis Alberto Spinetta, lo mostraba al Flaco denostando el proyecto de la minería en Catamarca, a la vez que denunciaba los 600 obradores que piensan abrir las multinacionales —aliadas a Gran Bretaña, vale decirlo— en todo el país.
Catamarca y La Rioja son solo dos de esas avanzadas de las empresas aliadas al kirchnerismo.
El flaco Spinetta no tuvo esa ambigüedad vergonzosa de León Gieco, que alcanzó a decir semanas atrás que la culpa de este avance de la Barrick Gold en la Argentina se debía exclusiva del menemismo, como si desconociese las relaciones carnales de este gobierno con los nuevos conquistadores latinoamericanos.
Si Gieco tuvo necesidad de defender su billetera para que no lo expulsen de la esfera de los artistas oficiales, el fundador de Almendra descubrió una veta que en él no se conocía con tanta profundidad. Sus palabras en defensa de la Madre Tierra, su denuncia contra la contaminación y el hitleriano negocio que proponen las mineras y aceptan los gobiernos provinciales (campo de exterminio para la naturaleza, el agua, las cosechas y los habitantes de las zonas perjudicadas… ¿es o no una forma moderna de nazismo?), fue con tanto fervor que se notó le salía del fondo del alma.
Al unísono que se difundían las imágenes recordatorias de la muerte de Spinetta, la alianza Saadi-Kirchner en Catamarca, lanzó una represión brutal contra los manifestantes que llegó a poner preso a un pibe de trece años.
Los mismos autores, cómplices y encubridores del crimen de María Soledad Morales hace dos décadas, ahora arremeten contra pueblos enteros que manifiestan en defensa de las tierras.
La imagen es imborrable. Golpes brutales y represión a favor de las mineras y los bolsillos de los gobernantes.
Luis Alberto Spinetta puso su voz a favor de los que luchan contra la depredación de la Madre Tierra. Y el homenaje kirchnerista, a horas de la muerte del Flaco, fue palos y balas.
¿Tienen algo más que decir los artistas populares del oficialismo?
Jorge D. Boimvaser